domingo, enero 25, 2015

REAL SOCIEDAD 1 - EIBAR 0 Ganar era innegociable

La Real comenzó con victoria la segunda vuelta y evidenció que ahora mismo su único objetivo es sumar. Como sea. Jugar, por mucho que en realidad sea ese el mejor camino para llegar hasta la victoria, no tiene la misma importancia. Eso, en realidad, lo que provoca es que todos los partidos de la Real sean apretados y sufridos. La visita a Anoeta del Eibar no sólo no fue una excepción, sino la confirmación de que por el momento los partidos del conjunto txuri urdin se van a mover en esos parámetros. Pero en este inédito derbi guipuzcoano en Primera División salió cara y los puntos se los quedó la Real, gracias a un afortunado gol de Xabi Prieto a la salida de un córner. Las buenas noticias se condensan en los tres puntos logrados, que dan un respiro antes de la primera salida de la segunda vuelta, a un casi inexpugnable Santiago Bernabéu, y en que el sufrimiento esta vez sí compensó.

Las apuestas de Moyes en el once inicial parecen ya bastante claras. A falta de saber qué pasa con los fichajes en esta última semana de mercado invernal, los hombres de ataque son fijos, y es curiosamente en la defensa, lo que más ha mejorado con el técnico escocés en la Real, donde se producen cambios constantes. Mikel González acompañó a Iñigo Martínez en el centro de la zaga, y los laterales fueron Aritz Elustondo (Zaldua ni siquiera entró en la convocatoria) y Yuri, quizá lo más sorprendente por galones pero no por el estado de forma de De la Bella. Markel Bergara tampoco estuvo entre los 18 elegidos, y Moyes mandó un mensaje de confianza a Pardo, al que colocó en el campo junto a Granero. Y el riojano respondió, siendo de lo mejor del equipo en un derbi muy movido pero que tampoco brilló demasiado. Al menos sí se vio la famosa intensidad que propugna el técnico escocés y que todavía se ve con cuentagotas, pero el partido estuvo sobre el alambre siempre.

La Real comenzó mandando, pero le costó mucho generar ocasiones de peligro. Nada nuevo en el horizonte por ese lado. Tampoco con el papel predominante de Vela, que es claramente el baremo que mide el estado anímico del ataque txuri urdin. Por eso, la internada del mexicano en su clásica diagonal que cortó Añibarro con un agarrón en el minuto 8, rondando casi el penalti, parecía un buen síntoma. Vela fue el protagonista de casi todas las acciones de peligro de la Real en el arranque del partido y en realidad durante toda la primera mitad. El Eibar respondió como se esperaba, con intensidad y buena defensa y sus llegadas a la portería de Rulli fueron escasas pero muy peligrosas. La mejor ocasión llegó en el minuto 42, cuando tuvo que salir a los pies de Arruabarrena para acabar despejando con la cara el intento del ataque armero de salvar la intervención del arquero argentino.

El detalle más esperanzador fue ver a Pardo manejando el partido, demostrando que no está estancado, sino esperando la necesaria continuidad para ser el eje en torno al cual crezca el fútbol del equipo. Como el estado de forma de la mayoría de los jugadores no es el ideal, su fútbol todavía no luce tanto como cuando irrumpió en el primer equipo, pero es una luz en el camino. Pero el problema de la Real sigue siendo su poca pólvora. En la primera mitad no llegó a disparar entre los tres palos, a excepción de algún rebote que sí llegó a las manos de Irureta. Por eso, llegar al descanso con vida se le debe a Rulli, de largo el mejor fichaje que la Real ha hecho para esta temporada, y no sólo por sus buenas paradas sino por la seguridad que aporta al equipo. Con eso y con Pardo, construir el equipo tendría que ser más sencillo. Pero de momento hay que ganar y a la Real no le importa jugar al patadón lo que sea necesario mientras no sume los puntos necesarios para alcanzar la tranquilidad.

La segunda parte fue una mejora para la Real, aunque sólo sea por el peligro que llegó a la meta de Irureta. Xabi Prieto disparó mal en la primera intentona, y Granero no estuvo lejos de romper la sequía goleadora en libres directos antes de que llegue a los cinco larguísimos años, aunque su disparo salió muy centrado. El pequeño arreón de la Real esta vez sí dio resultado de cara a gol, pero no por juego. El gol de la Real llegó a los diez minutos de la segunda mitad y en un córner. Pero no en uno especialmente bien ejecutado. Pardo lo sacó buscando el primer palo y la peinada de Prieto, pero el capitán propulsó el balón con una parábola muy alta, que acabó sorprendiendo a Irureta y colándose en la portería. El estallido de felicidad fue inmenso, porque la victoria era absolutamente innegociable. Ahora faltaba lo más complicado, lo que hasta el momento la Real no había sabido hacer, y era aguantar la victoria. Y esta vez Moyes acabó contento, con menos sufrimiento futbolístico del esperado aunque lo apretado del marcador indicara lo contrario.

Rulli tuvo que intervenir mucho menos en la segunda mitad, aunque Iñigo Martínez tuvo que hacer un corte salvador para evitar el disparo de Arruabarrena. Quedaban once minutos para el final, y dos después Ángel probó fortuna para que el guardameta argentino mostrara una vez más la seguridad que le caracteriza. Los cambios de Moyes llegaron tarde, porque en realidad no había mucho que cambiar, aunque el estado físico del equipo siempre haga tener dudas sobre hasta cuándo va a aguantar. Pero esta vez Anoeta pudo respirar con alivio. Moyes lanzó un mensaje claro dejando a Pardo en el campo los 90 minutos, algo que el equipo y los aficionados agradecieron. Granero, que no estuvo mal, fue el primero en dejar el campo para que entrara Elustondo, levemente silbado. Después, Vela se llevó la ovación de la noche para que entrara Chory Castro. Y finalmente Hervías entró por Canales. En realidad, el primer cambio fue para parar el partido y los otros dos para perder tiempo. Poco que analizar por ahí, pero ayudó a que el equipo aguantara hasta el final.

Y aguantó. Estos tres puntos eran absolutamente imprescindibles tras la derrota ante el Rayo Vallecano. Como poco, sirve para tomar aire y que una hipotética derrota ante el Real Madrid dentro de una semana no tenga efectos catastróficos, y eso no es poca cosa viendo de dónde viene el equipo. Moyes sigue profundizando en lo que considera esencial para cimentar su proyecto: presión y fortaleza defensiva. Y eso, por mucho que el Eibar no inquietara demasiado a Rulli, es una espléndida noticia. Anoeta volvió a ver tres puntos de la Real y eso tiene un indudable sabor dulce. Y queda la pequeña satisfacción de haber superado al Eibar, que sigue delante, sigue siendo el primer equipo vasco de Primera, pero al menos puede empezar a intuir que la Real ha iniciado la persecución. Pequeña alegría para una temporada que debía ser ilusionante, pero esta nueva Real de Moyes tiene que ir así, paso a paso, poco a poco y sumando de tres en tres.

2 comentarios:

Antonio R. dijo...

Victoria vital aunque sea con un churrigol. Lo importante es sumar, no pasar apuros y empezar de 0 la próxima temporada intentando que no se repita lo de esta.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Antonio, efectivamente. Si se consigue la tranquilidad, aunque sea sin enamorar, hay que valorarlo. Ahora mismo la Real juega a poco, pero apenas encaja goles y eso siempre permite sumar.