Con el ascenso, uno de los días para disfrutar que todos teníamos marcado en rojo en el calendario era el derbi vasco (domingo, 21.00 horas, Anoeta, Canal +). Porque, tres años después, el derbi tenía que volver a ser una fecha para disfrutar, y no para, de alguna forma, sufrir como se sufrió en temporadas precedentes. Jugar contra el Eibar o el Real Unión recordaba demasiado dónde estaba penando la Real y hacerlo contra el Athletic significa recobrar el lugar que, por historia, por tradición y por fútbol, le corresponde al conjunto txuri urdin. Es un día para disfrutar porque evoca tantas y tantas tardes de grandes recuerdos. Es un día para disfurtar porque, aunque alguien haya pensado que se trata de un partido de alto riesgo por motivos difíciles de comprender, de lo que se trata es de unir a las aficiones que disfrutan del fútbol, algo que las de Real y Athletic, con algún que otro altibajo, siempre han sabido transmitir. Y es un día para disfrutar porque es una magnífica oportunidad para que el equipo de Martín Lasarte demuestre todo lo que es capaz de hacer sobre un campo de fútbol ante un rival que, por qué no decirlo, se considera superior en demasiados ámbitos.
La convocatoria de Martín Lasarte incluye un par de novedades, una de ella por lesión y otra por decisión técnica del entrenador uruguayo. La primera gran novedad para este derbi está en la inclusión de Diego Ifrán en la lista por primera vez en toda la temporada y ya recuperado de su lesión, adelantando seguramente en alguna semana el plan inicial de Lasarte y dando el primer paso para cumplir el deseo que expresó el propio Ifrán cuando llegó a San Sebastián: debutar en el derbi. El uruguayo aprovecha la baja de Tamudo, que no ha llegado a tiempo para este partido. La otra novedad es Markel Bergara, que también vuelve tras su paso por la enfermería. El que se cae de entre los elegidos en Dani Estrada. Donde no se esperan demasiados cambios es en la alineación titular del técnico txuri urdin, que se asemejerá mucho a su once ideal. La única novedad que se espera es el regreso a la titularidad de Aranburu en detrimento de Elustondo, a pesar del buen partido que éste jugó en Gijón. El resto, si no hay sorpresas (y Lasarte es mucho más proclive a la confianza en sus hombres que a las novedades gratuitas), serán los mismos de siempre.
Así, jugarían Bravo en la portería, con Mikel González y Ansotegi en el centro de la defensa, con Carlos Martínez y De la Bella en las bandas, Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote, las alas para Xabi Prieto y Griezmann, la mediapunta para Zurutuza y Llorente en punta. Ocho canteranos, por si alguien se lo quiere preguntar y establecer comparaciones con el once que saque en Anoeta el vecino. Labaka mantendrá su puesto en el banquillo como tercer central, al igual que Zubikarai como portero reserva, y Elustondo y Markel esperarán su oportunidad en la suplencia, al menos ahora habiendo dejado buenas sensaciones en sus últimas apariciones, no como sucedió tras la debacle del Reyno de Navarra. Sarpong, Agirretxe y el propio Ifrán serán la bazas ofensivas que se guarde el técnico uruguayo para responder a un hipotético marcador adverso o para dar descanso a los siempre generosos esfuerzos de los atacantes realistas. La forma de jugar será la misma de siempre, la que ha hecho fuerte a la Real en Anoeta, la que ha permitido que, de momento, el regreso a Primera sea mucho más plácido y disfrutable de lo que los agoreros temían.
Anoeta, como en las grandes ocasiones, estará lleno. No hay entradas y que no haya asientos libres ya está en manos de los socios realistas. Antes del partido habrá una marcha en recuerdo de Aitor Zabaleta, a quien nunca debemos olvidar, ya que el miércoles se cumplirán doce años de su asesinato. Y ambos equipos saltarán al césped portando una ikurriña, recordando aquel día de 1976 en que lo hicieron, cuando la bandera vasca todavía no era legal. Estos actos harán que el derbi se convierta en una fiesta, por mucho que desde Bilbao siempre haya voces que restan importancia a este partido. Que le pregunten a quienes hicieron noche en San Mamés o protestaron después en la sede del Athletic por el reparto de las entradas si consideran importantes los duelos contra la Real Sociedad. Todo lo demás es retórica barata y gratuitas ínfulas de grandeza. El derbi es importante para los dos equipos. Y esta temporada, hasta ahora, el derbi es txuri urdin. El Sanse ganó en Lezama al filial del Athletic en Segunda B, y tanto el equipo femenino como el de juveniles se impusieron 1-2 a los bilbaínos. A ver si el primer equipo sigue la racha.
