Así es cómo duerme la Real hoy: líder de Segunda División. Quedan todavía equipos por jugar y es fácil que no acabe así la jornada, pero este equipo pasa por un momento muy dulce que está devolviendo la ilusión, que está confirmando que, esta vez sí desde el principio, presenta una solvente candidatura al ascenso. Siete puntos de nueve posibles y el pase en la eliminatoria de Copa. Ninguna derrota y la portería propia a cero en tres de esos cuatro partidos. Con grandes noticias sobre el césped, un fútbol muy atractivo a ratos y muchas ocasiones de gol. Justo lo que no se veía la temporada pasada casi nunca. Y hoy, encima, con el añadido de vencerle a un presumible rival directo por el ascenso (con un marcador que deja muy decantado el golaverage, en caso de que fuera necesario para desempatar) y, para colmo, un equipo de Clemente. Una gran victoria. Una gran noche.
El partido, en todo caso, ha estado muy condicionado por el árbitro, un nefasto Pino Zamorano, el mismo que ni siquiera sancionó falta en la terrorífica entrada que sufrió Aranburu en Santander y que le destrozó la rodilla hace dos temporadas. Comenzó el partido inventándose un penalti a favor de la Real (hay que tirar de hemeroteca para encontrar un partido en el que se haya producido un beneficio tan claro para el equipo txuri urdin en jugadas decisivas), algo que hay que admitir. La labor del árbitro se juzga cuando beneficia y cuando perjudica. Es de justicia decirlo. Nadie de quienes estaban en el campo ha parecido ver lo mismo que el árbitro, algo que no sorprende dado su bajísimo nivel. Xabi Prieto no falló y adelantó al equipo txuri urdin nada más comenzar el partido.
Pero ahí el árbitro cambió la cara. Lo demostró en la jugada siguiente, cuando le sacó amarilla a Prieto por una supuesta simulación de penalti. Y lo siguió enseñando en el resto del partido, dejando de pitar faltas clarísimas, señalando otras que sólo él veía y, sobre todo, consintiendo el juego duro, en ocasiones casi violento y rozando los límites del reglamento, del Murcia de Javier Clemente. Y es que si el partido se presentaba como un duelo entre las dispares ideas de fútbol que tienen el rubio de Barakaldo y Lillo, los técnicos tuvieron su traslación al césped en las figuras de Peña y Xabi Prieto. El primero trató de desquiciar al realista con pataditas, incluso sin el balón en juego. Prieto tiró de fútbol y de la clase que tiene. Sobra decir quién ganó. Anoeta despidió a Xabi con una cerrada y merecida ovación.
Clemente, que se mostró muy cabreado y tan malhumorado con la prensa como siempre que no gana, aseguró que "la Real ha estado bien", pero se apresuró a negar que el equipo de Lillo tuviera más ocasiones de gol que los que anotó. Sorprendente, sin duda, y Lillo lo definió a la perfección: "La cantidad de situaciones creadas por uno y otro es abismal, no sólo la cantidad sino también la calidad de las mismas", dijo. El Murcia, en realidad, lanzó por primera vez entre los tres palos ya mediada la segunda parte, un tiro que sacó Carlos Martínez de debajo de los palos, y forzó alguna que otra ocasión en la que Zubikarai tuvo que intervenir. A pesar de que en algunos momentos le metió empuje al partido el equipo murciano, lo cierto es que el partido no corrió peligro. No hay nada decisivo a estas alturas de la temporada, pero tener siete puntos de ventaja sobre el Murcia (y seis sobre el Zaragoza, que hoy no pasó del empate en Las Palmas) es algo muy importante.
Hoy ha ganado el fútbol, el de la Real, el de Lillo. Durante algunos minutos de la primera parte, antes de que Pino Zamorano comenzara a desquiciar el partido y a los realistas, la Real ha bordado el fútbol. La asignatura pendiente sigue siendo mantener el nivel durante 90 minutos, pero no hay que olvidar nunca de dónde venimos. El año pasado, la Real había perdido sus dos primeros partidos en casa y tenía cuatro puntos menos que esta temporada. Y Anoeta empieza a ser de verdad el fortín que todos queríamos. Las Palmas y Murcia ya han caído en el estadio donostiarra. La media inglesa, ganar en casa y empatar fuera, garantiza el ascenso. Y la Real, de momento, está cumpliendo. Con nota.
