Seferovic, mucho trabajo sin gol. |
Viendo el once de Jagoba Arrasate, daba la impresión de que quería que hubiera goles. Dos delanteros centros, Agirretxe y Seferovic, aunque el primero cayó con bastante claridad hasta la mediapunta también para tapar la salida del Villarreal, por delante de dos extremos, Griezmann y Chory Castro, y el doble pivote tan temido por la afición, el formado por Markel y Elustondo. No se puede decir que ninguna de las dos apuestas hayan salido como esperaba el técnico. La de los atacantes sí en cuanto a lucha y trabajo, pero no en cuanto a lo que hace falta en los delanteros, los goles. Ni Agirretxe ni Seferovic estuvieron realmente cerca de marcar, aunque es verdad que no tenía Jagoba muchas más opciones por las lesiones. Markel y Elustondo como pareja de mediocentros están condenados a sufrir, y hoy no fue una excepción. Sufrieron en lo ofensivo, porque la salida de la Real fue claramente por las bandas, y sufrieron en lo defensivo porque el partido se jugó en buena medida en su zona, sin que fueran realmente capaces de frenar al Villarreal.
Y eso que el partido tardó muchísimos en arrancar. En los primeros veinte minutos no sucedió absolutamente nada que no quisieran los defensores de uno y otro equipo. Pasado ese tanteo tan copero en un duelo de nivel tan parejo como éste, Griezmann no aprovechó su estado de gracia goleador y decidió ser generoso cuando en realidad no correspondía. Primero cedió el balón a un marcado Seferovic tras el despeje de Juan Carlos tras una gran internada de Chory Castro y después decidió no probar suerte desde la frontal, sin que hubiera consecuencias en la jugada. Poco antes del descanso sí decidió concluir un buen contragolpe, pero su disparo se marchó muy desviado. Más cerca del gol estuvo el Villarreal, pero ahí surgió la figura de un Zubikarai espléndido. Primero aguantó en pie un mano a mano con Pereira, y después envío a córner un corte de Iñigo Martínez dentro del área que dio la impresión de que hubiera entrado en la portería.
Si en la primera mitad hubo muchos minutos de tanteo, en la segunda se despertaron las hostilidades desde el principio. Y acabó siendo extraño que en un terreno tan acostumbrado a ver goles como el de Anoeta los dos equipos consiguieran mantener su portería acero. Aunque sólo fuera por el dominio territorial y porque el juego estuvo mucho más cerca del área de Zubikarai, de nuevo el Villarreal dio la impresión de estar más cerca de desnivelar el marcador que la Real. Pudo haber disfrutado de la mejor ocasión del partido si Undiano Mallenco, que se complicó la vida de una manera inverosímil en la segunda mitad tras un arbitraje plácido en la primera, hubiera señalado un penalti por mano de José Ángel. Pocos minutos después, el balón rozó el palo por fuera en una buena ocasión del Villarreal. Y con el partido convertido ya en un claro toma y daca, Griezmann debió marcar tras un sensacional pase de Xabi Prieto, casi en su primera acción sobre el césped, pero no terminó de encontrar el balón antes de que Juan Carlos le cerrara los espacios.
Aún siendo un partido más de defensas que de delanteros, tanto Arrasate como Marcelino buscaron el gol con sus cambios. El técnico de la Real colocó al mencionado Prieto, a Vela y a Pardo. Jagoba admitió que sus dos apuestas no funcionaron y retiró a Agirretxe para darle a Xabi Prieto la mediapunta, consiguiendo lanzar un par de ataques bastantes claros, y colocó a Pardo en lugar de Elustondo para dar más juego al centro del campo. Con Vela se buscaba un contragolpe como el que equivocadamente le quitó Undiano a Chory por un fuera de juego inexistente. Pero, hay que insistir en ello, fue un partido de defensas, y eso lo sufrió en sus carnes Seferovic. Cuando en el minuto 65 se le adelantó Musacchio para impedirle un disparo dentro del área tras un servicio en largo, el suizo soltó toda su frustración con un grito nada ahogado. La mezcla entre la frustración y el cansancio le impidió culminar después un contragolpe en el que Griezmann tenía la posición perfecta para hacer el 1-0. Pero su trabajo fue inmenso.
La artillería de la Real estaba ya sobre el campo buscando el contragolpe con su velocidad, y eso se notó en que el partido se abrió todavía más. Pudo marcar Griezmann en un cabezazo forzado tras un pase de Xabi Prieto desde la derecha, y sobre todo pudo hacerlo Vela, tras un centro de José Ángel desde la izquierda, pero Juan Carlos se ganó el sueldo en esa segunda acción. Fueron unos minutos en los que el Villarreal pareció conformarse con el 0-0, con alguna que otra pérdida de tiempo y con Gabriel cayendo varias veces al suelo, con lo que se libró de una tarjeta amarilla de libro, una de las varias que perdonó Undiano, tras soltar muy alegremente el codo en un salto con Prieto. La última ocasión del partido, no obstante, fue para el Villarreal ya en el descuento, cuando Zubikarai sacó con la rodilla un disparo de Pereira tras un espléndido recorte que le había hecho a Mikel González.
0-0 y todo queda a expensas de la vuelta. Arrasate ha demostrado que quiere la Copa, pero también que está notando las apreturas de su plantilla mientras la enfermería no se quede algo más vacía. La solución formada por Markel y Elus para el centro del campo no funciona y lo más seguro es que siga sin funcionar, sin que en realidad sea culpa de ninguno de los dos jugadores, pero la otra alternativa a falta de Zurutuza, Ros, ya ha quedado claro que no es aprovechable para el técnico y es obvio que está cubriendo sus últimos meses en la Real. Lo mejor del partido, un Zubikarai que ha respondido con muchísima categoría en la Copa y en el partido que jugó en Champions y el gran partido de sus dos laterales. Tanto José Ángel como Zaldúa estuvieron a gran nivel, tanto en defensa como en ataque. Mikel también regresó al once francamente bien. Y Griezmann, aún desacertado, es un diablo que vuelve loca a cualquier defensa. Con eso, y este 0-0 de la ida, se puede ir a Villarreal pensando en pasar una eliminatoria igualadísima.
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