domingo, marzo 02, 2014

SEVILLA 1 - REAL SOCIEDAD 0 Los planes no siempre salen bien

Griezmann tuvo las mejores ocasiones realistas.
Jagoba Arrasate dio una lección táctica hace una semana nada menos que contra el Fútbol Club Barcelona. Anuló al entonces líder del campeonato, uno de los equipos que encandilan a medio mundo. En Sevilla, en cambio, patinó. No acertó con el sistema, no escogió a los hombres adecuados y no hizo bien el diagnóstico del partido. Y por eso se dejó en el Sánchez Pizjuán tres puntos que, sumados al casillero del equipo de Unai Emery, añaden incertidumbre al futuro europeo de la Real y suponen un paso atrás en la persecución del Athletic, cuarto clasificado. Los planes, obviamente, no siempre salen bien y el partido que imaginó Arrasate en su cabeza y en la pizarra no tuvo nada que ver con el que se vio sobre el césped. La Real quiso jugar demasiado en función de su rival y éste no justificó tantas precauciones con lo que ofreció en el encuentro. Ganó el Sevilla y probablemente mereciéndolo, pero siempre dio la sensación de que si el equipo txuri urdin hubiera hecho lo que sabe podría haber ganado incluso con cierta facilidad.

Arrasate decidió premiar a casi todos los jugadores que vencieron al Barcelona y sólo introdujo un cambio en el once, Ansotegi por Mikel González, pensando en un peligro a balón parado que el Sevilla no justificó casi nunca. Pero no repitió el esquema de juego, sí en su formación pero no tanto en la colocación de sus hombres. Para hacer que el Sevilla corriera, abrió a Elustondo a la banda derecha y a Zurutuza a la izquierda con mucha claridad, lo que, unido a las conocidas carencias de Markel en la salida del balón, hizo que Canales asumiera todo el protagonismo del centro del campo txuri urdin. Pero lo hizo mucho más allá de lo que cabía esperar en una primera parte espléndida. Robó más balones que nadie, cubrió más terreno de juego que cualquiera de sus compañeros, jugó el balón con muchísimo criterio siempre y, además, se permitió el lujo de tener la mejor ocasión realista de la primera parte en una preciosa galopada que concluyó con un disparo que Beto tuvo que despejar.

Canales y Rakitic fueron los mejores jugadores de la primera mitad, y eso provocó que se vieran muchas ocasiones en ambas porterías que por juego colectivo no se habrían producido.El Sevilla es un equipo que no termina de tener una identidad clara, que ganó en Vallecas con un planteamiento ultradefensivo y que hoy quiso proponer algo más sin que eso, en realidad, le sirviera para generar mucho fútbol. La Real, por su parte, pronto mostró sus problemas. Alejados del centro del campo, Elustondo y Zurutuza estuvieron perdidos. Elus, no obstante, tuvo muchas oportunidades de tocar el balón porque el cuero cayó por su zona con más frecuencia, y eso evidenció que la Real estaba perdiendo potencial ofensivo con él sobre el césped, porque no pudo encarar ni centrar. Y no por su culpa, sino por estar muy lejos de su posición o por estar exigido en suertes que no domina. Sorprende que, con ese plan en la cabeza, Arrasate no apostara por Xabi Prieto. De esa forma, la única opción de robar y jugar era Canales. El resto del centro del campo ni estuvo ni se le esperó.

El partido arrancó bastante frío, hasta que el propio Rakitic puso a prueba a Bravo de una forma indirecta en el minuto 8, con una falta que nadie llegó a peinar y que el chileno tuvo que sacar bajo palos. Bravo, junto a Canales, fue el realista más destacado y está en un espléndido estado de forma en este tramo de la temporada. En realidad, durante la primera mitad a cada ocasión de un equipo respondió el rival con la suya. Vista la de Rakitic, Griezmann estuvo a punto de marcar adelantándose de cabeza a Beto en el salto, y justo después de que Hernández Hernández privara al francés de un mano a mano con el portero sevillista señalando un fuera de juego inexistente. No fue la única jugada en la que la Real salió perjudicada, porque Zurutuza fue derribado dentro del área pasada la media hora sin que el colegiado señalara nada. La Real sigue sin saber lo que es un penalti a favor en esta Liga y, en cambio, es un equipo muy fácil de sancionar. Sus jugadores vieron hasta cuatro tarjetas amarillas con apenas diez faltas, lo que habiendo visto antes la batalla campal del Atlético - Real Madrid evidencia una vez más el diferente rasero de los árbitros ante unas y otras camisetas.

