Curioso deporte este del fútbol. Un equipo lo da todo para ganar, el otro lo da todo para que el que intenta ganar no pueda hacerlo. ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo tiene el 70 por ciento de la posesión y todas las ocasiones de gol, el otro llega una sola vez al área rival y juega sin pensar que necesita ganar para el milagro de la permanencia (¿en qué pensaba? Toda idea maliciosa sobre la motivación del Castellón podría tener fundamento con lo visto en el terreno de juego). ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo sufre todas las faltas del mundo, el otro las hace pero sólo al final lo paga hasta con tres expulsiones. ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo es un líder jugando para ganar (mejor en la segunda mitad), el otro un colista que juega para no dejar jugar y acaba con ocho jugadores. ¿Resultado? Empate a cero. ¿Dónde está el merecido premio? No sé si se puede encontrar alguna explicación racional a un resultado que ahonda en la crisis anotadora de la Real (es imposible no pensar ya en Carlos Bueno) y deja un pobre bagaje de dos puntos de seis posibles en los dos partidos consecutivos contra los dos equipos que cierran la tabla de Segunda. Será que, como dice el tópico, el fútbol es así.
Lasarte no sorprendió esta vez con la alineación y jugaron los mismos de Gal, con el único cambio, bastante esperado, de Agirretxe por Nsue como único delantero. La Real no hizo una buena primera parte y tardó en meterse en el partido, a pesar de que el técnico realista había pedido intensidad desde el primer balón. La primera ocasión de gol, casi la única del primer acto, la tuvo Agirretxe y ésa se convirtió en una premonición de lo que iba a deparar el encuentro a partir de entonces. Todo lo que aconteció después, casi todo al menos, se puede resumir en lo que fue ese instante. Una gran jugada de la Real, en este caso un centro de De la Bella (otra vez de lo mejor del equipo), una enorme intervención del portero del Castellón, y un rebote a puerta vacía que Agirretxe envió fuera. Resumiendo todo el partido, y aunque la ocasión más clara estuvo en los pies de Zurutuza, Agirretxe pudo marcar cuatro goles y no marcó ningunó. Que el nueve de la Real no cerró el partido como le demandaba el caudal de ocasiones que le generó el juego del equipo, sobre todo en la segunda mitad.
Porque si la primera no tuvo mucha más historia (salvo un remate fallido desde el suelo de Agirretxe a puerta vacía y un espléndido centro de Xabi Prieto que el delantero realista no alcanzó y terminó en córner), la segunda fue bien distinta. Y eso que el comienzo auguraba algo de sufrimiento. El Castellón pareció salir con fuerza y tuvo su ocasión, su única ocasión digna de recibir ese nombre, nada más salir del vestuario. Zubikarai hizo su habitual paradón, esta vez abajo y en el primer palo. Y ahí se acabó el Castellón, un equipo rácano que está donde está, en el fondo de la clasificación y mirando a Segunda B, por deméritos propios. Sus deméritos, además, fundamentarán esta semana las sospechas de que hubo más equipos en juego hoy sobre el césped de Anoeta. Inevitable con lo que hemos vivido en temporadas precedentes en esto de las motivaciones externas. Tras una primera mitad en la que doblaron o más en faltas a la Real (con un más que curioso empate a tarjetas), en la segunda mitad cayeron directamente en el fútbol más sucio y subterráneo.
Balón que intentaba sacar la Real jugado, falta al primer realista que miraba hacia la portería contraria. El esquema se repitió con una insistencia insultante que el árbitro permitió con una indolencia impropia de un fútbol profesional. En la primera mitad, además, dejó sin señalar un buen número de faltas a favor de la Real y convirtió una piscina de Xabi Prieto fuera del área en tarjeta amarilla (ya no hace falta ni que sea dentro del área para ver la amonestación, siempre y cuando el equipo perjudicado sea el txuri urdin). Y, claro, cualquiera que vea las estadísticas del encuentro y lea que el Castellón terminó con ocho jugadores, con nada menos que tres expulsados, se sorprenderá de estas quejas hacia el árbitro. Pues son pocas para lo que se ganó un colegiado que, sin haber nada en las áreas, fue silbado con insistencia por Anoeta. La primera expulsión llegó en el minuto 72. El Castellón ya mereció quedarse con diez antes del descanso por una coz (sí, una coz) desde el suelo a Diego Rivas. Su juego, si es que puede llamarse así, obtuvo sus frutos y el árbitro reaccionó muy tarde para que pudiera notarse de forma más justa.
