miércoles, octubre 02, 2013

Bayer Leverkusen 2 - Real Sociedad 1 ¿Quién ha maldecido a la Real?

Vela hizo así el gol del empate.
¿Quién ha maldecido a la Real? ¿Quién y por qué? No hay razones futbolísticas para explicar por qué se ha marchado de vacío el conjunto txuri urdin del BayArena, que se ha plantado en Alemania con muchos argumentos durante buena parte del encuentro, ha sufrido cuando ha tenido que hacerlo, ha dominado en una segunda parte sensacional, ha debido ganar, y ha encajado dos goles, ambos a balón parado y en los minutos de descuento de las dos mitades del encuentro. Y, que quede bien claro, ha sufrido otro pernicioso arbitraje que evidencia que no todos los equipos tienen eso que llaman "arbitrajes Champions". El partido contra el Shaktar se comenzó a escapar con el arbitraje y hoy ha sucedido lo mismo. Son demasiados elementos que juegan en contra y que impiden que la Real, hoy reconocible y elogiable durante muchos minutos aunque obviamente haya elementos para el debate en su disposición de hoy, consiga saborear las ya muy merecidas mieles del triunfo.

Jagoba Arrasate hizo una apuesta clara con su once, colocando en el centro del campo esa fórmula maldita, con Markel y Elustondo por detrás de Zurutuza. Su idea era contener la fortaleza ofensiva del Bayer con el juego colectivo, con ese doble pivote y con la defensa de gala, junta por primera vez en la temporada, y dejar en manos de los cuatro de arriba las opciones de gol. Un plan controvertido, porque ese doble pivote siempre ha resultado maldito para la Real, y que sin duda con la derrota le costará algunas críticas a Arrasate. Y los primeros minutos del partido justificaron esas críticas. El Bayer impuso un ritmo endiablado que comenzó arrollando a la Real. ¿Habría superado con tanta claridad a la Real con otro centro del campo? Fútbol ficción, imposible de decir, pero superado por supuesto que estaba y tampoco tenía salida de balón. Bravo sostuvo entonces al equipo, deteniendo un disparo en el minuto 3 y otro en el 20. El siguiente córner lo cabeceó fuera Kiessling cuando lo más fácil parecía meterlo.

Habiendo sobrevivido la Real a esos minutos y al enorme peligro en la estrategia del Bayer, poco a poco el partido se fue igualando, con una exhibición de Zurutuza y de De la Bella, los mejores realistas. Y el equipo txuri urdin quiso recordar que también tiene pólvora, por muy mojada que esté. Una falta de Griezmann encontró un despeje de Leno francamente lejos de la ortodoxia que acabó en córner como pudo entrar en su portería. A continuación, un trallazo de Elustondo desde la frontal se topó, ahora sí, con la buena respuesta del guardameta alemán. La Real había hecho lo más complicado, igualar la balanza de un partido que había comenzando sumamente complicado para sus intereses y en el terreno de juego de un temible equipo alemán, el único que sigue la estela de Bayer y Borussia en la Bundesliga. Pero el Bayer encontró un aliado en uno de los asistentes del ruso Karasev, que demostró que eso de "arbitraje Champions" quiere decir en demasiadas ocasiones arbitraje casero. Griezmann marcó el gol del empate y su linier lo anuló por un inexistente fuera de juego.

El partido, como ya sucedió con el del Shaktar en Anoeta, cambió radicalmente y en contra de la Real, por una decisión arbitral no demasiado compleja de tomar. Y así llegamos a los fatídicos minutos finales de la primera mitad. Mikel González perdió un balón saliendo a despejar a la banda derecha que Kiessling estuvo a punto de convertir en el 1-0. Y de nuevo Mikel tuvo que cortar en falta un peligro avance de Son, en la misma frontal del área. Esa falta sí permitiría a los alemanes adelantarse. Con un poderío aéreo descomunal, no especialmente bien contrarrestado por la Real, Rolfes cabeceó y forzó a Bravo a realizar una gran estirada, pero el chileno dejó el balón muerto casi sobre su línea de gol y el propio jugador alemán que había rematado en primera instancia tuvo tiempo de llegar al balón antes que la defensa realista. Pasaban ya unos segundo del minuto 45 cuando la Real recibió un mazazo que habría sido de justicia en los primeros minutos pero que después de nivelar el juego, de sus dos ocasiones y de la decisión arbitral que impidió injustamente su empate, resultó un castigo demasiado duro.