Lillo, en todo caso, mantuvo su postura de inconformismo y aseguró que la Real hizo "bastantes cosas mal" que hay que mejorar. Y es cierto, pero viniendo de donde venimos, las buenas noticias pesan más. Al menos desde fuera. A Lillo le toca el trabajo para mejorar aún más lo bueno. "Tengo que velar para que sigan encantados", dijo Lillo cuando le preguntaron por el entusiasmo que hay en la grada de Anoeta este año. Hace tiempo que un entrenador no daba con la clave de lo que tiene que ser la Real. La ilusión, en la grada. El técnico lo que tiene que hacer es trabajar. Y el trabajo de Lillo es, a día de hoy, absolutamente impecable. Habrá cosas que mejorar, pero todo lo bueno que ya hemos visto ya ha servido para disparar la ilusión.
Lo mejor que tiene esta Real, renovada, cambiada e ilusionante, es que no es posible destacar un solo nombre. Su juego tiene destellos tan luminosos que hay que hablar de muchos de sus componentes. Pero hoy Iñigo Díaz de Cerio se merece que el suyo destaque por encima de otros. Dio la tranquilidad cuando más parecía achuchar el Murcia con un golazo que nació de una de las virtudes que hacen de Iñigo el delantero ideal de este equipo: la lucha. Él peleó en solitario con tres defensas y finalizó la jugada con un magnífico disparo con parábola que no pudo detener un Elía que, sobre todo en la primera parte, evitó un marcador mucho más abultado a favor de la Real. El año pasado Díaz de Cerio anotó 16 goles. Este año ya lleva dos. Dos de los cinco que ha anotado la Real. Dos goles que han servido para sumar cuatro de los siete puntos del equipo. Badiola, haz todo lo posible por renovarle ya, no nos vayamos a arrepentir.
Pero, como decía, otros muchos nombres asoman al elenco de destacados. Al margen de los goleadores, la mejor noticia que deja el partido es la recuperación de Mikel González. Hizo un mal partido en Zaragoza y él mismo entonó el mea culpa, pero hay que recordar que la temporada pasada fue, de largo, uno de los mejores de la plantilla y uno de los principales pilares que sirvieron para que la Real fuera uno de los equipos menos goleados. Y también la portería. Hace un año era Riesgo quien la ocupaba y teníamos la seguridad de que Bravo estaba detrás. Ahora es Bravo quien está llamado a ser el titular pero tenemos la inmensa seguridad de que Zubikarai puede jugar, al menos, al mismo nivel. Anoeta coreó su nombre. Siempre será una gran noticia que un portero de la cantera sea tan bien recompensado.
Otro buen partido de la Real en esta segunda temporada en la categoría de plata. Otro buen resultado. Otro peldaño más en la escalera que nos tiene que llevar de regreso a la Primera División. Esto marcha muy bien en todos los sentidos. Funciona el fútbol, la Real demuestra que tiene recursos, plantilla y calidad. Y funcionan los resultados, algo que, a nadie se le debe olvidar, sigue siendo lo más importante para que el 21 de junio del próximo año la Real recupere el sitio que merece.
2 comentarios:
Qué nivel. ¿Cuánto tiempo hacía que no se veía a un equipo, con ése escudo, jugando tan bien? Desde el subcampeonato, no se hacía un fútbol tan vistoso y sobre todo, eficaz. Bravo!!
Además, aunque sea muy, muy pronto, estamos distanciando a rivales directos como el Celta, el Zaragoza, el Murcia...
Qué gusto da cuando todo sale bien, no se oye nada de cosas extradeportivas y se deja trabajar a quien le corresponde, es decir, a los jugadores y al entrenador.
Un saludo!
Yo fui en Anoeta a ver la Real contra el Zaragoza y nunca he visto jugar tan bien los txuri urdin...!
Un abrazo y aupa Real!
Nima - Txuri Urdin Roma
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