Antes del partido, fiesta de las aficiones. |
Es cierto que el modesto estadio madrileño no vivió ayer una invasión txuri urdin como la que aconteció la pasada temporada, Aún así, fue notable. "No te has pasado conduciendo y estaremos en Donosti, ¿verdad?", le decía un aficionado del Rayo a otro cuando se dispersó la marea realista que recibió a su equipo. Pero esta invasión tiene aún más mérito, porque no va acompañada de una racha de triunfos ni sigue al mismo equipo arrollador de hace unos meses. Hay una diferencia entre viajar para ver ganar a la Real y viajar para ver a la Real. Y así, varios centenares de realistas poblaron una de las gradas superiores del estadio, llegados desde Gipuzkoa pero también desde los sitios más dispares, también por supuesto de Madrid. Y no pararon de animar en todo el partido. La suya fue la enésima demostración de fervor, fidelidad y saber estar en un campo del fútbol español. Y es en la derrota cuando más agradecen gestos de sus jugadores, gestos que ayer no llegaron de la forma merecida. Cuando hace unos meses la Real venció en este mismo escenario por 0-2 y parecía afianzar de una forma casi definitiva esa gran cuarta plaza que finalmente consiguió con algo más de sufrimiento, todo eran risas y alegría. Eso es fácil de compartir. La derrota de ayer no. Así que no queda más que felicitar al jugador que sí tuvo un gesto para con el aficionado y lamentar que no fuera algo meditado, organizado y general.
La grada ocupada por la afición txuri urdin. |
Hace dos años, la Real salió de Vallecas como colista después de encajar un mucho más contundente 4-0 y fue el día en el que la gente entonó, una de las primeras veces que lo hizo, el famoso "Montanier, dimisión". Hace trece años fue en Vallecas donde se coreó con fuerza un "Clemente, vete ya" al que se unió la afición vallecana con la misma firmeza y cariño con la que la realista entonó ayer el "Presa, vete ya". "Jagoba, mueve el banquillo", pidió el aficionado txuri urdin, como se lo pedía a Montanier para arreglar uno de los defectos más comentados de su Real, la enorme tardanza en realizar las sustituciones, un mal que parece que se prolonga tras la marcha del francés. En Vallecas, Arrasate sólo hizo un cambio útil, en el minuto 70, y los dos últimos ya con el 1-0 en el marcador y para jugar los minutos de descuento. La Real jugará otros dos partidos lejos de Anoeta antes de que el estadio realista pueda pronunciarse, pero Vallecas siempre ha dejado pinceladas de sabiduría. Y de lo impresionante que es la afición de la Real. Esa es la mejor lección del partido de ayer.
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