Parece que se ha convertido en una obligación posicionarse entre los que piensan que la Real tiene que aspirar por lograr una plaza europea para la próxima campaña o entre los creen que con salvarse del descenso ya se ha cumplido. Extraño debate éste, pues no tiene, en realidad, ningún sentido. Mejor dicho, sí lo tiene, pero no es el que muchos están intentando comprender. Aunque será él quien lo explique, de lo que dijo Lasarte tras el partido de Riazor se desprende que la causa del bajón que ha experimentado el equipo en las últimas semanas es el vértigo que ha producido en la plantilla por estar tan cerca de Europa. Yo, al menos, no encuentro otra explicación razonable a esas palabras. Y esa explicación, de ser cierta, me parece dolorosa. Porque yo confío en estos jugadores, en esta plantilla. Lo he dicho cientos de veces. Algunas, incluso, cuando muy poquita gente confiaba en ellos, en los momentos más duros del paso por Segunda. Lo bueno es que son ellos mismos quienes tienen la oportunidad de responder, el domingo, en Anoeta.
Lo que tengo claro es que hay algunas explicaciones que circulan por el entorno que no puedo aceptar. Se habla de cansancio. Y no me lo creo. Agirretxe jugó por primera vez de titular, Demidov lleva cinco partidos, Estrada once después de no jugar en toda la primera vuelta. Illarramendi lleva dos encuentros con el primer equipo. Esos son jugadores frescos. Cierto que la línea de centrocampistas ofensivos puede estar algo quemada, pero ahí es donde entra en juego la gestión de la plantilla de Lasarte y las ganas de jugar de los no habituales. Sutil y Sarpong, pasado su fulgurante inicio, están lindando ya la decepción. Lasarte siempre ha dejado a los lesionados alguna semana de descanso antes de recuperarles y ahora prefiere a Xabi Prieto, Griezmann y Zurutuza cojos antes que a sus relevos. Por algo será, y creo que parte de las duras palabras de Lasarte en Riazor tenían a estos jugadores de segunda línea como destinatarios. Pero si no están para jugar, y es la sensación que han dado en algún caso, yo prefiero que no lo hagan.
En cualquier caso, eso no termina de justificar algunas decisiones de Lasarte que pueden mermar las opciones del equipo. No seré yo quien cargue injustificadamente contra un técnico que admiro y respeto, a quien se debe además el ascenso, pero el debate sobre las mismas también tiene que añadirse a la tormenta abierta por el propio entrenador. A mí me sigue sorprendiendo que Agirretxe cuente con tan pocas oportunidades cuando los dos delanteros que le preceden en la jerarquía han tenido lesiones importantes. No pido su titularidad, pido minutos. Lo mismo diría de Carlos Martínez. Si Xabi Prieto no está para jugar, no tengo la más mínima duda de que Charly y Estrada pueden ocupar la banda derecha. El lateral sería un refresco inmenso para el equipo y yo le estoy echando de menos en ataque. Tampoco termino de ver clara la ubicación de Mikel González en el lateral. Para mí, es el mejor central del equipo y, por tanto, un desperdicio colocarle en posiciones en las que sólo él puede sacar un cierto rendimiento pero que afean su trabajo. Y siempre nos queda el Sanse. No veo este año muchas pretensiones de subir gente, y eso que Illarra ha demostrado que gente hay. Pero, no lo olvidemos, ha jugado más por necesidad que por méritos.
Ahora la pregunta es para qué estamos. Es la expresió que utilizó Lasarte en Riazor. Él aventuró que estamos para salvarnos con cierta holgura. Y aunque entiendo que la reprimenda pública podía ser necesaria visto el lamentable espectáculo que dio la Real ante el Depor, tengo que decir que no estoy de acuerdo. No es cuestión de valorar el potencial de las diferentes plantillas de Primera, los presupuestos de los clubes o las aspiraciones que cada cual tuviera a principio de temporada. Eso es ficticio. Lo que cuenta es lo que sucede en el campo. Y eso, solamente eso, sin prestar atención a nada más, es lo que me llevaba (me sigue llevando) a pensar que la real puede optar a más. Cuando la Real ha jugado mal, ha perdido. Pero cuando ha jugado bien, muchas veces se ha quedado sin premio. Las decisiones arbitrales todos sabemos que también han influido. La distancia con respecto a los puestos europeos es de tres puntos y me parece una barbaridad tirar las opciones que podamos tener en la jornada 27, con once partidos por jugar y tres de ellos contra rivales directos en esa pelea.
El caso es que asumir en la jornada 27 que Europa nos viene grande va en contra de la historia del club txuri urdin y también de lo que se viene defendiendo en las últimas temporadas en la Real, en contra de esa fórmula que tan bien funcionó: partido a partido. Mirar a Europa no era fijar un objetivo ni restar valor al logro de conseguir la permanencia con mucha holgura, era simplemente constatar la realidad en la que nos había colocado la clasificación partido a partido y con las sensaciones que daba el equipo. Incluso ahora sigue estando a tiro. Tirando de hemeroteca, en la temporada 2004-2005, la Real sumaba 32 puntos en la jornada 27. Entonces también se miraba al descenso, que estaba a ocho puntos. En los seis siguientes partidos, aquella Real de Amorrortu sumó 13 de 18 puntos posibles (hasta sumar 45 en 33 jornadas) y recibió al Real Madrid pensando que una victoria le colocaba en la pelea por la UEFA. Ganar habría supuesto quedarse a cuatro puntos de esos puestos con cuatro partidos por jugar, ninguno ante un rival directo. Ahora hay que jugar contra tres de esos equipos, estamos a un punto menos que entonces y tenemos once partidos por delante. ¿Pero tiramos esa posibilidad? No me lo puedo creer.
Por cierto, aquella temporada, y tras la derrota ante el Madrid en Anoeta, la Real hizo el ridículo en Getafe el día que los azulones certificaron su permanencia en Primera, decidió no jugar ante un Málaga que goleó en Anoeta (el día que Agirretxe marcó su primer gol con el primer equipo), evitó una sonrojante derrota en Albacete empatando a dos en los últimos diez minutos y cumplió el trámite contra el Barcelona en Anoeta, siquiera para dar algo de dignidad a las despedidas de Karpin y Alkiza. Yo no quiero ver a la Real paseándose durante ocho o nueve semana en esta Liga. Demasiado acosumbrado estoy a que dejen de jugar dignamente cuando se acaban los objetivos. La permanencia es un logro, eso está fuera de toda duda. Conseguirla con muchas semanas de antelación habla de una gran temporada. Pero Europa está ahí. ¿Por qué renunciar a algo que puede recibir incluso el calificativo de histórico? Eso no restará un ápice de mérito a lo conseguido. Y no me importa las explicaciones que me quieran dar porque no me las voy a creer. ¿Sabéis para lo que estamos? Para jugar todos los partidos. Luego la clasificación ya nos pondrá donde nos tenga que poner. Pero nada de jugar al despiste. Ni en el campo ni en los despachos.
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