Cantera, cantera, cantera. Siempre he defendido la fórmula de cantera para la Real, por vocación y por necesidad. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. Porque vale mil veces estar en Segunda con nuestros chavales, con los que de verdad sienten los colores, con los que se dejan cada gota de sudor en el campo por admiración hacia nuestro escudo, que malvivir en Primera con un conjunto de jugadores que ante la primera complicación piensan en salir huyendo. Cierto es que jugadores de la cantera también nos acaban de dejar claro que esta segunda actitud puede producirse también en productos de Zubieta, pero los años (y, también hay que recordarlo porque no debe primar la visión negativa, otros jugadores de la actual plantilla que han preferido quedarse en la Real porque ese y no otro es su sueño) nos han dejado sobradas razones para no detenernos en las ovejas negras más de lo necesario.
Ayer vi por primera vez a la Real en esta pretemporada, una pretemporada que está resultando intachable en muchos aspectos, en especial en cuanto a los resultados. Y me gustó lo que vi. Con los desajustes normales de estas fechas, vi un equipo ambicioso, con ilusión y hambre de victorias. Vi casi una decena de llegadas peligrosas al área rival (la del Eibar, un Segunda B) en apenas media hora de partido. Vi una apuesta por el toque que tendrá como principal escollo la salida de balón desde los centrales. Vi interesantes cambios de juego como constante para desatascar la fluidez de la maquinaria realista. Vi detalles interesantes a balón parado. Vi a Prieto asumir los galones que debe asumir. Y sobre todo vi dos cosas más. Vi que el partido lo comenzaron once jugadores de la cantera, algunos de los cuales no van a ser titulares durante la temporada, probablemente ni siquiera la empiecen con el primer equipo, y ofrecieron una espléndida imagen. Y vi a Antoine Griezmann.
Es sólo un chaval, tiene 18 años, y ya se ha convertido en el centro del debate entre los aficionados realistas. Eso tiene un mérito que no hay por qué esconder. Tiene detalles de grandísimo jugador. Había leído que su debilidad es el físico, y sí es cierto que le falta cierta corpulencia, pero no rehuye el contacto con el rival en absoluto. Ayer le vi meter centros en el área precisos e incisivos, de esos que generan ocasiones de gol. Le vi hacer conducciones de balón por su banda de bastantes metros sin llegar asfixiado al área rival y en condiciones de optar por la mejor solución. Le vi jugar al fútbol. Y le vi marcar un golazo. Lleva cinco en cuatro partidos de pretemporada y ya es el máximo goleador de la preparación. Contra el Madrid tendrá minutos porque se los ha ganado. En el actual páramo en el que vive la Real, cuando la gente se dedica a mirar con más atención lo que sucede fuera del campo que lo que acontece en el terreno de juego, Griezmann se ha convertido en un soplo de aire fresco. En un detalle de sincera ilusión para todos. Para él y para todos nosotros.
No creo que haya fórmulas infalibles con los chavales de la cantera. Llorente, Juan Domínguez y Oskitz Estefanía apuntaban muy alto, pero no llegaron a afianzarse en el primer equipo por uno u otro motivo. Probablemente Agirretxe se ha ganado el derecho de ser el 9 de la Real por haberle madurado más en el Sanse. En su día, López Ufarte no necesito de más tiempo para aclimatarse al primer equipo con la edad que hoy tiene Griezmann, y Etxeberria estaba listo para ser el sucesor de Kodro antes de su triste salida hacia Bilbao. No sé si es mejor apostar decididamente por él o si conviene foguearle en el Sanse. Eso lo tendrán que decidir sus entrenadores, Martín Lasarte e Imanol Idiakez. Yo sólo puedo decir que a mí este chico me ha ilusionado. Pero me ilusionará más que llegue al primer equipo con capacidad de estar en él durante más de una década, llegue cuando llegue este momento. Tengo la sensación de que el técnico uruguayo va a saber sacar lo mejor de este chaval y de escoger cuándo será un jugador realmente importante.
A Griezmann sólo podemos decirle una cosa: que siga como hasta ahora, sin que se le suba a la cabeza haberse convertido en la sensación de la pretemporada, pero sin dejar de mostrar ese desparpajo que le ha llevado a debutar con la Real en partido amistoso antes incluso de disputar un solo minuto con el Sanse, antes de que nadie fuera del club supiera de su existencia. Griezzman, y otros tantos como él, son la razón de ser de la Real, lleguen al primer equipo con 18 o con 22 años. Pero sueña, chaval, sueña, que los realistas queremos soñar contigo. Imagínate lo que queda por venir, pero siempre paso a paso. Sueña con marcarle un gol al Real Madrid, porque yo ya he soñado con cantarlo. Sueña con ir jugando minutos durante la temporada, como hizo Agirretxe la pasada campaña. Y sueña con el ascenso, con el tuyo al primer equipo y con el de la Real a Primera. Sueña, chaval, sueña...
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