REAL SOCIEDAD 3 - MALLORCA 1 ¡¡¡¡¡¡Reeeeeeeeeeeeeeeeeeeeal!!!!!!

Hoy han salido dos gritos por encima de todo. Hoy todos hemos cantado gol y todos hemos gritado Real. Durante todo el partido, además. Hoy todos hemos pensado que la salvación es posible, aunque sigue siendo una empresa dificilísima, a lo mejor puede que irrealizable, pero hoy creíble. Hoy los once jugadores del equipo titular de la Real, los tres que han salido en la segunda parte, todos, han dado la cara, han hecho lo que tenían que hacer, han dado la cara, han asumido su responsabilidad, han mostrado la garra que les presuponíamos. Han sido la Real. Hoy ha jugado la Real. Y hoy ha ganado la Real.

Seguro que muchos han pensado que los tres puntos se escapaban cuando otro árbitro prevaricador (que nos ha machadado a faltas y tarjetas, que nos ha escamoteado un montón de faltas a favor) ha aprovechado un toquecito a un delantero malloquinista para expulsar a Mikel González (luego no ha tenido el valor de dejar a la Real con nueve, cuando Gerardo ha agarrado a la desesperada a un delantero mallorquinista y su segunda parte se veía mucho más justa). Tampoco culpo a esos aficionados. Quedaban 20 minutos y ya sabemos todos lo que ha venido haciendo la Real en los últimos tiempos. Pero yo no he dudado. Hoy tenía que ganar la Real. Y ha ganado. Y nos ha devuelto la ilusión incluso culminando los larguísimos cinco minutos de descuento con un gol más. La Real ha ganado por dos goles de diferencia. Eso también es noticia.

Digo que todos han dado la cara. Y sobre todo los pesos pesados del equipo. Xabi Prieto ha hecho la jugada del gol de Savio, primero del brasileño con la camiseta de la Real, y ha marcado el tercero. Darko ha marcado el segundo y ha llenado Anoeta con su grito, con su carrera y con su felicidad. La de todos los realistas. Hoy ha vuelto la Real de sus figuras. Ha faltado en este grupo Aranburu, que hoy ha hecho un mal partido y ha desperdiciado dos ocasiones bastante claras, dos disparos francos desde fuera del área.

Incluso Lotina, aunque ha arriesgado mucho, ha acertado con los cambios (por quitar a los dos delanteros, a Darko ya con diez jugadores; un empate hubiera obligado a jugar a la desesperada y sólo con Díaz de Cerio arriba), puesto que el trivote, tan molesto en otras circunstancias, cerró bien los espacios al Mallorca. Sólo a la desesperada ha podido el equipo visitante tener alguna llegada al área de un Bravo que ha recuperado su paradón habitual (en la primera parte) para salvar al equipo en el momento justo. Es posible que esta partido se haya parecido a otros que la Real ha jugado este año en Anoeta. Y la diferencia ha estado en el acierto de cara a la portería contraria.

La Real sólo se ha ido del partido unos minutos, los que han pasado entre el primer gol de la Real y el empate del Mallorca. Antes había merecido el gol, pero Herrera sigue sin demostrar calidad alguna y falló un par de ocasiones más bastante claras. Después, antes del descanso, también mereció la Real marcar. Hasta que llegó la jugada del segundo gol. Darko baja el balón con el pecho ante la presión de Ballesteros. Se da la vuelta y coloca el balón con suavidad junto al poste derecho de la portería de Moyá. Es imposible describir el júbilo que hemos sentido todos en ese momento. Por Darko, que estaba un poco afónico tras el partido (como yo...). Y por la Real. La piña que se formó en torno al serbio es la que queremos ver en los partidos que restan.

La segunda parte no ha tenido en realidad más sobresaltos que los propios de ir ganando sólo por un gol, de ver que el árbitro te deja con diez por una acción tan leve que no es ni falta, de recordar lo que nos ha pasado en otras ocasiones. El Mallorca no ha estado tan cerca del gol como puede parecer por ese sufrimiento. La defensa, que en ese tramo de la primera parte tembló bastante, recuperó el temple. Y Xabi Prieto, con una serenidad impresionante, sentenció con un golazo cuando se cumplían los cinco minutos de descuento. En realidad este gol es una anécdota, pero hace que el final del partido sea muy distinto. No fue un final de sufrimiento. Fue de júbilo. Del júbilo en el que estallaron los 25.000 espectadores que saltaron de alegría con el gol y que apoyaron como siempre a la Real. Del júbilo que sentimos los miles de realistas que lo vivimos en la distancia.

Manzano no nos vio en Segunda División en la rueda de prensa tras el partido, y eso es una señal maravillosa de que seguimos vivos. Y Manzano avisó que la Real, "por prestigio, por historia y méritos propios" sigue siendo un equipo de Primera. Gracias, señor Manzano, qué gran muestra de humildad y de deportividad, tan poco habitual en el actual mundo del fútbol. El ejemplo tiene que cundir de aquí en adelante. Con el Athletic el average está perdido, pero el Celta todavía tiene que visitar Anoeta, y la Real tiene que visitar al Levante y al Nastic. Sus entrenadores tienen que tener miedo de que la Real, ese equipo que estaba descendido, que muchos hemos llegado a ver descendido, pueda alcanzarles.

Poco importa que el Nastic le haya ganado al Sevilla y que sigamos colistas. Hoy hemos recortado tres puntos al Levante y dos al Celta y al Athletic. Hoy estamos a diez puntos de la salvación. Hoy quien más quien menos ha soñado que la salvación es posible. Y para que lo sea hay que seguir sumando. Villarreal es la próxima estación y allí debe volver a jugar la Real. No once jugadores con la camiseta de la Real, sino la Real. No me importa que este nefasto árbitro, como casi todos, que es Pérez Burrull, haya provocado que el equipo txuri urdin no pueda contar la próxima semana ni con Bravo ni con Mikel González. Saldrán once jugadores de la Real que van a darlo todo. Seguro. Y van a hacernos soñar otra semana más. Estamos vivos, sí, estamos vivos. Y hoy incluso ilusionados.