Un bestial Vela canta el primero de sus tres goles. |
Con Vela como certeza más absoluta, Moyes no parece dispuesto a asumir ningún riesgo en sus onces iniciales, por mínimo que sea, hasta que no tenga un conocimiento claro de la plantilla, y por lo visto será en la Copa donde muchos jugadores tendrán que probarle que están en disposición de dar un paso adelante. El escocés prácticamente repitió el once que dispuso en Riazor, al parecer muy guiado por Santana, y sólo colocó en el campo a Xabi Prieto en lugar de Chory Castro. Como el partido cambió tan pronto es difícil decir que tipo de Real habríamos visto para intentar superar a un Elche defensivo. Cambió, sobre todo, porque la Real tiene a un auténtico jugadorazo sobre el campo, Vela, que sigue demostrando lo barato que es haber pagado lo que sea por él. En el minuto 3 ya había adelantado a la Real. Es verdad que la paupérrima defensa del Elche facilitó las cosas, con hasta tres jugadores cerca de él sin presionarle, pero su cabezazo es buenísimo para culminar una buena jugada de Canales con pase final de Carlos Martínez.
Casi a renglón seguido, Agirretxe tuvo que dejar el partido por lesión. En su lugar entró un Finnbogason que sigue mostrándose asombrosamente ausente en los partidos. Ni se muestra como rematador, porque apenas tuvo una ocasión de disparar aunque estrelló el balón en la defensa, ni participa demasiado en el juego, por lo que sus virtudes, y ya estamos en diciembre, son todavía un misterioso, más allá de algún buen movimiento que se le vio en la ya muy lejana eliminatoria europea contra el Aberdeen. El juego, eso sí, era bastante pobre, y así es difícil que lleguen buenos balones arriba. La Real, con el 1-0, decidió echarse muy atrás. Demasiado, habida cuenta del poco rival que había delante. Eso, aunque sea por inercia, acaba provocando situaciones de peligro en torno a la portería de Zubikarai, que de momento mantiene la titularidad. Elustondo, mal posicionado y poco hábil con el balón en los pies, estuvo metido en algunas de esas jugadas, dando más argumentos en contra de su reconversión a central, que no solventa los males de la Real, y de su titularidad cuando regresen Iñigo y Mikel, algo que sería complicado de entender.
En realidad, el resultado era lo mejor para la Real viendo lo que sucedía sobre el campo. Con nervios atrás en su defensa de circunstancias, con un Markel que sigue sin tener influencia en el juego ni defensivo ni ofensivo, con un Granero que apenas pareció tomar el mando durante dos minutos y que firmó una decepcionante actuación, con un Canales intermitente y como casi siempre de más a menos, y un Xabi Prieto totalmente desaparecido, era más que evidente que el partido tenía que desarrollar en campo de la Real. El Elche, con muy poco, dominó la pelota a su antojo pero evidenció que no tiene pegada. Salvo alguna intentona de Jonathas que nunca llegó a inquietar a Zubikarai, la única ocasión clara del Elche la tuvo en sus pies Damián, que se topó con una poco ortodoxa intervención del guardameta realista en su duro disparo desde la frontal. La Real, a cambio, volvió a evidencia lo inofensiva que es en las jugadas de estrategia y asumió su veladependencia. El mexicano hizo el 2-0 a la media hora, al aprovechar en carrera un fantástico servicio de Xabi Prieto, el único balón decente que tocó el capitán realista en todo el partido.
Ya con ese marcador, el propio Vela pudo incrementar su cuenta antes del descanso, con un tiro desde muy lejos que fue a las manos de Tyton. En realidad, esa jugada no estaba para ese tiro casi imposible, ¿pero quién le puede discutir algo a Vela cuando marca las diferencias con tanta claridad? Canales, antes de apagarse del todo, también dispuso de una buena ocasión, pero su disparo no encontró portería. En esa jugada, el cántabro recibió un leve agarrón dentro del área, una de esas típicas jugadas en las que se suele decir que si se tira se puede pitar penalti. Pero con Velasco Carballo no, a favor de la Real desde luego que no. El suyo fue otro de los muchos arbitrajes anticaseros que ve Anoeta con tanta frecuencia. Algo que ni siquiera fue falta de Ansotegi ya le costó la primera tarjeta amarilla en el minuto 6, cuando a jugadores del Elche les estuvo advirtiendo incluso durante la segunda mitad. Cómo le costó ver faltas hacia el ataque de la Real y qué fácil las veía cuando eran jugadores ilicitanos los que caían. Por eso, cuando en la segunda mitad Finnbogason fue derribado dentro del área tampoco quiso saber nada.
