viernes, julio 06, 2007

Rekarte se va al Almería

Otro histórico que dice adiós a la Real por la puerta de atrás. Aitor López Rekarte es nuevo jugador del Almería, el equipo que seguirá entrenando en Primera el también ex realista Unai Emery, aunque también se había rumoreado que el Athletic de Bilbao estaba interesado en contratarle. Vestirá de rojiblanco, pero no en la capital vizcaína. El capitán sale de la Real Sociedad de la misma forma que lo ha hecho Darko. Sin saber si el club tenía interés en seguir contando con él, sin haber podido despedirse de la afición y de la prensa que sigue el día a día del equipo. Otro grave error del Consejo que preside María de la Peña.
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Llevo tiempo abogando por que Rekarte fuera uno de los nombres que saliera de la Real. Nunca he dudado de su calidad, pero en él confluían dos hechos que hacían muy difícil su continuidad. Por un lado, sus decisiones tácticas sobre el terreno de juego, impropias en un equipo que se estaba jugando la vida en cada balón (aquel regate dentro del área pequeña propia el día del Racing en Anoeta me heló el corazón...). Por otro, la notable contestación que tenía en buena parte de la grada, algo que el equipo no se podía permitir viviendo en el filo de la navaja.
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Pero, aún así, era el capitán de la Real, el jugador que más tiempo llevaba en el primer equipo. Como Darko, merecía otra forma de despedirse. El Consejo se la ha escamoteado, haciendo ya norma del problema de despedir a jugadores emblemáticos como si fueran unos cualquiera. Leía ayer en Mundo Deportivo que Darko salía de la Real como Herrera. Y me temblaba todo, porque es la pura verdad. Este Consejo saca a jugadores de la dudosa talla de Herrera de la misma forma que a jugadores que han marcado la última década del club.
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Rekarte disputó con la Real un total de 331 partidos, entre Liga, Copa, Copa de la UEFA y Champions League, a los que hay que sumar otros 102 con el Sanse. En los diez años que vistió la camiseta blanquiazul del primer equipo marcó sólo cuatro goles, pero todos ellos de bellísima factura (como aquel de Valladolid de la gran temporada de Krauss, o el de Villarreal del día en que Xabi Alonso nos dejó a todos con la boca abierta), lo cual no deja de sorprender si hablamos de un lateral. Llevaba unos años totalmente perdido como jugador, pero lo mejor en su despedida es quedarse con sus brillantes inicios en la Real. O con su epitafio con la camiseta blanquiazul, el golazo al Celta en Anoeta que sirvió para devolvernos por un instante la ilusión de que todavía podríamos seguir en Primera. Gracias y hasta siempre, capitán.

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