domingo, noviembre 02, 2014

REAL SOCIEDAD 0 - MÁLAGA 1 Basta ya

Es increíblemente difícil explicar qué le pasa a esta Real, que está en una deriva impresionante. La explicación sencilla es que Jagoba Arrasate ha terminado de firmar un fracaso que ni siquiera su falta de experiencia podía justificar y que, con el maravilloso debut en la previa de la Champions de la temporada pasada era imposible de imaginar. Da pena ver en qué se ha convertido un equipo que, por muchos fallos de planificación que tenga, reúne una espléndida colección de jugadores. Y es indignante ver cómo estos futbolistas que se llenan la boca semana tras semana defendiendo a su entrenador acaban mostrado partido tras partido una cara triste, sin alma, descorazonadora y que además, no se maquilla siquiera con algún marcador medianamente útil. La Real está en una caída libre que, y esto es lo más grave, no tiene fin a la vista. Otra derrota ante otro equipo que no demostró nada. Otra decepción que, además, se veía venir. Y todo tras una semana rocambolesca, indignante e impropia de un club como la Real. Basta ya.

Parece ya evidente sin ningún atisbo de discusión que la primera medida a tomar, que no la última, ha de ser el cese de Jagoba Arrasate. No es el único culpable, pero sí es el primer cambio que puede generar un efecto positivo en el equipo. Mantenerle sería ya una temeridad inverosímil de Jokin Aperribay. Y si se admite el error que se ha venido cometiendo desde hace ya bastantes, meses, hay también responsabilidad en la dirección deportiva. Pero los jugadores, que son los que se están yendo de rositas, han de llevarse una cuota de responsabilidad mucho mayor. Mirando el once de la Real, nadie podría decir que es malo. Hay tanta calidad en sus jugadores que resulta inverosímil que el único fútbol que se ve en los realistas proceda del entusiasma del chaval recién llegado, Hervías, que fue de largo el mejor en este match point para Arrasate que, como la semana pasada y la anterior, se dejó pasar ante equipos que no mostraron un nivel como para llevarse por delante al equipo txuri urdin.

Pero, claro, cuando no se consigue que los jugadores saquen lo mejor de sí mismo acaba resultando imposible que el equipo rinda como debe. Por eso, el partido fue infumable. Y no es de recibo que durante tres partidos que se entendieron como finales la actuación del equipo haya sido tan insulsa. Se cuentan con los dedos de una mano las ocasiones de gol que generó la Real contra el Getafe, contra el Córdoba y con el Málaga, y así es bastante difícil ganar un partido. También lo es si el equipo txuri urdin siempre encaja un gol, y mucho más cuando en todos los partidos de la Liga salvo la semana pasada el marcador siempre registra en primer lugar un tanto rival. Y por mucho que hablen los jugadores de la Real durante la semana, ver lo que ofrecen en cada partido resulta insostenible. Por eso el cambio es necesario, y mucho más viendo que la inyección de algo diferente llegó ante el Málaga por Hervías. Su irrupción se asemeja a la de Zaldua la pasada temporada y, viendo esta deriva, hay que temer que acaba apagándose si nadie lo remedia.

¿Fútbol? Prácticamente nada. Entusiasmo sí, tampoco a radudales, pero al menos en eso sí se ha notado una ligerísima mejora en el equipo desde la semana pasada. Pero si este es todo el margen de progreso que puede ofrecer el equipo, el propio Arrasate tendría que entender que ya no hay solución posible. En toda la primera mitad, la Real apenas dispuso de una ocasión de gol. Un cabezazo de Zurutuza, pasada la primera media hora, que se estrelló en el larguero. En una Liga normal, podríamos llevarnos las manos a la cabeza por la cantidad de veces que se ha estrellado ya la Real con los palos, pero viendo el descalabro continuo del equipo ya no quedan ni ganas de recurrir a la mala suerte. O los árbitros, por mucho que estén mostrándose tan decisivos en contra de la Real en lo que llevamos de temporada. Pero eso llegará al contar cómo fue la segunda mitad. Mientras los de Arrasate perdían el tiempo con un juego insulso, el Málaga tampoco es que bordara el fútbol. De hecho, si la Real tuvo una ocasión, de los andaluces apenas se puede contar media.

Sí, eso es todo lo que se puede decir de la primera mitad. Tal cual. El 0-0 era el único resultado posible. Y eso resulta imperdonable ante el carácter definitivo el partido. La segunda mitad, además, empeoró bastante las sensaciones porque el Málaga, aún sin disparar sobre la portería de Zubikarai, casi un espectador durante todo el partido, daba la sensación de que se iba a llevar el partido. No por tremendismo, que estaría ya bastante justificado dada la situación del equipo, sino porque esas son las sensaciones que transmite la Real. En esos minutos, sólo Zaldua parecía tener claro que había que sofocar el incendio como fuera. Salvó el gol de Amrabat en el minuto 50, y fue el único jugador que estuvo atento atrás. A pesar de que el naufragio parecía evidente, los cambios sólo llegaron al Málaga, y los dos primeros por lesión. Pero eso incluso pareció mejorar al conjunto de Javi Gracia. O quizá es que la Real se hundía por momentos sin importar el rival o las circunstancias del partido.

