domingo, octubre 06, 2013

"Jagoba, mueve el banquillo"

Antes del partido, fiesta de las aficiones.
Vallecas es algo tan bonito para un aficionado de la Real que cometeríamos un error si no lo repitiéramos cada vez que se produce, si no recordáramos lo mismo que el club vallecano enfatiza por megafonía antes de cada Rayo Vallecano - Real Sociedad, que el fútbol es un deporte que tiene que unir a las aficiones. Eso sucede siempre en este encuentro, siempre, sin excepción y para orgullo del seguidor franjirrojo y del txuri urdin. Pone la piel de gallina que una enorme pancarta realizada por aficionados locales recordara el nombre de Aitor Zabaleta. O que la afición txuri urdin se uniera a la ya clásica reivindicación de los emblemáticos Bukaneros ("Presa, vete ya"), y que incluso coreara el nombre del Rayo en los prolegómenos del partido. Ese aplauso cruzado entre las dos aficiones es siempre lo más bonito que deja una jornada al año, aunque los grandes medios de comunicación vivan únicamente pendientes del resultado y los detalles más absurdos de los partidos de sus dos únicos equipos. Peor para ellos.

Es cierto que el modesto estadio madrileño no vivió ayer una invasión txuri urdin como la que aconteció la pasada temporada, Aún así, fue notable. "No te has pasado conduciendo y estaremos en Donosti, ¿verdad?", le decía un aficionado del Rayo a otro cuando se dispersó la marea realista que recibió a su equipo. Pero esta invasión tiene aún más mérito, porque no va acompañada de una racha de triunfos ni sigue al mismo equipo arrollador de hace unos meses. Hay una diferencia entre viajar para ver ganar a la Real y viajar para ver a la Real. Y así, varios centenares de realistas poblaron una de las gradas superiores del estadio, llegados desde Gipuzkoa pero también desde los sitios más dispares, también por supuesto de Madrid. Y no pararon de animar en todo el partido. La suya fue la enésima demostración de fervor, fidelidad y saber estar en un campo del fútbol español. Y es en la derrota cuando más agradecen gestos de sus jugadores, gestos que ayer no llegaron de la forma merecida. Cuando hace unos meses la Real venció en este mismo escenario por 0-2 y parecía afianzar de una forma casi definitiva esa gran cuarta plaza que finalmente consiguió con algo más de sufrimiento, todo eran risas y alegría. Eso es fácil de compartir. La derrota de ayer no. Así que no queda más que felicitar al jugador que sí tuvo un gesto para con el aficionado y lamentar que no fuera algo meditado, organizado y general.

La grada ocupada por la afición txuri urdin.
Y hubo un momento que también es necesario destacar. Mediada la segunda parte, el Rayo ya había agotado sus tres cambios cuando la Real todavía no había hecho el primero. "Jagoba, mueve el banquillo" gritó la afición. Quizá algo tímidamente, pero con la suficiente fuerza como para que se escuchara con nitidez. El cántico es continuación del que escuchaba Montanier ("gabacho, mueve el banquillo") y que tan poco gustaba en algunos sectores, que lo llegaron a tachar de falta de respeto. Pero la afición suele ser sabia, y más una como la de la Real, que jamás ha abandonado al equipo, en ninguna situación, ni siquiera en Segunda y en una ruina que por momentos parecía irreversible. Y si ve algo con tanta claridad como para unirse en un grupo amplio y corearlo, es que hay algo a lo que atender. "Entendíamos que el equipo estaba bien, que estaba muy entero. Los cambios normalmente suelen ser para buscar algo diferente. Tampoco veíamos por qué había que hacer los cambios porque el equipo estaba bien". Esa fue la respuesta de Arrasate en la rueda de prensa tras el partido.

Hace dos años, la Real salió de Vallecas como colista después de encajar un mucho más contundente 4-0 y fue el día en el que la gente entonó, una de las primeras veces que lo hizo, el famoso "Montanier, dimisión". Hace trece años fue en Vallecas donde se coreó con fuerza un "Clemente, vete ya" al que se unió la afición vallecana con la misma firmeza y cariño con la que la realista entonó ayer el "Presa, vete ya". "Jagoba, mueve el banquillo", pidió el aficionado txuri urdin, como se lo pedía a Montanier para arreglar uno de los defectos más comentados de su Real, la enorme tardanza en realizar las sustituciones, un mal que parece que se prolonga tras la marcha del francés. En Vallecas, Arrasate sólo hizo un cambio útil, en el minuto 70, y los dos últimos ya con el 1-0 en el marcador y para jugar los minutos de descuento. La Real jugará otros dos partidos lejos de Anoeta antes de que el estadio realista pueda pronunciarse, pero Vallecas siempre ha dejado pinceladas de sabiduría. Y de lo impresionante que es la afición de la Real. Esa es la mejor lección del partido de ayer.

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