No me han gustado nada, absolutamente nada, las formas de los nuevos dirigentes de la Real a la hora de despedir a Salva Iriarte. Un simple comunicado en la página web, con un triste deseo de suerte en el futuro para el ya ex director deportivo de la Real, no es la mejor manera de despedir a alguien que ha dedicado más de media vida a este club. Es un error tratar así a un empleado del club, y más a uno de tanta relevancia y cuando es tan fácil dedicar una despedida más honrosa. Nadie pide homenajes, pero sí respeto.
Se puede estar a favor o en contra de su trabajo, se puede censurar que fuera la herencia de Denonerreala en el club, se puede asumir que con la llegada de Paco Aiestaran se ha quedado sin funciones en el organigrama deportivo de la entidad, se puede comprender que a Iñaki Badiola y a su nuevo equipo le sobre la persona y el profesional que es Salva Iriarte. Lo que queráis. Pero no se puede echar así a una persona de la Real. La Real tiene que estar por encima de todo eso. No lo ha estado en los últimos tiempos, y lo he dicho, y todavía sigue sin estarlo. Detalles como éstos lo demuestran.
Siempre he tenido un cariño especial por Salva Iriarte. Quizá porque fue el entrenador que cogió el equipo cuando de verdad empezaba a seguir a la Real como el aficionado que soy hoy, allá por mediados de los años 90, cuando empecé a ver partidos de forma regular en los estadios y a iniciar mis viajes para ver a mi equipo. Pero también porque siempre me ha parecido un tipo sensato, al que daba gusto escuchar y, sobre todo, un profesional que quería a la Real. Recuerdo que, cuando le cesaron como entrenador, dijo que su trabajo no era el primer equipo, sino que era la Real Sociedad. Preciosa forma de definir una relación de cariño irrompible, mande quien mande en el club.
Salva debutó como jugador en el primer equipo de la Real en la temporada 76-77, de la mano de Joxean Irulegi. Fue miembro del equipo campeón de las dos ligas a comienzos de los 80, aunque su nombre no era uno de los que se decían de carrerilla en el once titular. Y dejó el fútbol activo en aquel momento, después de la gloria. Pasó a formar parte del grupo de técnicos de la Real, primero en categorías inferiores, después como segundo de John Toshack. Ocupó el lugar del galés y nos dejó para el recuerdo aquella tarde del 5-0 al Athletic. Cuando Toshack regresó a la Real por última vez, volvió a confiar en Iriarte como segundo. Ambos dejaron el club de la mano en 2002.
Iriarte fue el hombre escogido por María de la Peña para configurar la plantilla con la que la Real iba a acometer el primer intento de regresar a la Primera División tras el histórico fracaso que supuso el descenso. Él, con Toshack como asesor, escogió a Chris Coleman como entrenador. La precaria situación económica de la Real le obligó a apostar por la cantera, algo que también es una filosofía de vida para alguien que ha pasado tanto tiempo en este club. Sus dos únicos fichajes, Vaughan y Delibasic, éste cedido por el Mallorca. No había dinero para más. Mucha suerte de aquí en adelante, Salva, un placer haber vuelto a verte en la Real aunque haya sido por tan poco tiempo.
La figura de Iriarte se ha convertido en otro motivo más de enfrentamiento entre los frentes establecidos. Hoy las críticas y los elogios se reparten por igual y conforme a lo esperado en los medios de comunicación. Su cese era lógico. El director deporitvo de Badiola, aunque no pueda nombrarle como tal, es Aiestaran. Pero las formas han sido paupérrimas. Salva Iriarte merecía mucho más. Y ahora hay preguntas que quedan en el aire. ¿Habrá más ceses? ¿Quién será el próximo...?
2 comentarios:
Suerte Salva...y muchas gracias por tu trabajo en la Real! Aupa Real desde Roma!
Que lastima, que pena... despues Salva ahora tambien Chris... y sobre todo en este momento... Bueno no se que pensar... Parece que toda la ilusion se haya ido...
Beti Erreala! Nima - Roma
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