domingo, septiembre 01, 2013

REAL SOCIEDAD 1 ATLÉTICO DE MADRID 2 Malas decisiones

Cayó Anoeta por primera vez en 2013 y seguramente cayó por las malas decisiones adoptadas. Más por las de los jugadores que del técnico, pero Jagoba Arrasate optó por la experiencia para completar su once ante las ausencias y quizá la decisión no fue la más adecuada. El Atlético de Madrid ganó en Anoeta por cuarta temporada consecutiva, esta vez justamente, gracias a sus valores como equipo, a su presión, a su dominio de que eso que eufemísticamente se llama el otro fútbol, consentido por un como siempre nefasto Ayza Gámez, a que cuando la Real comenzaba a despertar se encontró con algo de suerte con el segundo gol y a que su portero le salvó en los instantes finales. Detalles que marcan un resultado. El partido, en todo caso, evidenció las carencias concretas que tiene la Real cuando sus jugadores no tienen el día en la faceta técnica y las limitaciones de su plantilla. Esas pasan por el lateral derecho cuando no está Carlos Martínez y por el pivote defensivo. Hasta el gol de Xabi Prieto, la Real nunca pareció estar cerca de puntuar, por mucho que el marcador dijera lo contrario. El final del partido, con un atrevido Arrasate, sí dio opciones.

El técnico txuri urdin optó por dar continuidad al once que batió al Olympique, con la única ausencia obligada de Estrada. Jagoba decidió colocar a Cadamuro. La otra opción era dar la alternativa a Zaldúa y, seguramente por tener enfrente al Atlético de Madrid, el técnico txuri urdin optó por tirar del primer equipo. La decisión salió mal, porque esa banda derecha fue uno de los puntos débiles del equipo. Después de visto el partido, también parece claro que a la Real le hubiera hecho falta dar descanso a algún jugador, porque no hubo chispa y, sobre todo, hubo muchas imprecisiones técnicas, en los controles, en los pases e incluso en algunos movimientos. Zurutuza, Vela y Seferovic (el único que, con Agirretxe lesionado, no tiene el relevo claro) son quizá los ejemplos más claros, puede que también Xabi Prieto. Pero esa sensación no se desprende sólo de lo visto en los titulares, sino también en los suplentes. Granero y Pardo llamaron con fuerza a la titularidad con unos muy buenos minutos. No fue casualidad que ellos dos tuvieran en sus botas el empate en los instantes finales.

Y eso que el arranque pareció prometedor. La Real saltó al campo con ganas de mandar, de meterle ritmo al partido, e incluso dispuso de dos muy buenas ocasiones de gol. Vela tuvo una pero la mejor fue la primera, de Griezmann. Su disparo desde dentro del área rozó a Juanfran y cogió una parábola que hizo que se estrellara en el larguero, con Courtois ya batido. El peligro llegaba desde la línea de mediapuntas. No es que sea precisamente algo poco habitual en la Real, pero se echaba en falta la habitual ayuda de Seferovic, demasiado lejos del área y del balón, y probablemente el jugador que más fácilmente cayó en las tretas del Atlético para que el equipo txuri urdin se olvidara de su mejor arma, el fútbol. A eso hay que añadir el problema que se generó el equipo de Arrasate en el centro del campo, con continuas pérdidas de balón y sin ningún atisbo de presión a los jugadores rojiblancos. El bajón de Markel en esa tarea con respecto al partido del pasado miércoles fue evidente. Hoy en casi una hora de juego apenas pudo robar dos balones, a los franceses el miércoles habían sido siete sólo en la primera mitad.

Con ese panorama, Simeone hizo que los suyos dieran un paso adelante casi enseguida, desnudando la otra carencia de la Real, la que experimenta su retaguardia cuando no está formada por sus titulares. Sin dos de sus cuatro defensas habituales, Carlos Martínez y Mikel González, los realistas sufrieron mucho atrás, aunque hasta ahora se hayan solventado esas carencias con más (Olympique) o menos acierto (Elche). Podría ser fácil cargar las tintas sobre los dos no habituales, Cadamuro en la banda derecha y Ansotegi en el centro, pero incluso Iñigo Martínez hizo algún despeje defectuoso. Gracias a eso, entre el minuto 12 y el 27, Villa gozó de cuatro ocasiones de gol. Su puntería, el palo y Bravo evitaron que el Atlético se adelantara en las tres primeras, pero a la cuarta no falló. El que sí lo hizo fue Ansotegi, muy blando en el despeje que acabó llevándose el delantero internacional para picar el balón con clase por encima de la salida desesperada de Bravo. El gol no fue en absoluto una sorpresa. La presión del Atlético se estaba merendando al centro del campo de la Real, con un Markel desaparecido y un Zurutuza fallón, y la endeblez defensiva de hoy hizo el resto. El 0-1 era un resultado muy justo.

