Yo era partidario de que Juanma Lillo continuará en la Real. No me duelen prendas al decirlo. Creo que es un muy buen entrenador al que no le acompañó la suerte en el banquillo txuri urdin . Ni la suerte, ni otras cosas. Cosas que ahora tampoco están acompañando a Martín Lasarte. El uruguayo lo sabe y lo dijo el lunes. Pero dijo mucho más que eso, y lo que dijo es lo que me lleva a mí ahora, como ya vengo haciendo desde hace meses, a ponerme incondicionalmente del lado de Lasarte. En todo. No es que un entrenador de la Real necesite demasiado para ganarme, no, pero si algo ha conseguido este técnico a lo largo de la temporada ha sido precisamente eso: ganarme. No estoy de acuerdo con todo lo que hace, por supuesto. Creo que no ha sabido resolver algunos de los problemas del equipo. Pero recordemos que el punto de partida era el mayor de los desconocimientos sobre él. No sabíamos quién era como entrenador, qué pretendía, qué iba a hacer, cómo encajaría. Y desde el minuto uno ha sido un tipo sensato y que se ha hecho respetar.
Pero vamos a lo que dijo Lasarte el lunes. Lo que lanzó es el mayor mensaje de tranquilidad que he escuchado a un entrenador de la Real en mucho tiempo. Ya hubiera querido Lotina haber sonado tan seguro cuando, hace tres años y una sola jornada para que se consumara el fracaso del descenso a Segunda, dijo que nos íbamos a mantener. Él no se lo creyó nunca. Lasarte no sólo se cree que vamos a ascender ahora, es que ha sido capaz de que mucha gente se lo crea. Porque, no nos engañemos, los escépticos han crecido en las últimas semanas. El miedo se ha instalado en un pedazo importante de la parroquia txuri urdin, a pesar de que su equipo sigue siendo líder. La arenga de Lasarte ha convertido el partido del Villarreal en la final del año. No lo es, porque lo que la Real tiene que hacer es ganar dos o tres partidos y tres quedarán tras el del sábado, pero lo parece. Anoeta vivirá ambiente de final, San Sebastián respirará épica todo el día. Objetivo conseguido.
Lasarte dijo más. Habló de los árbitros, claro. Pero lo hizo de la forma en que tenía que hacerlo. Él no habla de conspiraciones ni de villaratos. Él habla de lo que hay, de lo que cualquiera puede ver. Y lo que hay no es otra cosa que un trato diferente a la Real. Ahí está la clave. Pueden no pitarte un penalti. Pueden no pitarte muchos (Noticias de Gupuzkoa hacía ayer un repaso bastante completo de la lista de penaltis no pitados; lo digo por si hay alguien que todavía no se ha dado cuenta de cuánto nos han quitado los árbitros este año). Pero la clave es el trato. Da la sensación de que duele pitar un penalti a favor de la Real y que, en cambio, es muy fácil pitarlo en contra. En seis de las siete derrotas del equipo txuri urdin, el rival tuvo un penalti a favor. Cuatro de ellos acabaron 1-0 con gol desde los once metros. A favor, sólo uno en 38 jornadas (y para colmo, lo fallamos). No creo que haya habido un equipo en la historia reciente de la Segunda División que haya subido a Primera sin anotar un sólo gol de penalti. Los datos son duros. No los menospreciemos por criticar el juego del equipo, que eso es otra materia diferente.
El problema, con ser grave, sería controlable si sólo fuera eso. Pero Lasarte prosiguió, porque no es sólo un problema de penaltis no pitados, va mucho más allá. Y lo llevo diciendo tiempo. Lo he dicho en temporadas precendetes, y hay quien entendió que eran excusas de mal pagador. En absoluto. Pero me parece absurdo no querer ver que el comportamiento de los colegiados en este equipo fue una parte, más o menos importante, en el descenso de 2007, en los no ascensos de 2008 y 2009, y en que por el momento se haya retrasado el de 2010. La Real es un equipo modélico en muchos aspectos. No presiona al árbitro durante el partido, Anoeta no es un campo de riesgo para los golegiados (quienes, por cierto, al elegido al delegado de campo de la Real como el mejor de la categoría, por algo será...) ni para los rivales. No recurre a las malas artes, ni dentro ni fuera del campo. No es un equipo que recurra a las faltas de forma sistemática. No suele perder tiempo de forma innoble. No va contra nadie. Y, sin embargo, desde fuera sólo recibe palos.
