Esta Real de Imanol, en cambio, se toma en serio la Copa. Debacles puede sufrir cualquier equipo, eso es obvio, pero da la sensación de que con este entrenador no va a ser fácil que veamos a un Numancia, a un Mirandés o a un Beasain dando cuenta de esta Real desde las profundidades del fútbol español, y eso es algo a lo que hay que dar mucho valor. De hecho, si algo ha demostrado el técnico txuri urdin es el respeto con el que afronta estos duelos, aunque en esta temporada diera más cancha a los no habituales en esas rondas preliminares de lo que había hecho hasta ahora. Y con la humildad que le hizo, por ejemplo, entrar en el vestuario del Panadería Pulido, el primer rival realista en esta Copa, para felicitarles por el partido que realizaron.
En esa primera ronda, la Real ganó 0-4 con goles de Portu, Aihen, Sorloth y Djouahra. Por si alguien no tenía claro que Imanol ha sido sacando casi todas las espinas de la trayectoria copera de la Real con las que se ha ido encontrando por el camino, aunque hay una con la que todavía no ha podido, el Zamora, otro de los que equipos que forma parte de esa historia negra copera, fue su siguiente víctima en este curso. Imanol firmó vendettas contra Osasuna, Mirandés y Real Madrid en el triunfal recorrido hasta la Copa 2019-2020, y con el equipo zamorano pasó algo parecido. Nada que ver con aquella triste eliminación en la temporada 2005-2006, la Real ganó con comodidad por 0-3, con tantos de Guridi, Turrientes y Oyarzabal. En ambos partidos ganó con solvencia y con tramos de muy buen juego, aunque en Zamora los tantos de los realistas no llegaron hasta la segunda mitad.
La Copa ha sido el claro reflejo del curso para la Real, en tanto que ha sido muy eficaz contra los equipos de un nivel teóricamente inferior, pero con los que ha sufrido cuando la competición le ha apretado. Eso es lo que sucedió en la tercera ronda, en Leganés. En enero, tras cuatro derrotas seguidas en la Liga, la Real jugó en Butarque con dudas y miedos. Se puso 0-2, gracias a Oyarzabal e Isak, pero se dejó empatar en apenas diez minutos. Oyarzabal, de penalti, puso el 2-3 definitivo y las cosas en su sitio. Más reflejos del curso, Anoeta como escenario de grandes posibilidades. La Real se topó con el Atlético de Madrid y logró una de las victorias más espléndidas de la temporada, 2-0, con goles de Januzaj y Sorloth. Puede que fuera el mejor partido de la temporada, el más completo, el más feliz. Y eliminando a los colchoneros, se pensó que la trayectoria empezaba a ser muy parecido a la que acabó con el título.Pero el Betis se cruzó en el camino de la Real. El Betis, sí, el único equipo ante el que Imanol no ha conseguido una vendetta buscada. De hecho, con el de Orio en el banquillo la Real ha caído eliminada en tres ocasiones de la Copa, y las tres derrotas las ha firmado el Betis. A doble partido y por los goles en campo contrario, en la prórroga... y ahora con una goleada en Anoeta, el 0-4 logrado en este curso. Es verdad que la peor Real se cruzó con el mejor Betis de la temporada, y que esa goleada pareció lograrse con cierta sencillez, aplacando las ansias de Anoeta de gozar de otra noche gloriosa en Copa. También hay que tener en cuenta que se anuló un gol en el que VAR puso en televisión rayas distintas para justificar un fuera de juego que no pareció serlo. Eso, no obstante, es otra historia. Esta, la de Copa, concluyó esta vez en cuartos de final. Pero al menos la Real se asoma a las rondas finales ya con asiduidad. No pasarán otras tres décadas sin una final jugando con este espíritu.
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