El once del Sanse que presentó Santana en Alcorcón. |
Para jugar en el césped artificial de La Canaleja, Asier Santana introdujo dos cambios en el once que superó al Fuenlabrada hace una semana en Zubieta, que había sido el mismo que también venció en Getafe una semana antes (con la única excepción de Callens, expulsado en el campo getafense). Entraron Luka Sangalli y Aitor Castro por Darlan Bispo y Eneko Capilla. Buscando un centro del campo diferente, quizá con la previsión de que el Trival Valderas trataría de hacer un partido más intenso en esa zona del campo, la Real perdió fútbol. Las llegadas de uno y otro equipo al área rival fueron muy escasas en los primeros minutos. Oyarzun probó suerte con un trallazo desde fuera del área que obligó al portero local, Kike, a despejar de puños, y Tanis tuvo que responder al disparo de Joaquín con una muy buena parada, producto de su casi siempre espléndida colocación.
Castro celebra el 0-1, tanto conseguido por Sanz. |
La primera parte, que acabó con ese 0-1, fue bastante pobre en lo futbolístico, pero el Sanse supo defenderse con mucho acierto. Ugarte y Diarra se hartaron a cortar balones, por alto y por bajo, y Tanis apenas tuvo que intervenir. Lo hizo de nuevo en la última jugada del primer acto, de nuevo con una gran colocación, después de un pase atrás defectuoso de Oyarzun. Pero en la segunda mitad todo el entramado defensivo de Santana se fue derrumbando sin que hubiera más explicación que el ejercicio de fe que practicó el Trival Valderas en busca del empate. El gol que llevaba esas tablas al marcador llegó además de la forma más improbable, a balón parado. Ahí es donde la seguridad defensiva que había mostrado el Sanse se hizo añicos de una forma casi inverosímil. Propín logró el tanto rematando absolutamente libre de marca y en realidad rodeado de medio equipo realista, desde dentro del área pequeña. Ni Tanis salió a por el balón ni hubo un solo defensor que se percatara de la presencia del jugador local.
Propín remata solo para lograr el empate a uno final. |
El Trival, por contra, sí que tuvo ocasiones de sobra para llevarse el triunfo, en el que se nota que creía mucho más que la Real. La más clara fue una falta que se estrelló en la escuadra de Tanis, pero también creó constante peligro en los muchos córners que tuvo que ceder la defensa txuri urdin. Al menos en el tramo final sí se recuperó una cierta seguridad defensiva que posibilitó que los últimos minutos no fueran un asedio del Trival Valderas. Los de Santana aguantaron el empate pero no dejaron una buena imagen en La Canaleja. No hubo mucho centro del campo, la distancia entra Iker y el resto del equipo siempre era kilométrica (salvo alguna esporádica arrancada de Castro), la pelea se impuso a la calidad y los cambios (Santana, que sorprendentemente ni siquiera los agotó, metió a Odriozola por Mugurza y a Capilla por Castro) no surtieron demasiado efecto en el juego. Pero al menos hay un punto más en el casillero del Sanse que sigue permitiendo mirar hacia arriba.
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