Y es que, con esa idea en mente, el partido está llamado a dirimir qué equipo vasco marcha por delante en la clasificación cuando sobrepasemos el primer tercio de competición. Ahora mismo es la Real por la diferencia de goles, pero ambos están empatados a 19 puntos, dos por debajo de la zona europea y nueve por encima de la de descenso. Y eso que algunos, siempre desde el mismo lado de la autopista, se empeñan en diferenciar la capacidad y los objetivos de uno y otro equipo con demasiada facilidad. La Real ha ganado cuatro de los seis partidos que ha disputado en Anoeta, aunque el último lo perdió ante el Atlético de Madrid. El Athletic sólo ha ganado uno de los seis que disputado como visitante, y salió goleado de los dos últimos, 5-1 ante el Madrid en el Bernabéu y 4-1 en El Madrigal contra el Villarreal. También será un bonito duelo de canteras que, pese a quien pese, se decanta en favor de la Real. La plantilla txuri urdin tiene 17 jugadores procedentes de Zubieta, la rojiblanca 14 de Lezama y, según los datos publicados por Noticias de Gipuzkoa los primeros suman esta temporada 97 titularidades por 76 de los jugadores salidos de Lezama en el Athletic.
Dado que el Athletic nunca ha bajado a Segunda División, los 64 enfrentamientos entre ambos equipos se han producido en Primera, con un saldo de 31 victorias para la Real, 18 para los bilbaínos y quince empates. Hay un claro aroma a historia en estos derbis, ya que fue un Real - Athletic el partido con el que ambos abrieron la primera Liga, la 28-29 (empate a uno, gol txuri urdin de Bienzobas). En la memoria de todos está el partido que dio a la Real su segunda Liga, la 81-82. O el 5-0 de la campaña 76-77, con dos goles de Gatzelu, otros dos de Satrústegui y uno más de Zamora. Esta es la máxima victoria realista, que se repitió en la temporada 94-95, con un hat trick de Kodro y dos goles más de De Pedro e Idiakez. El mayor correctivo sufrido por la Real fue el 1-7 de la 29-30 (Cholín hizo el gol local). En los 14 partidos jugados en Anoeta, han sido cinco los triunfos locales y tres los visitantes. En el nuevo estadio, la mayor goleada de la Real fue aquel 5-0, pero también es memorable el 3-2 de la temporada 2004-2005 (dos goles de Nihat y uno de Gabilondo), pues es la mayor remontada de la centenaria historia realista. El Athletic, en cambio, logró su mejor resultado en Anoeta en la 2001-2002, cuando venció por 1-3, haciendo inútil el tanto de Khokhlov.
La última vez que Real y Athletic se enfrentaron en Anoeta fue en la campaña del descenso txuri urdin, la 2006-2007. Y el triunfo fue para los bilbaínos, por 0-2. Fue una tarde triste por muchos motivos, el esencial que el Athletic era un rival directo por evitar el descenso y con esta derrota se escapó un poco más la ilusión de la permanencia. De haber ganado, la Real se habría colocado a tres puntos. Pero perdió y se fue a nueve. Lotina sacó un mal once y remató la faena con cambios en los que los sustituidos, a pesar de ir ya perdiendo, eran los delanteros. Kovacevic se quedó sin jugar porque así lo consideró oportuno el entonces entrenador realista. Iraola adelantó al Athletic a los doce minutos de partido, en la única ocasión rojiblanca de la primera mitad. Aranzubía salvó después al Athletic, en el arreón de corazón (que no de fútbol) de la Real, con varias paradas, incluyendo un penalti, el único que ha fallado Xabi Prieto como profesional. El 0-2, otra vez de Iraola, mató el partido. Y, en buena medida, también al conjunto txuri urdin y a su gente. Lo único bueno que dejó este partido fue el debut como titular de Elustondo. Pero aquel día, la Real no fue la Real. Ni en sus jugadores, ni en su actitud. Y por eso perdió.
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