sábado, febrero 14, 2009

MURCIA 2 - REAL SOCIEDAD 0. Desastre

Un desastre. Eso es lo que saca la Real de Murcia. En todo. Porque hoy el equipo txuri urdin ha cosechado la derrota más dura de la temporada (que podría incluso superar la de Sevilla, aunque sigue siendo la única victoria que ha logrado el filial sevillista en lo que llevamos de temporada; cada gol que reciben los chavales sevillistas en una puñalada en el corazón txuri urdin) y la más abultada (y es sólo un 2-0, por mirar el lado positivo). Porque el juego ha sido horrible, inexplicable con los jugadores que hay en el campo. Este equipo tiene mucha más capacidad de hacer cosas en el campo, pero no la ofrece. No genera fútbol, y ocasiones las justas. La raza que tiene el equipo en casi todas las ocasiones hoy se ha quedado en San Sebastián. Y, para no variar, el arbitraje ha sido calamitoso y, a la espera de ver los resúmenes de un partido más que no se televisa, muy perjudicial para la Real. Todo ha sido durísimo hoy para la Real. Su juego, su partido y los demás encuentros. Mal día.

Lillo no sorprendió demasiado con su alineación. La ausencia de Abreu se justifica, aunque no lo hizo el técnico en la posterior rueda de prensa, en el partido internacional que ha jugado esta semana y no haber compartido ningún entrenamiento con el equipo. Necati fue titular, y eso, a pesar del argumento para no colocar de titular al uruguayo, no habrá gustado a todo el mundo. El turco lanzó un balón al larguero. Arrastra un gafe, ya dificilísimo de explicar sólo en la mala suerte, que le impide estrenarse como goleador en el equipo txuri urdin. Luego tuvo un par de ocasiones más, pero malos controles le impidieron que se concretaran en lanzamientos a puerta. Es necesario algo más. Mucho más. Una Real como ésta, segura casi siempre en la defensa, no puede permitirse el lujo de llevar menos de un gol por partido de media. Porque es ahí donde se puede escapar el ascenso.

El resto del equipo fue más o menos el esperado. Mikel González se quedó en el banquillo, y siendo como es el mejor central del equipo, esa puede ser la mayor sorpresa del once titular de hoy. Pero jugará la semana que viene, puesto que Labaka fue expulsado (y luego volveré sobre esa expulsión). Los centrales fueron quienes más posesión de balón tuvieron. Como ya sucedió hace una semana, ante el Zaragoza en Anoeta, Labaka y Ansotegi se pasaron el balón en demasiadas ocasiones sin encontrar una solución, y la salida de balón fue en demasiadas ocasiones una patada a seguir. El trivote planteado en el centro del campo no consigue ser el inicio del fútbol ofensivo. No lo ha conseguido hoy ni en demasiados partidos. Si Elustondo no está para volver todavía, quizá sea hora de mirar al Sanse y dar la alternativa a un Illarramendi que esta semana ha aparecido en la prensa vizcaína como objeto de deseo del Athletic.

Marcos y Xabi Prieto tampoco han sido capaces de crear jugadas de ataque, y parece que pusieron fin a su estado de gracia en el partido que se jugó hace quince días en Valencia ante el Levante. Pero ahí Lillo hoy pareció atado de pies y manos. La baja de Moha le dejó sin alternativas en la banda izquierda y el discreto nivel de Estrada a lo largo de la temporada tampoco da mucho margen en la derecha. Los laterales tampoco ayudaron demasiado, y sigo pensando que la lucha de Carlos Martínez tiene un hueco, sobre todo en partidos como el de hoy, en los que el equipo sale con una gran empanada. El Murcia no tuvo tampoco muchas opciones de gol, pero el clásico arreón final del equipo local fue lo que le dio el triunfo. Abultado a todas luces, gracias a un gol de rebote en la última jugada en el encuentro. Pero no se puede considerar injusta la derrota, ni mucho menos. Lo que parecía imposible, por fútbol, era que hoy ganara la Real. "Si empatamos a cero no pasa nada", dijo Lillo, que recordó alguna ocasión realista sin demasiado convencimiento. "Si es la pauta, sí me preocupa", dijo.