Al menos en esta ocasión el arbitraje no influyó en el resultado y la actuación de Velasco Carballo será olvidada. Pero es que para eso estaba Vela, que quería llevarse el balón del partido para su vitrina. El mexicano redondeó el hat trick en el minuto 53, asistido otra vez por Carlos Martínez. Vela dejó correr el balón en dirección a la portería y cuando vio opción de tiro enganchó un punterazo sensacional que golpeó el palo derecho del guardameta del Elche antes de colarse en el fondo de su portería. Un auténtico golazo de crack. Puestos a entrar en el inútil debate que gusta a la corte mediática deportiva por estas fechas, lo sorprendente es que en Anoeta no se escuchen gritos pidiendo el Balón de Oro para el mexicano, porque hace muchos años que no hay un jugador de su calibre vistiendo la camiseta txuri urdin. Eso sí, coreó su nombre con cariño y le despidió al ser sustituido con una justísima ovación. Antes de eso, la mejor intervención de Finnbogason en el partido sirvió para que De la Bella gozara de una espléndida ocasión para marcar, pero aquí Tyton sí estuvo acertado.
En realidad, el partido acabó con el 3-0, aunque todavía quedaran 37 minutos por jugarse. De hecho, a partir de ahí casi todas las noticias fueron más preocupantes que otra cosa. Finnbogason evidenció que, a día de hoy, no tiene el más mínimo instinto rematador, pues dispuso de una buena ocasión de disparar y se perdió en regates estériles antes de perder la pelota. La defensa dejó síntomas preocupantes, hasta el punto de que si el Elche no consiguió marcar fue simplemente por su inocencia. Como ejemplo, Carlos Martínez puso a Coro en bandeja una clara situación de gol con un pase muy deficiente, pero éste la mandó fuera. Pocos partidos habrá tenido Zubikarai tan plácidos como éste. Pardo, que fue el segundo recambio de Moyes, sigue lejísimos del chispeante jugador que nos deslumbró hace tres años. Se le ve nervioso y precipitado, aunque alterne errores con magníficos cambios de juego que nadie más sabe dar en este equipo. Y Chory Castro permaneció diez minutos en la banda después de que Moyes parara el cambio, lo que seguramente no fue algo positivo para el uruguayo, que apenas tuvo cinco minutos sobre el césped, en los que apenas pudo tocar la pelota.
Moyes lo dejó claro en la víspera: lo que más quería ante el Elche eran los tres puntos. La Real vistosa y emocionante que pidió no la pudo ver, pero la victoria se quedó en casa y eso era trascendental. A partir de ahí es donde comienzan las dudas, porque el equipo txuri urdin no encontró más fútbol que el que quiso Vela. Su estrella es tan desequilibrante que, estando ya en forma, se basta para ganar él solo partidos como éste. Lástima que empezara la temporada lesionado, porque eso ha ayudado a lastrar al equipo, pero conformarse con el juego que hizo la Real sólo porque el marcador final despliegue un 3-0 sería un grave error. Ganó, y ganó fácil, dejando además la portería a cero por segunda semana consecutiva, con el mérito añadido de que lo ha hecho con la defensa más circunstancial posible. Pero no jugó bien. Es más, hizo muchas cosas mal, porque el Elche pudo manejar el balón a sus anchas y llegó como quiso al área de Zubikarai. La diferencia estuvo, una vez más, en la calidad. En lo táctico y en lo estratégico todavía queda mucho trabajo, aunque con 13 puntos y alejándose de la zona de descenso se ven las cosas algo mejor.
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