miércoles, abril 23, 2014

La Real recupera una de sus señas de identidad como equipo de cantera

Hervías, cuarto potrillo debutante de la temporada.
Uno de los muchos dichos populares del fútbol recuerda que lo difícil para un canterano no es llegar a la élite del fútbol, esto es, el primer equipo, sino mantenerse en esa privilegiada posición. Pero es igualmente obvio que nadie se puede hacer un hueco sin jugar por primera vez, y Jagoba Arrasate ya ha dado minutos esta temporada a cuatro jugadores del Sanse. Pablo Hervías ha sido el último en debutar, lo hizo este sábado ante el Espanyol y estuvo a punto de coronar sus buenos minutos finales con un gol, un disparo de larga distancia que estuvo muy cerca de sorprender a Casilla. Antes que el extremo riojano, el primer jugador al que el técnico txuri urdin había dado la alternativa fue a Jon Gaztañaga, en la primera jornada de Liga, ante el Getafe, y ya ha jugado nueve partidos. Después Marco Sangalli apareció como titular en el Camp Nou y más adelante jugó contra el Algeciras en la Copa. Y el tercero fue Zaldua, ya afianzado en el once titular, tras debutar contra el Celta en la primera vuelta. Hervías aumenta esa cifra hasta los cuatro.

A todos ellos, menos a Zaldua que a los otros tres, les falta el paso de consolidarse, pero ahí están ya. Y con su irrupción la Real empieza a recuperar una seña de identidad que sí se estaba echando en falta, aún manteniéndose como uno de los equipos de cantera más sobresalientes de la Liga española. Y es que en dos de las últimas tres temporadas no se había producido debut alguno de un canterano durante la competición. En la campaña del regreso a Primera, Martín Lasarte, que en Segunda había hecho de la alegría del debutante Griezmann una de las banderas de su Real, quiso confiar en el bloque con el que había subido. La pasada temporada, la 2012-2013, Philippe Montanier tampoco hizo debutar a nadie. En su primera temporada sí colocó en el once por primera vez a tres futbolistas del filial: Iñigo Martínez, Liassine Cadamuro y Rubén Pardo, aunque todos habían hecho la pretemporada con los mayores y el segundo tenía de hecho dorsal del primer equipo. Montanier, por cierto, se despidió ninguneando en buena medida a la cantera realista proclamando que el futuro pasaba por los fichajes, una afirmación que viene a ser desmentida por estos ilusionantes debuts y el gran año del equipo juvenil.

Desde que se creó el Sanse, en 1952, todas las temporadas han visto el debut de algún potrillo a excepción de las dos mencionadas (2010-2011 y 2012-2013) y la 1957-1958. Ese dato es espléndido, pero hay otro que también es importante recordar: desde la temporada 2003-2004 al menos uno de los jugadores del filial que vistieron por primera vez la camiseta del primer equipo sigue actualmente en la plantilla. Eso habla del cuidado de la cantera que sigue teniendo la Real puesto que, volviendo a ese dicho del comienzo de estas líneas, es verdad que son muchos los potrillos que han tenido irrupciones testimoniales en los últimos diez años (Azparren, Juan Domínguez, Eizmendi, Sarasola, Sio, Albistegi, Esnaola...). Precisamente, fue un masivo debut testimonial, el de la jornada de huelga de futbolistas profesionales de septiembre de 1984, el que permitió que la temporada 1984-1985 siga siendo la del mayor número de canteranos que se enfundaron por primera vez la camiseta del primer equipo. Fueron doce: Albistegi, Calvo, Chinchurreta, Iturrino, Loren, Martín Begiristain, Moreno, Ponce, Ribera, Rodríguez, Zudaire y Zuñiga.

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