Gracias y hasta siempre, Darko

Esta es la noticia sobre la que no quería escribir. Y me he resistido a hacerlo hasta que el propio jugador lo ha confirmado. Darko Kovacevic no volverá a jugar en la Real Sociedad. Si hay un realista al que tengo cariño por encima de todos los demás que han vestido la camiseta de mi equipo, es a Darko. Para mí no es Kovacevic. Es Darko. He visto toda su carrera en la Real, desde aquel 1 de septiembre de 1996 que debutó ante el Sevilla en Anoeta hasta ese triste 17 de junio de 2007 en que vistió la camiseta txuri urdin por última vez, en Mestalla. Con su número 9 o con el 24 que tuvo que llevar en su regreso. Se marcha al Olympiacos griego, desde hoy el equipo al que animaré en la Champions (con permiso del Liverpool de Xabi Alonso).

No voy a detenerme aquí en hablar de la carrera de Darko. En los próximos días le dedicaré un post en la categoría que se merece, la de Leyendas. Porque Darko es ya una leyenda en la Real Sociedad. Su nombre está escrito con letras de oro en la historia casi centenaria nuestro equipo. Forma parte ya del recuerdo de todos los aficionados realistas. Y eso no lo va a borrar nadie. Pero es obligado despedir a Darko como se merece, y desde este pequeño foro realista lo quiero hacer. Como un campeón, como un jugador que nos ha vuelto locos de alegría más de cien veces con sus goles, como un deportista sensacional, que siempre lo ha dejado todo por la camiseta de la Real, que es un realista de corazón, de los de verdad. Parece mentira que llegara a la Real en 1996. Darko parece haber crecido con el escudo realista sobre el corazón.

Las entrevistas que publican hoy tanto El Diario Vasco como Mundo Deportivo dejan a las claras el sentimiento realista de Darko. "Voy a querer a la Real toda la vida, nunca podré olvidar lo que he vivido en Gipuzkoa". "Yo estaba dispuesto a jugar en Segunda sólo en la Real". "Quiero agradecer al público por el comportamiento que ha tenido conmigo durante estos ocho años. Gipuzkoa y la afición de la Real han sido mi familia". "Me siento un realista, me siento guipuzcoano, miembro de esta familia". "Nunca olvidaré cómo se portó la afición conmigo en los peores momentos de mi vida privada. Donde estoy siempre la llevo en el corazón. Ya sea en Grecia, en Japón o donde sea". Estas son las frases de Darko.

Pero también muestra un inmenso y justificado malestar con el Consejo que preside María de la Peña. "Estoy muy dolido porque los actuales dirigentes no me han dicho ni hasta luego y no he podido despedirme de la gente". "No sé si (estos consejeros) van a hacer bien a la Real. ¡Cómo está mi Real! ¡Madre mía! ¡Madre mía!". "No estoy enfadado por una cuestión económica ni nada por el estilo, me molesta cómo han hecho las cosas". "Yo no me merecía esto. No me han dicho nada. Han dejado que me vaya de vacaciones sin saber nada. No habría pasado nada si me hubieran dicho que no podía seguir, pero no me dijeron nada". "Así no se puede despedir a un jugador de la Real. No me han dado tiempo para decir 'hasta luego' a nadie, ni a la afición, ni a vosotros los periodistas ni a nadie. He salido como una bolsa de basura".

Lo que este Consejo ha hecho con Darko (y con otros jugadores que han pasado toda su vida en la Real, como Aranzabal, Alberto o Rekarte), no tiene nombre. Portarse así con una leyenda txuri urdin es motivo más que suficiente para que este Consejo tenga la antipatía de muchísimos seguidores, no ya sólo de la Real, sino del fútbol en general. La reprobación que se merece esta directiva por la forma en que ha sacado a Darko de la Real es tan grande que no hay palabras para expresarla. Al final, no me importa la situación económica o si la Real está en Primera o en Segunda. Lo que me importa es seguir teniendo el orgullo de ser de la Real. Un orgullo que voy a mantener por encima del bochornoso comportamiento del Consejo con jugadores como Darko. Qué vergüenza, presidenta, qué vergüenza.

Darko se había ganado seguir en la Real. Es un delantero de categoría y, aunque su último año haya sido el peor en materia anotadora, su presencia en el campo era inmensa y necesaria. Más si cabe en Segunda, donde hay que meter miedo a los rivales desde el principio. Pero si no le querían, tenían que haber actuado de otro modo. Ya que no volveremos a Darko con la camiseta blanquiazul, habría que hacer lo imposible para que pudiera despedirse desde el cesped de Anoeta. Habría que aprovechar el primer partido que se pierda con el Olympiacos, por lesión o por sanción, para darle el merecido homenaje. Ya sé que no lo van a hacer. Por eso la diferencia entre la directiva y Darko es obvia. La directiva nunca será para nosotros la Real. Darko sí. Gracias y hasta siempre, Darko.