Para el asalto a Mendizorroza, Juanma Lillo sólo cuenta ya con dos bajas, las dos que arrastra desde hace ya unos cuantos meses. Durante la semana se especuló con la posibilidad de que Elustondo (que se lesionó precisamente ante el Alavés en la primera vuelta) volviera a la convocatoria, pero el técnico ha preferido esperar y no forzarle demasiado. El centrocampista se queda en casa con Díaz de Cerio y los dos jugadores que el técnico ha descartado por motivos técnicos: Dramé y Carlos Martínez. El primero es un fijo ya en ese apartado y, por lo visto, un caso perdido que agota sus últimos meses en San Sebastián sin que vayamos a verle sobre el césped. El segundo parece haber pagado los platos rotos de la derrota de la semana pasada ante el Hércules. Labaka vuelve a la lista tras su partido de sanción y Agirretxe, que había sufrido un virus esta semana, ha entrado también entre los 18 escogidos.
Los planes de Lillo son, ahora más que nunca, una incógnita. La Real lleva tiempo sin encontrar el camino al gol, y las dos derrotas consecutivas (la primera vez que las suma el técnico realista desde que aterrizó en la Real) han agudizado esa sensación. Lo único que parece claro, al margen de portero y delantero (Bravo y Abreu), es que Castillo y Gerardo estáran sobre el cesped, puesto que no hay recambio para ellos en la convocatoria. Todo lo demás es aventurar demasiado, aunque sus buenos minutos finales ante el Hércules parece que darán un puesto en el once tanto a Marcos (en lugar de un Moha que, a pesar de su trabajo y su lucha, no termina de dar todo lo que se esperaba de él) como, sobre todo, a Sergio (que podría entrar por Agirretxe, dejando a Abreu solo en punta).
Es una jornada peligrosa para la Real porque tiene mucho que perder y poco que ganar. Una derrota e incluso un empate en Mendizorroza cuestionaría seriamente las opciones de ascenso, a pesar de que queda casi toda la segunda vuelta, y eso podría ser un golpe muy duro a una entidad tan castigada como ésta (y a lo que nunca parece fallar en este equipo: la afición). De ganar, la Real sólo podría subir un puesto en la tabla, siempre y cuando el Salamanca no venza en Castellón, en uno de los duelos más interesantes de la jornada, y en el mejor de los casos se quedaría a cuatro puntos del ascenso. Pero ganar es innegociable para seguir soñando. El objetivo del conjunto txuri urdin es aprovechar la fragilidad del Alavés, vigésimo clasificado, en su propia casa. En Mendizorroza no ven una victoria de los suyos desde el 23 de noviembre y han sumado sólo seis de los últimos 27 puntos en juego.
De Vitoria la Real suele sacar puntos históricamente, pero no en sus visitas más recientes. Seis de los últimos ocho encuentros jugados en Mendizorroza han acabado con el triunfo del Alavés. Sin embargo, de los 16 partidos disputados allí, el conjunto txuri urdin ha ganado nada menos que seis y empatado otro más. Es decir, que ha sacado puntos casi la mitad de las veces que ha viajado a Vitoria. En Segunda División, la Real venció en los tres primeros partidos que jugó en la capital alavesa y perdió los dos siguientes. En Primera la estadística es algo más favorable al Alavés, que ganó seis de los once enfrentamientos. La victoria más abultada de la Real en campo alavesista se produjo en la temporada 39-40, en la categoría de plata, con un contundente 0-6, con cuatro goles de Terán. Aquel año, no obstante, la Real no pudo superar la fase de ascenso y tuvo que permanecer un año más en Segunda.
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En el recuerdo de todos estará para siempre el partido de la temporada pasada. La Real se presentó en Vitoria en la penúltima jornada de Liga para apuntular sus opciones de volver a Primera. Díaz de Cerio adelantó al equipo txuri urdin. Tras el empate alavesista, Delibasic anotó el 1-2. Ese debió ser el gol del ascenso, puesto que tanto Sporting como Málaga estaban fallando. La afición, desplazada masivamente a Vitoria, lo estaba celebrando ya. El Alavés no inquietaba la portería de Asier Riesgo en ninguna de sus jugadas. Se llegó al minuto 90 con el partido controlado. Quizá más controlado que ningún otro en toda la temporada. Y entonces llegó lo inexplicable. El Alavés anotó dos goles en el descuento y acuchilló la certeza que todos los realistas tenían tres minutos antes de que sólo faltaba una semana para el ascenso. Aquel día el corazón txuri urdin sufrió uno de los varapalos más dolorosos de su casi centenaria historia.
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En la primera vuelta, el Alavés sacó un punto de Anoeta. No lo mereció, pero ya se sabe que los goles no se merecen sino que se marcan. Se adelantó la Real a los 13 segundos de partidos, gracias a un tanto de Sergio, el segundo de la temporada. Ir por delante en el marcador permitió a los de Lillo hacer una muy buena primera parte, entre lo mejor de la presente campaña. Pero no anotó el 2-0, no mató el partido (un mal que vene acompañando a este equipo desde el comienzo) y permitió que el Alavés aprovechara un fallo defensivo para empatar, uno de los pocos fallos que tienen los defensas realistas. A partir de ese momento, y a pesar de la merma que supuso para su juego ofensivo la lesión de Elustondo, la Real buscó el 2-1, pero no lo encontró. A eso ayudó el árbitro, que se comió dos penaltis en el área alavesista.
1 comentario:
Esta semana para verlo por internet fastidiado no?.
así que transistor online en mano para seguir al equipo, y dar el empujón para sacar los tres puntos.
Que tal un 0-3.
Aupa erreala
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