Tanto hablar del ascenso en junio y resulta que José Luis Orbegozo se nos ha adelantado. Él ya ha ascendido a los cielos, a ese lugar en el que colocó a la Real hace ya tanto tiempo. Sí, el gol lo marcó Zamora, las paradas las puso Arconada, la magia era de López Ufarte y el timón lo tenía Ormaetxea, que por desgracia ya cogió ese ascensor hace algún tiempo. Pero el papel de Orbegozo fue determinante. Él se empeñó en que la Real tenía que ser un equipo de cantera. Se empeñó en que Zubieta fuera todavía más importante de lo que ya lo es hoy en día para los realistas. Se empeñó en que su pequeño equipo guipuzcoano podía convertirse en uno de los grandes. Se empeñó en que la Real encontrara un rincón en el corazón no sólo de todos los donostiarras, sino también de todos los guipuzcoanos, y de paso consiguió que otros muchos seguidores de fuera se hicieran de este inigualable equipo.
Lo que José Luis Orbegozo logró no cabe en tan pocas letras. Quien no haya vivido aquellos años y quien no los haya leído en libros de historia, en entrevistas plagadas de recuerdos, en vídeos repletos de nostalgia, no será capaz de entender que la Real que hoy tenemos no existiría sin la figura de este Presidente. Presidente, sí, con mayúscula, porque no hemos de tener miedo al decir que ha sido el mejor que hemos tenido en esta Historia nuestra que ya ha comenzado su segundo centenario. En este mundo del fútbol actual ya no quedan Orbegozos. Es más, ya no queda mucha gente que entienda la magnitud de su figura. Sólo así se puede explicar que la noticia de su muerte no aparezca en portada de los diarios deportivos en Internet, a veces ni siquiera en sus noticias. Sólo así se puede entender que ETB no abra su sección de deportes con el homenaje a su labor y a su persona.
Orbegozo es la Historia de la Real. La mejor Historia. Llegó a la Real en la temporada que culminó con el ascenso de Puertollano y se marchó habiéndola convertido en bicampeona de Liga, semifinalista de la Copa de Europa y campeona de la Supercopa. Ahí es nada. Se marchó anunciando que la Real estaba herida de muerte, que su futuro era muy negro. Y ese oscuro destino tardó años en alcanzarnos, pero ahora estamos viviendo las consecuencias. Orbegozo ha ascendido cuando la Real todavía no lo ha podido hacer, y seguro que eso es una espina que ha quedado clavada en su corazón antes de partir. Se marcha con su equipo, ese por el que tanto hizo y con el que tanto sufrió y disgrutó, en Segunda División.
No le conocí personalmente, aunque sí le pude ver en más de una ocasión en Anoeta. Qué rabia me da que no pueda celebrar el ascenso con todos nosotros, y en el lugar destacado. Junto a Alberto Ormaetxea. Junto a Genaro Celayeta. No sé si los jugadores que ahora tienen la labor de subir a Primera sabrán lo que tienen que saber de Orbegozo. Igual la mayoría de los de casa sí lo saben. Los de fuera seguro que no. Sería bueno que alguien se sentara unos minutos con ellos y les contara quién fue José Luis Orbegozo. Porque esta triste noticia, que ha teñido de luto este domingo que ayer se antojaba feliz por los 42 puntos y el liderato de la Real, es un motivo más para que todos ellos, los de casa y los de fuera, se sientan obligados a conseguir el ascenso a Primera.
Don José Luis, Presidente, descanse en paz.
2 comentarios:
De bien nacido es ser agradecido.
Una noticia triste.
Aunque es una suerte que personas así nos hayan dirigido.
Eskerrik asco José Luis.
Una gran perdida para la familia realista, a ver si le podemos dedicar el ascenso de esta temporada al presidente de las Ligas.
Descanse en paz.
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