Los cambios de la Real, además, no funcionaron y parecieron obedecer más a la desesperación y a las ganas de no molestar que a la búsqueda de soluciones a la total ausencia de fútbol. Que Arrasate volviera a señalar a Pardo convirtiéndole en el primer cambio es un síntoma de desesperación. Obviamente, el canterano no está en la mejor de las formas, pero quizá habría que replantearse ya de una vez si el club ha tomado las decisiones correctas intentando convertirle en un jugador que no era y arrebatándole la frescura que mostró cuando Montanier le alineaba con cuentagotas. Ahora juega más y se le ve menos. Sería bueno tomar decisiones ya con él porque, obviamente, las que se han tomado no han sido acertadas. Entró Agirretxe, para solucionar un problema perpetuo en la Real, y es que con Vela de delantero centro el equipo pierde más que gana. Eso sí, no es que el mexicano haya adoptado todavía el papel de estrella que se le presupone.

En esa situación llegó el gol del Málaga. Un contraataque, cómo no. Y uno que nadie supo frenar, ni dentro ni fuera del reglamento. Zurutuza pudo hacer falta. Yuri también. Pero esta Real no es que sea blanda, es que es ingenua. Y eso cuesta puntos. Ante el Málaga, dos más. La contra del Málaga fue espléndida, cierto, pero qué fácil resulta atacarle a la Real. Fue, además, la primera ocasión de gol real del equipo visitante, algo que tampoco es tan extraño ya que acabe siendo gol. El pase de Mrabat a la espalda de la defensa y Juanmi remató a placer. A partir de ahí, siempre pareció más cerca el 0-2 que el 1-1. La tristeza se instaló ya definitivamente en el equipo, siendo proporcional al enfado de la grada, que acabó estallando en silbidos y pañuelos. Lógico, justo y necesario. De hecho, Darder debió hacer el 0-2 ya en el descuento en una jugada muy similar a la del único gol del partido, pero estrelló el balón en el palo. Sólo habría hecho algo mayor el incendio.

También es cierto que para ese momento el árbitro ya había actuado decisivamente sobre el partido. Weligton, uno de esos jugadores que exhiben una actitud deleznable sobre el campo, debió ser expulsado, por una agresión en tres actos a Vela. Le golpeó impunemente en esas tres ocasiones y debió ver la roja. Pero en Anoeta el reglamento cambia con demasiada frecuencia. Cuando Weligton tuvo que ser expulsado, el resultado era todavía de 0-0. Pero nunca pasa nada a favor de la Real, y eso tampoco puede ser. Su nefasta situación futbolística no justifica este desprecio arbitral tan continuado. Arrasate tampoco contribuyó a que la Real ganara en algo con sus dos cambios restantes, que llegaron tarde y que no encontraron eco en el juego. Un decepcionante Yuri se marchó para que entrara Granero. La sobrepoblación en el centro del campo no dio resultado. Después, con sólo cinco minutos por jugar, entró Finnbogason, que pasó completamente desapercibido, por Canales. Y nada de nada.

La Real volvió a perder. Son ya ocho jornadas, se alcanzan registros negativos históricos y la inacción ya no puede ser la respuesta. No hay nada que funcione, más allá del entusiasmo de Hervías y los coletazos del que mostró Zaldua cuando subió al primer equipo. Ni el balón parado, ni el juego colectivo, ni la defensa, ni los jugadores de forma individual. Nada. Y es inconcebible. No se puede esperar eternamente una mejora que semana tras semana está todavía más lejos de producirse. La Real está muerta. El encefalograma no es que sea plano, sino que está enterrado en las profundidades de una sima deportiva que da vergüenza viendo los nombres con los que juega la Real. Arrasate no debió sentarse en el banquillo ante el Málaga, otro equipo más que se lleva la victoria en Anoeta sin necesidad de mostrar nada de fútbol, y Aperribay se equivocó manteniéndole. Las decisiones tendría que haber llegado ya. Y deben llegar cuanto antes. Basta ya, sí, basta ya.

2 comentarios:

Antonio R. dijo...

A ver si echan al triste este y reseteamos el equipo porque tela, vaya temporadita que nos están dando entre todos. ¿El partido? Que me dormía. Sólo me despertó el gol del Málaga.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Antonio, el partido fue horrible, no hay duda. Ya tenemos el cese, pero de momento sin nuevo entrenador...