Es el último tren. El partido contra el Mallorca (domingo, 17.00 horas, Anoeta, PPV) es el último. No ganar supone decir adiós a toda esperanza de seguir el año que viene en Primera División y así lo han reconocido algunos jugadores durante la semana. Un partido más, la afición de la Real volverá a estar con su equipo, llenando las gradas de Anoeta y animando sin parar durante 90 minutos. Un ejemplo maravilloso que debieran seguir otras aficiones con mucha más fama mediática que la nuestra. El objetivo parece casi imposible (ocho o nueve victorias de trece partidos), pero si no se gana el primero nunca será posible empezar a sumar los puntos necesarios. Lotina tiene sus cuentas y pasan por estar a siete u ocho puntos a diez jornadas del final. Ahora mismo la distancia está en doce puntos y quedan trece partidos. Ganar es obligatorio.
Lotina sigue creyendo en la salvación, o al menos eso sigue diciendo en público, pero ya es hora de sumar de tres en tres para que todos podamos mostrar ese optimismo. Los jugadores no tiran la toalla tampoco, pero saben, y lo han dicho, que éste es el partido decisivo. El once titular vuelve a ser una incógnita, pero se parecerá mucho al de las últimas semanas. Darko Kovacevic seguirá siendo titular, e incluso el técnico se ha aventurado a vaticinar que este domingo romperá su sequía goleadora. Ojalá que acierte, porque el serbio, después de 17 meses sin marcar un gol en Liga, lo necesita. Y nosotros también.
La defensa titular la formarán, como en Zaragoza, Mikel González y Víctor López, pero el argentino podría no llegar al encuentro. En ese caso, Lotina ha confirmado que jugaría Ansotegi, lo cual es una buena noticia porque supondría recuperar para el once a un jugador de Zubieta que no estaba siendo de lo peor cuando se cayó del equipo titular. Ansotegi se beneficiaría de la lesión de Juanito (por cierto, parece mentira que un jugador profesional se pueda lesionar golpeándose contra cemento en un campo de entrenamiento, pero en fin...). Savio, que no pudo estar en Zaragoza porque así figura en su contrato, volverá al once. Y, si no tienes problemas, Garitano repetirá en el centro del campo junto a Aranburu.
A casi nadie de la Real le gustan las especulaciones, pero este partido genera morbo por muchas cuestiones, y por desgracia todas ellas negativas, con un hipotético escenario de derrota de la Real. La principal, en caso de perder, es saber si la grada volverá a estallar contra el palco, como ya sucedió en el partido contra el Deportivo. Si no se ganara, también se podrían despertar de nuevo las especulaciones de futuro. Estar a más de doce puntos de la salvación con otros tantos partidos en juego podría obligar al Consejo a pensar en la Segunda División y en tomar ya decisiones. Algo de morbo sigue despertando la situación de Rekarte, a dos partidos de renovar, porque no es precisamente de los jugadores más respaldados por la grada. Ojalá que el domingo a las 19.00 horas no tengamos que estar pensando en todo esto...
Paradojas de la vida, el partido de ida de esta temporada y el del año pasado disputado en Anoeta ante el Mallorca son muy significativos para dos entrenadores. Gonzalo Arconada debutó en el banquillo realista en el encuentro de la temporada 2005-2006. Mark González vistió por primera vez la camiseta realista aquel día, salió en el segundo tiempo y anotó el gol de la victoria a cinco minutos del final. Fue uno de los cinco valiosos tantos que anotó y que posibilitaron la salvación de la Real. Skoubo había adelantado a los realistas en el minuto 12 y Pisculichi había igualado poco más de 20 minutos después. El tanto del chileno fue un soplo de vida para la Real.
El partido de ida de la presente temporada fue el último que dirigió José Mari Bakero en Liga (después estuvo en la derrota con el Málaga en el partido de ida de la eliminatoria copera). Fue un malísimo partido, seguramente el peor de la temporada en cuanto a fútbol. La Real no pasó del centro del campo en todo el partido y tampoco sufrió ocasiones del Mallorca... hasta el minuto 87. Desde ese minuto hasta el final, el equipo mallorquín estrelló tres balones en los postes de la portería de Bravo, que debutó aquel día con la Real. El árbitro valenciano Ayza Gámez expulsó a Gerardo, una roja directa algo exagerada que obligó a los realistas a jugar con diez jugadores los últimos veinte minutos.
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