Sí se notó en cuanto a la posesión, porque la Real acabó acumulando un porcentaje de pelota que en el fútbol actual sólo se le ve habitualmente al Barcelona (en torno al 70 por ciento). Pero no sirvió para ganar. ¿Por qué? Porque Agirretxe no metió ni una. Es duro decirlo así, pero el trabajo del nueve es marcar goles, y más cuando tiene sobradas ocasiones para convertirlos, como ha sido el caso de hoy. Bien es verdad que otros jugadores no han sabido qué hacer con el balón dentro del área en algunas jugadas, que los extremos no están cumpliendo ahora con la cuota de goles que se espera de ellos y que está empezando a pesar esta sequía goleadora que ha dejado a la Real como el tercer peor equipo anotador en la segunda vuelta. Pero el nueve es el nueve. Y la sensación de que Bueno podría haber hecho más en estos últimos partidos es clara. A pesar de que el técnico alabara el partido de Nsue en Irún, ni allí ni hoy cuando salió en la segunda mitad aportó demasiado a este aspecto del juego. Viguera no tiene minutos (hoy fue el cambio a la desesperada a falta de tres minutos, entrando por Carlos Martínez). Falta un hombre gol. Eso lastra lo suyo.
Si pasamos por alto que la Real tardó en entrar en un partido que demandaba intensidad desde el minuto uno, lo cierto es que el equipo de Martín Lasarte lo hizo todo para ganar. Dominó a su rival, con once, diez, nueve y ocho jugadores sobre el campo, eso le fue indiferente al equipo txuri urdin. Sufrió con un estoicismo envidiable la rastrera táctica del Castellón, que encontró sus víctimas preferidas, como casi todos los equipos pero éste con mucho más descaro, en Xabi Prieto y Diego Rivas (¡a Carlos Martínez hasta le pegaron un golpe con el puño cerrado en la espalda para cortar una salida desde atrás!). Generó sobradas ocasiones como para haber ganado el partido con holgura. Pero el balón no entró, y eso limitará los aspectos positivos que se destacarán de la actuación del equipo hoy a la prodigiosa defensa, al espectacular estado de forma de sus laterales, a la fuerza de Diego Rivas en el centro del campo y, si acaso, a la enorme voluntad demostrada por el equipo en la segunda mitad. Pero el premio para todo eso es sólo un punto.
Un punto que no hay que despreciar, claro, porque consolida la posición de la Real como líder una semana más pero que, sumado al punto logrado en Gal, deja a los de Lasarte en una situación preocupante que no conviene esconder cuando queda tan poco para el final de la temporada. Al menos, más preocupante de lo que dice la tabla. El equipo txuri urdin ha marcado tres goles en los últimos ocho partidos. En ese mismo periodo, ha sumado apenas dos victorias y diez puntos de 24 posibles. Y contando con los dos puntos que se quedaron en Salamanca hace dos meses, la Real se ha dejado recientemente ocho puntos contra cuatro de los seis últimos clasificados. Sólo la mitad de ese botín perdido tendría a la Real a las puertas de los 70 puntos y, por tanto, del regreso a Primera. Sigo manteniendo que no cambio la posición de la Real por la de ningún otro, pero si hace dos semanas se hablaba de que seis puntos ante los dos colistas nos colocaban en situación de hacer cálculos para ver dónde y cuándo sería el ascenso, ahora sólo cabe afrontar el partido de la semana que viene en Sevilla como una final decisiva.
Levante y Cartagena tienen mañana la opción de situarse a un solo punto. El Hércules, y la cuarta plaza de referencia, a tres en el partido que cierra la jornada el lunes. El Betis puede resucitar, porque se lo hemos permitido, y jugar contra la Real para acercarse a cuatro puntos. Y todo lo que no sea puntuar en Sevilla dejará el ascenso en un puño y con el corazón txuri urdin en vilo. No es absurdo, ni mucho menos, decir que jugando como se ha hecho hoy se tienen que ganar partidos. Pero si durante toda la temporada se viene advirtiendo que lo importante es ganar, en este tramo final con mucha más razón. Llegar a los 70 parece indispensable para subir, puede que haga falta algún punto más. La Real ya tiene 65. Lo hubiéramos firmado todos en agosto. Igual es verdad que hace falta un buen equipo y un escenario grande para que la Real reviva cual ave fénix. Qué casualidad, en nueve días se juega en Sevilla y ante el Betis. Una prueba de fuego para medir la ambición de esta Real. Una final, vaya, aunque la Real no pueda salir de allí definitivamente como perdedora y sí como bastante ganadora.