En la segunda parte, el escenario cambió radicalmente. El partido ya no estaba nivelado. Estaba claramente decantado del lado de la Real. Sin cambios en sus once jugadores ni en su disposición táctica, quizá Arrasate y los suyos se dieron cuenta por fin de que, como decía Zurutuza en la víspera, se estaban conformando con poco y recordaron la ingente cantidad de fútbol que atesora este equipo en sus botas. Y se fueron brillantemente a por el partido. Vela por fin apareció. Y cuando está el mexicano, la Real empieza a crecer. Es muy cierto que el centro del campo no sujetaba como sin duda pensaba Arrasate que lo haría, fueron muchas las perdidas de balón en esa franja del terreno, y muchas las faltas favorables al Bayer. Indudable que el doble pivote formado por Markel y Elustondo obligó a Zurutuza a realizar un trabajo descomunal que, eso sí, le convirtió en el mejor del partido y que le hizo retirarse al final, todavía con 1-1, medio cojo. Pero la Real jugó como sabe durante muchos minutos, espoleada además por el gol del empate, que no tardó en llegar.

Vela, quién si no, se adelantó a Hilbert dentro del área y derribó al mexicano. El árbitro ruso señaló el claro penalti. Vela, a falta de Xabi Prieto, asumió la responsabilidad de lanzarlo y no lo hizo bien. Aumentando el mal fario que persigue a esta Real, Leno lo detuvo, pero Vela estuvo rapidísimo y consiguió marcar el rechace. El empate ponía el partido en una fase completamente diferente. Y el cambio podría haber sido más radical si Karasev se hubiera atrevido a impartir justicia en la acción posterior al gol. Elustondo buscó el balón del fondo de las mallas y sin venir a cuento Leno le agarró violentamente del cuello y le lanzó al suelo. Eso, con el juego detenido, es una agresión de libro, y si alguien lo duda que mire la cara de agresividad que tenía el guardameta al perder la cabeza en ese instante. Eso merece una tarjeta roja. En juego es amarilla, como demostró sacándosela con acierto a Vela apenas cinco minutos después en una acción terriblemente similar. Pero no se atrevió a hacer justicia y, de nuevo, perjudicó ostensiblemente a la Real. No sería la última vez.

En dos minutos, y antes del carrusel de cambios, la Real debió desnivelar el marcador con dos acciones clarísimas. Primero fue Elustondo quien mandó fuera un disparo desde la frontal del área pequeña y después fue Vela quien no supo aprovechar un uno contra uno clarísimo, uno como ha marcado tantos, uno en el que pudo convertir él mismo el gol o servírselo en bandeja a un Seferovic que creció muchísimo en la segunda mitad. Y después un disparo de Griezmann también se pudo convertir en el ya muy merecido 1-2. Pero la Real, una vez más, dejó pasar sus mejores ocasiones. Arrasate introdujo entonces su primer cambio, y no pareció acertado. Sacó del campo a un buen Seferovic que parecía estar a gusto para introducir a un Agirretxe que aún no ha alcanzado la chispa que le llevó la temporada pasada a ser el máximo goleador del equipo. Se notó en una jugada en la que pudo encarar a Leno y un defensa llegó para arrebatarle el balón por la espalda. Después introdujo a Chory, aún muy fallón, por un Griezmann desafortunado. Y cuando iba a retirar a Vela para meter a Ros, Zurutuza pidió el cambio y fue él el sustituido.

