Nueva situación de máxima exigencia para la Real (domingo, 17.00 horas, Anoeta, Gol TV). Tras el escándalo arbitral en Anoeta de hace quince días ante el Zaragoza y la derrota en Murcia, el equipo txuri urdin sólo ha sumado uno de los últimos seis puntos posibles y los rivales por el ascenso se han escapado ligeramente. Y el Hércules es uno de ellos, por lo que la victoria es muy necesaria para los de Lillo. Son tres puntos, sólo tres puntos, pero no ganar supondría un duro golpe para la moral realista. En el partido, además, se pone en juego el golaverage particular, que podría resultar decisivo a final de temporada. Cada partido cuenta. Cada gol también. Y es una nueva oportunidad para que la Real demuestre si tiene lo necesario para dar la alegría que todo el mundo espera el 21 de junio.
Lillo pierde a un jugador, una semana más, por una sanción injusta. Labaka, expulsado por una falta que no existe en el reglamento (intentar dar al balón con la mano) y por una segunda amarilla a todas luces excesiva) no forma parte de la lista de convocados. Vuelve, en cambio, el sancionado de la semana pasada, Moha. En la enfermería sólo quedan los dos jugadores habituales, Díaz de Cerio y Elustondo (que ya ha vuelto a correr, aunque infiltrado). Con este panorama, el técnico realista sólo ha tenido que descartar a un jugador por decisión técnica. Y nadie puede sorprenderse ya a estas alturas de que el elegido haya sido Dramé. Lo que nadie sabe es por qué tipo de juego va a apostar Lillo ante el Hércules, aunque durante la semana ha dejado entrever que la presión al rival será algo más cerca de su propia área.
La baja de Labaka asegura un puesto en el once titular a Mikel González (que regresa después de tres semanas de ausencia en el equipo inicial) y Ansotegi. La duda es si Lillo apostará por una defensa de tres o de cuatro. Castillo jugará en cualquiera de los dos sistemas. En el centro del campo también hay incógnitas. El trivote que viene utilizando Lillo ha sido objeto de críticas. Aranburu es el único de los tres habituales (Diego Rivas y Markel completan esa línea) que tiene un puesto más o menos asegurado. Xabi Prieto también estará, sea por la derecha o por el centro y Abreu arriba. En lo demás puede haber sorpresas de todo tipo. Se ha hablado durante la semana de una dupla de ataque formada por el uruguayo y Necati, que además en algún entrenamiento ha dejado bastantes goles del turco, que todavía busca su primer tanto con la camiseta de la Real.
Una semana más se ha hablado poco del rival. Entre la rueda de prensa en la que Díaz de Cerio habló de su futuro (más que probable lejos de San Sebastián) y las vueltas que se le ha dado al sistema de juego, poco se ha dicho del Hércules. Con el 1-1 de la ida, la Real necesita ganar para poner de su lado el golaverage particular. Con el Zaragoza, el primer rival directo con el que ya se han jugado los dos partidos, está igualado, pero los escasos goles que marca la Real le dan ventaja de momento a los maños. Los de Lillo inician la jornada en la octava posición, a cuatro puntos de la tercera plaza, por lo que habrá que esperar como poco otra semana para meterse en los puestos de ascenso. En esta jornada, el encuentro de Anoeta es el único enfrentamiento directo entre los equipos que luchan por llegar a Primera, lo que hace aún más importante la victoria. De lograrse, la Real empataría a puntos con el Hércules y podría adelantar sólo al Salamanca, que tiene un punto más y recibe al Girona.
La estadística rema de forma indiscutible y rotunda del lado de la Real. Han sido quince los encuentros que el Hércules ha jugado en San Sebastián y todavía no sabe lo que es la victoria. El conjunto txuri urdin ha ganado en once de esos partidos, y los cuatro restantes han finalizado con empate. En Segunda División, los alicantinos sólo consiguieron arrancar un empate a cero en la primera de las cuatro visitas que rindieron a la Real. El resto, victorias locales. De esos partidos, destaca el 9-2 logrado en la temporada 48-49, temporada en la que la Real subió a Primera. En la máxima categoría, de los once encuentros jugados, ocho acabaron con victoria local. Destaca el 6-0 logrado en la temporada 85-86, con un hat trick de López Ufarte, un doblete de Bakero y el tanto restante de Zamora.
Por 2-1 venció la Real en el encuentro de la temporada pasada, que fue el primero que dirigió Lillo en el banquillo txuri urdin. Tras las tres derrotas consecutivas que le costaron el puesto a José Ramón Eizmendi, la Real estaba obligada a ganar. Y eso pesó en el equipo realista, que realizó un mal partido. Las cosas se complicaron cuando, a falta de media hora para el final, se adelantó el Hércules. Y cuando la Real, a falta de juego e ideas, sólo podía poner raza y corazón en el partido, logró la remontada. Empató Delibasic (y lo celebró con dedicatoria a Badiola, que había insinuado que iba a dejarle sin ficha para poder traer a Zigic) y Fran Mérida, en el único tanto que marcó con la camiseta de la Real, logró el tanto del triunfo. Con esa victoria, los de Lillo se colocaron a un punto de la tercera posición.
En la primera vuelta comenzaron las justas (por más que pese que se recuerde) quejas arbitrales de la Real. Labaka adelantó de cabeza al conjunto de Lillo, en una falta botada por Gerardo. A partir de ese momento, el Hércules tomó claramente el mando del partido, pero el equipo txuri urdin se mostró muy seguro atrás, minimizando las ocasiones de gol de los locales. Pero a poco más de diez minutos para el final apareció el colegiado, Hernández Hernández. Pitó un inexistente penalti a Diego Rivas. Lanzó Farinós y lo detuvo Bravo. Pero el árbitro, también sin motivo alguno, decidió que se repetiera el lanzamiento. A la segunda, Farinós no falló. Por la actuación arbitral, a la Real se le fueron dos puntos que tenía en el bolsillo. Fueron los primeros. Por desgracia, no los últimos.
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