5 comentarios:
No se como lo haces, pero al final consigues que este casi totalmente de acuerdo contigo jejeje. En este caso solo en un 80%.
Y no vale otra cosa que no sea ganar en Sevilla, pero viendo lo que estan haciendo ultimamente fuera de casa, ya no se que pensar.
Esperemos llevarnos por fin una victoria que la necesitamos.
Saludos.
Aguirreche fracaso estrepitosamente el viernes, no me parece mal jugador ni mucho menos pero su nulidad cara al gol nos esta costando muchos puntos, confirmando que el peor puesto que tiene la Real cubierta es la delantera porque Bueno tampoco es un gran killer.
A pesar de eso seguimos arriba y debimos ganar al Castellon, los resultados del sábado no fueron malos para nuestros intereses. Ganar en Sevilla sería dar un paso definitivo para el ascenso además de eliminar a un rival que puede ser muy peligroso si nos gana, el empate tampoco seria malo.
Ahora mas que nunca, ¡GORA REAL!
A la Real del viernes sólo se le puede achacar un poco de precipitación y lo de Agirretxe ( delantero con más de 30 partidos jugados y 6 goles). Jugando así ganaremos, y es más, de estos partidos hemos perdido alguno en los dos anteriores años, y al menos ahora se empata y se suma. El sistema defensivo de la Real es impecable, y con los porteros que tenemos se puede decir que somos el equipo más difícil de batir. Los goles ya entrarán, aunque sea a fuerza de que no juegue Agirretxe, que es buen jugador, pero cuando no marcas mejor cambiar. Con Bueno se gana no sólo gol, sino pelea y huecos en la defensa contraria, y yo le daría más minutos a Viguera ( 20-30) y quitarnos la duda de si sería capaz.
Cuando leo crónicas del Sanse veo que Orbegozo mete goles con facilidad, y aunque 3ª no sea 2ª división, igual los marca hasta por tener confianza, ¿por qué no unos minutitos?
Y en cuanto a la clasificación, todos se cambiarían por nosotros, y no debemos caer en pesimismos, porque ellos también siguen fallando.
Contra el Betis debemos dar un golpe de autoridad y ganar o al menos sumar.
Pienso que si el Hércules hoy no gana, con 70 puntos hasta va a sobrar. Yo hago cuentas con lo máximo que pueden sumar los demás ganando todo, y cuando veo que a todos hay que restarle por los duelos directos, y que para subir basta con ser tercero, y que ellos también fallan y bastante, me arriesgo a decir que si la Real le gana al Betis estamos ascendidos ( matemáticamente no, pero sí virtualmente). Por tanto yo creo que el partido del Betis es más una gran oportunidad que un riesgo de que se acerquen, porque aunque perdamos el siguiente domingo habrá otra oportunidad.
Campanilla, el juego es todo lo debatible que se quiera, pero hay cosas que se caen por su propio peso. Yo creo que en Sevilla vale el empate, pero ganar sería definitivo y hay que ir buscando eso.
Cityground, estoy contigo, el gran déficit de la Real está arriba. No obstante, eso se convirtió en mérito en la primera vuelta, cuando, a pesar de no tener a nadie que luche por el Pichichi, llegó a ser el equipo más goleador. Eso es algo de lo que nos ha llevado hasta donde estamos hoy.
Javi, me temo que a estas alturas de temporada Lasarte no va a arriesgar con un cambio tan radical. Es más, creo que Viguera se va a caer de las convocatorias con el regreso de Bueno. El uruguayo, Agirretxe y Nsue van a jugar lo que queda. Que tengan suerte, porque su suerte es la nuestra. Yo ya me he arriesgado contigo: ganar en Sevilla es ascender, aunque las matemáticas nos hagan esperar un poco más.
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