Los cambios de Arrasate no mejoraron al equipo y llegaron, de nuevo, muy tarde. Hay lecciones que sacar de sus movimientos. Estaba demasiado claro que no iba a tocar el doble pivote aunque pareciera necesario para crecer y, como sucedió en muchos momentos de la temporada, se evidenció que no hay confianza en algunos jugadores. Y por sorprendente que parezca a estas alturas, Pardo sigue siendo uno de ellos. El partido pedía a gritos su dominio del desplazamiento en largo, que sin duda, con el partido ya partido y con los alemanes algo desquiciados, hubiera dado más oportunidades a Vela, Griezmann y Agirretxe. Pero se quedó sin jugar. Y otra vez el partido se decantó del lado alemán en los minutos finales de este segundo. ¿Por el nulo efecto de los cambios? Puede ser. O simplemente porque son alemanes y lo llevan en la sangre. Bravo evitó el gol en una espléndida salida, y después en una embarullada jugada en la que debió ver una amarilla que le perdonó el árbitro, y Carlos Martínez y Mikel González frustraron el disparo de un atacante del Bayer, que se acabó marchando él solo por la línea de fondo.

Y llegamos al descuento. Una clarísima falta sobre Markel en la salida desde el área realista encontró la complicidad del árbitro ruso, que no dudó en señalar, entonces sí, la inconsciente zancadilla con la que el mediocentro realista desahogó la frustración de la jugada. Duele la tibieza con la que se evalúan los arbitrajes que sufre la Real cuando otro tipo de prensa se llena la boca con villaratos, platinatos y demás términos absurdos. Hoy el arbitraje ha perjudicado a la Real. Así de sencillo. El gol de Griezmann no es dudoso, sino legal. La roja a Leno es discutible, sino obligada. Y la falta a Markel Bergara no es un justo castigo a su reacción, sino una decisión errónea del colegiado. Si estas tres jugadas no cambian el resultado del partido, que alguien diga qué lo puede hacer. Esa falta, ya en el minuto 91, la convirtió Hegeler en un cruel e injusto 2-1 que dejó a la Real sin tiempo para reaccionar. Bravo sostuvo a la Real en los peores momentos, pero su cruz con los libres directos tiene que encontrar una solución ya. O al menos un equilibrio por sus compañeros en la otra portería, imposible si él fue el último en anotar así en gol todavía en Segunda División.

La Real fue mejor que el Shaktar y perdió. Fue mejor que el Bayer y perdió. Ni inexperiencia, ni Champions, ni nada. Esto es fútbol. El único tópico aplicable es aquel que reza que el que perdona lo paga. Y otro elemento a valorar, ineludible, es que la Real debió adelantarse contra los ucranianos desde el punto de penalti por la infracción que sufrió Prieto y hoy con el gol de Griezmann. Eso es así y forma parte del análisis del juego. Ni excusas de perdedor ni nada parecido. El fútbol no está siendo justo con la Real, pero los números ya pesan. Son ocho partidos seguidos sin ganar entre Liga y Champions, dos derrotas, 0 puntos y la cuarta y última posición del grupo en la competición continental. La clasificación para los octavos de la Champions se ha complicado mucho y depende ya de una o dos machadas ante el Manchester United. Pero quien quiera bajarse del carro, que lo haga. Igual ellos y los Diablos Rojos se llevan una sorpresa al mismo tiempo. No hay mal que cien años dure ni maleficie deportivo que no pueda romperse. Y este se va a romper más pronto que tarde. Tiene que hacerlo porque ni siquiera un deporte a veces tan injusto como el fútbol puede serlo durante tanto tiempo.

2 comentarios:

Antonio R. dijo...

Es verdad lo que dices. No vi el partido. Sin embargo, leyendo la crónica, lo que veo es aparte del arbitro hay jugadores que no están, aunque se les espera (Aguirretxe) y hay otros que como mucho valdrán para 2º División y ni eso (Elustondo o Markel). Además deben buscar un sustituto a Granero. Dónde está el dinero por Illarra?
P.D. Ifrán no me sirve, y a la Real tampoco.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Antonio, las lesiones fastidian mucho el ritmo en el fútbol moderno. Agirretxe y Carlos Martínez, por ejemplo, aún no son los de la temporada pasada, pero lo serán. Con respecto al dinero de Illarra, sería bueno que se aprovechara la próxima junta para calmar ánimos. Sí te digo que yo ahora no habría fichado tampoco. Prefiero esperar a diciembre y que haya más posibilidades y menos restricciones.