Ganar se ha convertido en una costumbre para esta Real. Sumar de tres en tres es absolutamente imprescindible para subir a Primera División. El equipo de Marín Lasarte ya ha conseguido acostumbrarnos a esta sonrisa que tenemos cada vez que juega la Real. Hoy sin juego brillante, pero con mucho peligro arriba. Muchísimo. Xabi Prieto sigue siendo un jugador decisivo y hoy ha sumado otra asistencia. Nsue ha vuelto con frescura al once y ha marcado el gol de la victoria. ¿Se ha sufrido? Sí, un poco. Pero no como otros años. El Celta no ha tenido demasiadas ocasiones para ganar. La Real sí para ganar y por más diferencia, a pesar de que muchas cosas salieran mal, de que se perdieran muchos balones, de que el juego fuera escaso, de que no se supiera matar el partido. La goleada en Alicante ante el Hércules marca un punto de inflexión en la temporada. La Real no pierde desde entonces. Diez jornadas ya. Y el cuarto clasificado cada vez se ve más lejos por esta bendita costumbre de ganar y sumar de tres en tres.
Lasarte se guardaba una sorpresa para la alineación inicial. A pesar de que en la rueda de prensa destacó el partido de Alberto de la Bella ante el Cádiz, el lateral catalán se ha quedado en el banquillo, dejando la banda izquierda de nuevo para Mikel González. Y el puesto vacante en el once lo ha ocupado Carlos Martínez, debutando por fin como titular esta temporada. El bravo lateral navarro consiguió en Vigo la oportunidad que no tuvo por una afección de garganta hace una semana. Charly ha tardado bastante en entrar en el partido, pero el Celta no lo ha sabido aprovechar. Y poco a poco el lateral txuri urdin ha empezado a cobrar protagonismo, sobre todo al forzar una tarjeta amarilla a Aspas que pocos minutos después ha sido determinante. Esta primera amarilla pareció rigurosa. La segunda, con el reglamento en mano, clara. Pero no deja de ser triste que en el fútbol sigan penalizando más acciones como sacar una falta antes de que el árbitro pite que una patada a la rodilla y por detrás.
En la víspera se temía la labor de Bernabé García, recordando su última actuación con la Real. Fue aquel día ante el Zaragoza en el que, por un penalti en el último minuto que el linier tuvo el valor de reconocer a algunos jugadores realistas como inexistente, volaron dos puntos de Anoeta y se marcó el principio del fin de las opciones de ascenso del equipo entonces dirigido por Lillo. Nada más comenzar la segunda parte, la grada de Balaídos cantó "manos arriba, esto es un atraco". No pareció para tanto, pero lo que está claro es que la actitud de Bernabé con la Real no fue la misma de aquella tarde-noche de comienzos de febrero del año pasado. Sólo hubo algún atisbo de compensación en una tarjeta amarilla a Ansotegi (colosal en defensa como toda la temporada; y al igual que Labaka, que sigue creciendo), la cuarta, que puede que en otras circunstancias no hubiera visto, y un gol anulado a Bueno por fuera de juego de los justos de verdad.
Antes de la expulsión, que llegó en el último minuto de la primera mitad, el Celta había dominado más que la Real, a la que Lasarte vio "relajada". Pero las mejores ocasiones eran del conjunto txuri urdin. No es la primera vez que ofrece exactamente eso. Y es muy bueno. Porque cuando domina es letal, pero cuando no domina también llega con más peligro y más veces que su rival en muchas ocasiones. Así se ganan partidos. Así se ganó en Castellón. Así se ganó hoy en Vigo. Así se sube a Primera, aunque por jugar como hoy se queden por el camino puntos como los de Villarreal B o Levante. Entre Bravo y Rivas sacaron bajo los palos la única ocasión que tuvo el Celta en esos primeros 45 minutos. Por contra, la Real tuvo tres, dos de ellas a balón parado (sobre todo un cabezazo de Prieto que provocó un paradón de Falcón) y la tercera en una espléndida jugada entre Xabi Prieto y Nsue, que le ganó el puesto en el once inicial a Sergio.