¿Por qué? ¿Qué no sabemos? ¿Hay alguien que nos tenga un odio inconfesable en público y que está haciendo lo posible para que no subamos a Primera? No me gustan las teorías conspiratorias, pero es que son muchos años ya viendo cosas extrañas. Hasta el Comité de Competición ha tenido que hincar la rodilla y admitir ya hasta en tres ocasiones que la expulsión de un jugador rival no fue más que la invención del árbitro de turno (la última, la de Mikel González el domingo el Sevilla) ¿Alguien recuerda que la Real haya tenido recientemente un arbitraje a favor como el que tuvo el Betis el domingo ante los nuestros? Pues eso.
Lasarte lo dijo. Y lo dijo todo. El campo sin ley que fue el Ruiz de Lopera (un láser en la cara de Zubikarai, recogepelotas que desaparecieron en cuanto marcó el Betis, puertas abiertas y gente incluso en las escaleras, enviados especiales de medios guipuzcoanos rodeados de público bético), el lamentable arbitraje parcial (faltas que contra la Real eran tarjeta, contra el Betis no eran siquiera infracción, al propio Lasarte le amenazaron con la expulsión y Víctor Fernández pudo hacer lo que quiso, protestándolo todo y siempre fuera de su área técnica), el diferente trato que recibe la Real a lo largo de toda la temporada.
Pero ese es el mensaje de ayer, la lectura del pasado. El futuro pasa por el sábado. Pasa por entender, de una vez todas y si es que hay alguien que todavía no lo haya entendido, que el ascenso es de todos. Será del club, del equipo, de los técnicos, de los empleados, de los directivos y de la afición. El ascenso va a ser nuestro. Y va a ser, ya lo creo que sí. Lasarte lo dice y, como creo en todo lo que dijo, en eso también voy a seguirle. Me acuerdo ahora de dos frases. Me acuerdo de Westeveld, a tres jornadas del final de la Liga 2002-2003, diciendo que "con árbitros normales ya estaríamos de fiesta". Y me acuerdo de Toshack, en la 1994-1995, después de un penalti inexistente a favor del Real Madrid en Anoeta, diciendo que "ya está bien de decir loque la Real es un equipo simpático y que es bonito pitar aquí". Cuando razón tenía Sander, cuánta tenía J.B. Y cuánta razón en todo lo que has dicho, Martín, cuánta razón...
2 comentarios:
Hola Juan, efectivamente las estadísticas son demoledoras y yo creo que no es sólo este año.
Como dices, yo creo que somos un equipo bastante correcto en casi todos los aspectos, pero aparte de las actuaciones arbitrales también se percibe bastante fobia por parte de muchas aficiones rivales.
Yo creo que eso se debe únicamente a política. Y aunque está claro que es un error pensar que todos los aficionados de la Real comparten las mismas ideas políticas, también es cierto que en ocasiones se utiliza a la Real como mensajero político (aunque sólo sea con pancartas en el estadio).
Yo pienso más en este sentido a que exista un señor (por mucho que Villar sea del Bilbao) que diga que nos piten mal.
Miki, yo creo que no existe esa fobia, salvo en los típicos grupúsculos que se mueven a sus anchas en el mundo del fútbol. Es más, te diría que la Real es un club bastante querido por muchos, y eso es gracias al ejemplar comportamiento que tiene la afición en sus desplazamientos. El argumento político lo he pensado muchas veces (y es sin duda, causa del odio de esos grupúsculos), pero ¿cómo explicamos entonces el carro de penaltis a favor que ha tenido el Athletic este año...? Yo es que viendo el magnífico comportamiento del 99 por ciento de los que somos la Real, no sé a qué atenerme ya... Pero seguiré denunciando las injusticias que se cometan contra nosotros, de eso no tengas duda...
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