El juego de la Real hoy ha sido malo. Muy malo. Y ha faltado espíritu. Por eso no se puede equiparar lo que sucedió hace una semana con lo sucedido hoy, ni por magnitud ni por claridad de los hechos. Pero es también innegable que, en una semana en la que Anoeta dejó salir toda su rabia, en la que el presidente del club se ha quejado ante el máximo responsable arbitral, hoy el arbitraje queda también en la duda más razonable. Agirretxe marcó un gol. Como no hay televisión, a esta hora es imposible saber si estaba en fuera de juego o no. Pero parece que no. Como poco se trata de una jugada dudosa. Y ante la duda se supone que no se marca fuera de juego. Pero con la Real se marca. Me acuerdo del Castellón, o del Albacete. Labaka resultó expulsado con dos tarjetas de chiste, la primera por intentar marcar un gol con la mano. Antes incluso de sacar la segunda, le dice el árbitro, en la enésima falta de respeto, "tú a la calle". Aunque al minuto siguiente un malísimo árbitro llamado Hevia Obras también dejó injustamente con diez al Murcia, es gracioso recordar que en la ida salió un jugador lesionado, Xabi Prieto, y no hubo expulsiones. Y me acuerdo, por descontado, de Díaz de Cerio. Los arbitrajes a la Real son de chiste. Son muy malos. ¿Y algo más? Qué difícil es pensar lo contrario.

Lillo ha querido dejar claro en la rueda de prensa, no como excusa pero sí como un hecho innegable, que el estado de ánimo en que quedó el equipo tras lo de la semana pasada, pudo pasar factura en el desarrollo del partido de hoy. Y no es un argumento banal. Al contrario, sería un error obviarlo. Todos sabemos que con los buenos resultados todo parece más fácil. Si a la Real no le dejan conseguir esos resultados, los nervios crecerán. La presión será mucho mayor. Porque cada partido se convertirá en una final, en un larguísimo periodo de cuatro meses, que es lo que queda para que finalice la competición. Se equivocan quienes creen que un mal arbitraje se puede contabilizar sólo en una ficticia clasificación en base a goles, penaltis y tarjetas rojas. El estado de ánimo lo generan muchas cosas. Los resultados y el nivel de juego contribuye. Y los arbitrajes también. Hoy a la Real le ha pesado todo. Y ha jugado un encuentro horrible. Un desastre a todos los niveles sin nada que rescatar. Por esta y por otras causas, que todas tienen que ser analizadas.

La Real se queda a cuatro puntos del ascenso, la misma distancia que le separa del segundo puesto. Si mañana vence el Xerez, se escapará nada menos que a diez puntos. Y es el próximo rival que visita Anoeta. Quedando lo que queda para el final del campeonato, el partido contra el líder es ya una final. No cabe afrontarlo de otra forma, y más después del bajo nivel mostrado hoy por el equipo. Y si tenemos en cuenta que todo parece estar en contra de la Real (y cuando digo todo, es exactamente lo que quiero decir: todo), lo que es imprescindible es que los jugadores den la cara en los más de noventa minutos que dura un encuentro. Está demostrado que en esta Segunda División de ínfimo nivel es necesaria una concentración total. Hoy el equipo no ha respondido. No ha estado a la altura de una afición incansable, que el pasado sábado dijo basta a los atropellos que está sufriendo el equipo y que hoy, como en todos los campos de la categoría, se ha dejado ver. Es necesario más.

2 comentarios:

cityground dijo...

Otra decepción, estoy ya cansado de los planteamientos tan racanos de Lillo, así nos va con tantos empates, hay que arriesgar mas si queremos ascender, estamos a 4 del ascenso y Xerez y Tenerife se escapan, si no ganamos al Hercules este domingo nos podemos ir despidiendo porque los de arriba se han puesto las pilas.

Lo de los últimos minutos es de chiste, no se si es psicologico, fisico o que coño pasa pero estamos regalando muchos puntos.

Edu dijo...

Quizás un cambio de entrenador...