La ya mencionada ocasión de Canales llegó justo a continuación de que Reyes estuviera muy cerca de adelantar al Sevilla, después de que Markel, siempre mejor corriendo hacia atrás para incrustarse entre los centrales que en el robo de balón, desviara el disparo para que tocara en el larguero. Griezmann dio la réplica realista con un disparo que Beto atajó en dos tiempos, y, tras un disparo de Rakitic al palo en una jugada que estaba anulada por un fuera de juego que sólo imaginó el linier, Reyes tuvo una buena ocasión de gol que Bravo despejó luciéndose en la palomita. Ocasiones alternas pero fútbol muy poco. El Sevilla trató de armarse para que la Real no lanzara sus vertiginosas contras y la Real se posicionó mal sobre el campo para tratar de evitar lo que el Sevilla quería hacer. Y como los problemas de ambos equipos estaban en el centro del campo, los dos entrenadores movieron ficha en esa parcela en el descanso. Arrasate quitó a Zurutuza, con problemas estomacales, para dar entrada a Pardo y Emery puso a Cristóforo por Trochowski.

En el arranque de la segunda mitad dio la ligera impresión de que la Real salió algo mejor que el Sevilla, algo que es difícil disociar de la entrada de Pardo, que siempre pareció tener la capacidad de mover el balón que le faltó al equipo durante todo el partido. Esas buenas intenciones bastaron para que Griezmann tuviera de cabeza la posibilidad de adelantar al equipo txuri urdin, pero duraron muy poco. Las incontables faltas que el Sevilla hizo sobre Vela (se señalaron cinco pero fueron muchas más) acabaron por descentrar lo poco centrado que había en el juego de la Real, hasta el punto de que Griezmann cometió una falta que le costó una clara amarilla después de una de las no señaladas al mexicano por un árbitro sumamente casero en esas acciones. Y el partido terminó por írsele del todo a la Real cuando en el minuto 62 se anuló un gol a Bacca porque el balón había traspasado la línea de fondo en el centro previo. Con la retransmisión televisiva, imposible determinarlo con seguridad, y con el paupérrimo nivel arbitral que hay en la Liga es tan factible que saliera como que no, que lo viera el linier o que pensara que lo había visto.

Por un momento, el partido pareció volver a la dinámica de ocasiones cruzadas de la primera mitad, cuando Bravo sacó un disparo de Rakitic y Beto un precioso cabezazo de Griezmann, a cuyo rechace no pudo llegar Ansotegi por muy poco, pero en realidad el duelo estaba ya del lado del Sevilla irremediablemente. Arrasate hacía acertado colocando a Pardo, y éste trato de centrar su posición mucho más de lo que le dictaba la táctica del equipo, pero estaba demasiado lejos de la acción como para cambiar la marea. Sorprendió que cuando el técnico realista decidió sacar a Xabi Prieto lo hiciera por Canales, que aún habiendo perdido protagonismo con respecto a la primera mitad no parecía estar por debajo de sus compañeros del centro del campo. Y con el agujero defensivo que la Real tenía por el centro, por la ausencia de efectivos y por la poca efectividad de Markel en el corte, el gol tenía que llegar por ahí. Una mala entrega de Vela permitió al Sevilla montar una contra que Gameiro, en una de las muchas acciones en las que ganó la partida a la defensa, se coló hasta la misma portería con el balón.

Arrasate, que pareció ir reaccionando tarde a todos los males que tuvo hoy la Real, tomó con el 1-0 decisiones a la desesperada pero también por obligación. Ansotegi, que por un momento se había colocado de delantero centro, se fue con molestias musculares para que Agirretxe, que ni siquiera llegó a tener oportunidad alguna, ocupara efectivamente la posición más adelantada. Pero lo extraño es que apostó por otro experimento inédito para suplir la ausencia de Ansotegi, colocando a Markel como central y no a Elustondo, que sí ha jugado en esa posición y a quien se llegó a nombrar para justifica la cesión de Cadamuro al Mallorca en el mercado invernal. Otro movimiento que contribuye a la sensación preocupante que deja esta derrota La Real no supo gestionar bien esos minutos finales y nunca estuvo cerca de conseguir el empate. Falló hasta en lo más básico del fútbol a remolque y no fue capaz de meter ningún balón decente en el área, a excepción del que Pardo envió a Griezmann para que lo estrellara en el lateral de la red.

Lo peor de la derrota es que deja una sensación de pesadumbre justo después del mayor pico emocional de la temporada. La ola de optimismo de la victoria ante el Barcelona se diluye en apenas una semana con una derrota que tiene un triple efecto negativo en la clasificación: el Athletic se aleja, no se adelanta al Villarreal y el Sevilla se acerca, ganando además el average particular al conjunto txuri urdin. Y todo se produce, además, en un partido en el que, en realidad, no dio la sensación de que el rival fuera mejor. Se produce porque se ven decisiones equivocadas en el planteamiento propio que no se llegaron a corregir en ningún momento. Arrasate no acertó, del mismo modo que hace una semana consiguió su mayor triunfo como entrenador realista. Así es el fútbol, el mismo deporte que da una nueva oportunidad en la siguiente jornada y en el que el prisma con el que se ve la situación cambia con dos victorias seguidas. Y, casualmente, la Real afronta ahora dos partidos seguidos en Anoeta mientras que Athletic y Villarreal tienen dos partidos seguidos fuera. Nada se ha perdido hoy, por mucha desazón que deje esta derrota.

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