La entrada de Nsue permitió a Lasarte dotar de mayor movilidad a sus mediapuntas. Xabi Prieto, Nsue y Griezmann cambiaban posiciones continuamente, y eso daba muchas opciones en ataque. Sólo había un problema: la Real no tenía el balón con la frecuencia necesaria como para que esos movimientos crearan peligro. Muchas pérdidas de balón difíciles de explicar. Lo poco que se vio a Elustondo seguramente tuvo mucho que ver en el tono que adquirió el partido desde el primer minuto. Por eso, ya por delante en el marcador, acabó sustituído por Markel Bergara. La superioridad numérica no cambió demasiado el panorama. Sí pasó la Real a dominar algo más el juego y sí rondó más el área celtiña, pero las ocasiones tardaron en llegar. Y es que el gol de la Real fue la primera ocasión de la segunda mitad. Pase de Xabi Prieto (¡ocho asistencias ya!) y cabezazo de Nsue, muy parecido al que ya ejecutó ante el Córdoba y que valió tres puntos.
Y a partir de ahí la Real se desató y tuvo dos ocasiones clarísimas. Comenzó estos buenos minutos realistas Agirretxe lanzando el balón al palo tras otra gran jugada de Prieto. Nsue falló otra clarísima, ya con Bueno en el campo (sustituyó a Agirretxe), tras una jugada del uruguayo y Griezmann (que cobró más protagonismo en los primeros minutos de la segunda mitad, hasta que Lasarte decidió dar más estabilidad al centro del campo con la entrada de Sergio). El objetivo no podía ser más claro: matar el partido y evitar los errores que costaron dos puntos en Villarreal, también ante un rival con diez jugadores. Se consiguió sólo a medias. La mitad lograda es la importante porque se ganó, pero se sufrió. El Celta tiró de orgullo y estuvo muy cerca de empatar en una jugada en la que Bravo falló en otra salida (ojo a esto, ya falló hace una semana ante el Cádiz también por alto) y Labaka (cuarta tarjeta también para él) sacó al balón cuando parecía que se colaba.
La réplica la dio Bueno en tres ocasiones, las dos primeras a pase de Prieto. Enorme el diez realista pese a la intermitencia que se le sigue viendo. Entre medias apareció otra vez la suerte del campeón. Remate del Celta al palo. Sí, suerte del campeón. Por mucho que la Real tuviera un palo antes, estas son las jugadas que en años anteriores acababan en el empate, cuando la Real no tenía esa suerte. Lo hemos visto, lo hemos vivido, lo hemos sufrido en demasiadas ocasiones. Hoy el Celta no ha marcado en las ocasiones que ha tenido. Sí, la suerte del campeón. Una suerte que esta Real busca y muchas veces encuentra, y ahí está su mérito. El demérito está en no haber sabido hoy aprovechar los espacios que ha dejado el Celta y los numerosos contraataques de que ha dispuesto el conjunto realista en los últimos minutos. Los partidos hay que matarlos, por mucho que la Real sepa moverse en marcadores cortos, algo que aprendió ya con Lillo en el banquillo. A Lasarte no le gustó el partido, habló de un comienzo "displicente", de no marcar un 0-2 fácil y de tener mucho trabajo por delante. Pero con tres puntos más.
Mirar la clasificación se está convirtiendo en una actividad placentera y feliz. La Real duerme líder, con 42 puntos y a la espera de lo que haga mañana el Hércules en Vallecas. A la espera de la jornada dominical, nadie ha sumado más a domicilio que el equipo de Lasarte. El conjunto txuri urdin sigue siendo el máximo goleador de la categoría. Sus cualidades siguen firmes: es un equipo peligrosísimo arriba, es un equipo que no necesita hacer un partidazo para sumar de tres en tres, que cuando no domina el juego sí tiene las ocasiones más claras, y que tiene una defensa formidable a pesar de que hoy ha saltado al campo con un debutante en la temporada y, de nuevo, con un central en el lateral. Por muy ajustados que sean los marcadores, esta Real no hace sufrir. No como la de años anteriores. Esta Real sigue impulsando nuestros sueños. El sueño de subir a Primera de nuevo. Y con dos partidos en casa en el horizonte, donde van ocho victorias consecutivas. Soñar es gratis.
1 comentario:
Hay que seguir en esta línea, pero sería bueno rematar los partidos.
Ahora dos partidos en casa donde Anoeta debe seguir siendo un fortín.
Por el resumen que vi gran partido de Xabi Prieto y tuvimos muy claras ocasiones.
Publicar un comentario