Que los colchoneros no mataran el partido en la primera mitad dio margen a Jagoba para intentar arreglar el partido en el descanso. Quiso hacerlo sin cambios y los diez primeros minutos de la reanudación parecieron darle la razón. La Real adelantó líneas, mejoró tímidamente en lo técnico, llevó al Atlético de Madrid a su campo y cambió las sensaciones del partido. Sólo le faltó lo esencial, tener ocasiones claras de gol. Quizá fue ahí donde comenzó a jugar un papel más claro el lamentable arbitraje de Ayza Gámez. El Atlético, presionado, sacó su manual del otro fútbol. Y Ayza consintió mucho sacando menos amarillas de las debidas. Pero no es sólo eso lo que le convierte en mal árbitro, sino su falta de criterio. Arda Turan cortó una jugada con la mano teniendo ya tarjeta amarilla. De no haberla tenido, la habría visto en esa jugada sin duda. El colegiado, muchas veces mal colocado, cortó un pase realista, uno de sus asistentes placó a De la Bella en una jugada defensiva y el otro señaló un inexistente fuera de juego a Griezmann en una clara jugada para buscar el 2-2. Para compensar, la mano de Bravo fuera del área ya en el descuento la dejó en amarilla. Es muy malo y lo demuestra en cada partido que arbitra.

Volviendo atrás, el partido acabó desnivelado porque el Atlético supo buscar su suerte. Sabiendo que la Real comenzaba a superarle, el equipo visitante se las arregló para aprovechar su primera jugada de ataque, a los once minutos del segundo tiempo, para hacer el 0-2. Fue una buena contra en la que se puede achacar a los realistas que defendieran muy estáticos y dando demasiados metros a los colchoneros, pero fue más mérito de los atacantes que deméritos de los defensores. El partido estaba perdido y había que mover ficha ya. Jagoba entendió que el problema de la Real estaba en el centro del campo y ahí focalizó sus cambios, lo que hizo que Chory Castro no se convirtiera en el revulsivo que quizá demandaba el partido. Su primer relevo fue más fácil de entender por quién quitó que por quién colocó sobre el césped. Markel, muy mal hoy, dejó su puesto a Elustondo. Es evidente que para Jagoba ellos dos son los únicos que pueden jugar de cuatro. El efecto de ese cambio fue nulo, más allá de pensar en Elustondo como posible central en caso de necesidad. Mucho mejor, en cambio, resultaron las incorporaciones de Granero y Pardo. Esos dos relevos sí frenaron el dominio atlético y dieron a la Real opciones de puntuar.

Jagoba fue valiente en esos dos cambios. En primer lugar, porque retiró a un descentrado Seferovic. Después, porque dejó una defensa de tres con ayudas de Elustondo. Colocó a Griezmann más en punta aunque, en realidad, buscando la movilidad de todos los jugadores de la zona de Anoeta. Granero se puso a mandar en el centro y dio mucha solidez al centro del campo. Tampoco es casual que él fuera quien tuvo la inteligencia de sacar rápido una de las muchas faltas cometidas por el Atlético para que Xabi Prieto encarara el área y coloca un maravilloso e inapelable zapatazo en la escuadra de Courtois. Quedaban algo más de veinte minutos para el final y, a pesar de los setenta anteriores, se veía el empate factible. El dominio se intensificó con Pardo en el campo, perfecto en el movimiento del balón. Granero tuvo la opción más clara para empatar pero Courtois hizo una de las paradas de la temporada, abajo, donde más le duele a un portero. Perfecto el centro de De la Bella, el único zaguero realista que entendió el partido de principio a fin. De nuevo Courtois sacó de la escuadra una volea de Pardo. Y ahí murió el partido, con el añadido del inexistente fuera de juego de Griezmann y la roja perdonada a Bravo por su mano fuera del área.

Anoeta vio perder a la Real por primera vez en 2013. La buena noticia está en el final del encuentro, en que con menos fútbol del acostumbrado y con puntales como Vela lejos de estar finos, el empate fue factible. No hay que olvidar tampoco que el rival era el Atlético de Madrid. Arrasate no acertó en algunas de sus decisiones iniciales, pero supo entender dónde estaba el problema, y eso es una novedad con respecto a las últimas temporadas. Hoy no fue suficiente para conseguir un punto en un partido que se puso muy en contra con el 0-2, pero no hay razones para que cunda el acostumbrado pesimismo que se deriva de las derrotas. El parón llega en buen momento para la Real, que ha alcanzado el pico emocional del arranque de la temporada con la clasificación europea. Jagoba ya ha visto a la Real en muchas situaciones diferentes y tiene suficientes elementos de juicio para encarar el siguiente tramo de la temporada, en el que estarán los lesionados del primero. Cuatro de nueve en Liga y en Champions es un buen comienzo. Y ahora toca seguir progresando.

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