domingo, febrero 14, 2010

REAL SOCIEDAD 1 - NASTIC 0 ¡¡¡Bravo, Bravo!!!

Aunque sea injusto, porque hay mucho que destacar, todo se resume hoy en una palabra: Bravo. Desde que el guardameta chileno cometiera el terrible error que costó el partido ante el Elche, no ha hecho más que erigirse en el salvador de la Real. En Murcia lo hizo con dos paradas antológicas. Y hoy lo ha hecho de la forma más particular, marcando el gol del triunfo. Sí, sí, Bravo ha marcado el gol del triunfo. Ese secreto a voces de los últimos años que era el deseo del chileno de lanzar una falta hoy se ha convertido en realidad, al filo del descanso, y de la mejor forma posible. Y no es que la falta estuviera especialmente bien lanzada, porque pareció asequible para la defensa, pero quizá por la sorpresa que les ha provocado el lanzador ha acabado en el fondo de la portería del Nastic después de rozar en un defensa tarraconense. Qué explosión de alegría se ha vivido en las gradas de Anoeta. Que tres puntos tan importantes ha conseguido el héroe de la jornada, Claudio Bravo. El mejor portero de la categoría que, sin duda, sería uno de los mejores de Primera División.

Ese instante define el partido, pero también define lo que es esta Real. El equipo ha entendido lo que constituye la esencia de este centenario club, entiende que tiene que vivir de momentos de gran excitación como los que vivieron los 9.000 realistas que viajaron a Vigo en busca de un título de Liga, de acciones inverosímiles como el gol de Zamora en Gijón que nos convirtió en campeones, de determinación absoluta como la de los héroes de Puertollano al jurarse a sí mismos y ante todos nosotros que la Real no volvería a bajar a Segunda y que nos ofreció 40 años de felicidad. Hoy Anoeta ha vivido uno de esos instantes, el momento de la temporada, el gol de estos tres años en Segunda Divisón que, si no se tuercen muchísimo las cosas están tocando a su fin. Quienes lo habéis visto en directo, quienes lo habéis hecho por televisión, guardad este instante en vuestra retina, recordad siempre el grito que habéis soltado en el gol, porque estos momentos son los que definen la Historia de este maravilloso club.

El gol de Bravo ha sido el único que se ha marcado en los 90 minutos, pero no ha sido un día para sufrir. Al contrario, la Real ha entendido a la perfección el partido en todo momento y en todas sus circunstancias. El dominio ha sido abrumador, aunque el juego en ataque podría haber tenido algo más de fluidez, y las ocasiones de color txuri urdin cuantiosas. La Real ha debido ganar hoy con mucha claridad, ante un Nastic decepcionante, que en ningún momento ha respondido a la etiqueta con la que llegaba a Anoeta de mejor equipo a domicilio de la Segunda División. Casi todos los jugadores de ataque han tenido ocasiones de gol, aunque la más clara ha sido de Aranburu, que ha estado a punto de culminar el partidazo que ha hecho con un gol en la segunda parte. Pero el fallo ha sido de los grandes y no ha sido capaz de impulsar dentro de la portería, desde dentro del área pequeña y sin portero, un espléndido remate de Nsue que había superado toda la línea defensiva del Nastic.

Hoy la Real tenía que dar una muestra de madurez y la ha dado. A todos los niveles y en todas las líneas. Lasarte ha tenido fe en el equipo de sus sueños, lesiones aparte. Griezmann recuperó su puesto en la banda izquierda y Elustondo mantuvo el suyo en el centro del campo. Al margen del buen partido del mediocentro (que responde así a las malas jornadas que arrastraba), de la influencia decisiva de Bravo y de la espléndida actuación del capitán, el primer aplauso procedente del análisis del juego tiene que ir para la defensa. Arrastraban sólo 60 minutos juntos y hoy ha parecido que Carlos Martínez, Labaka, Ansotegi y De la Bella han jugado juntos toda la vida. Entre ellos, y el incansable trabajo de Diego Rivas, consiguieron que el Nastic no tuviera ni una sola ocasión de gol en los 90 minutos. Ni una. Eso pasa mucho en los partidos de la Real, que su rival apenas llega a gol. Y eso es un mérito formidable del equipo. El único pero a la línea defensiva es la tarjeta que vio Labaka y que le impedirá jugar la próxima semana. Le toca a Lasarte pensar en la mejor solución.

La Real ha saltado al campo pensando que la victoria podía llegar con la velocidad. Nsue y Griezmann en las bandas debían ser la principal arma y los balones en largo de Bravo la mejor solución para iniciar las jugadas. Pero el bajo nivel que ha dado el Nastic y el gran partido de Aranburu han cambiado el escenario previsto por completo. El dominio realista en el centro del campo ha sido total y desde el primer minuto y así han comenzado a llegar las primeras ocasiones. En la primera mitad, la Real ha apostado mucho por lanzamientos lejanos. Lo intentaron Diego Rivas en dos ocasiones, Elustondo, Aranburu y Griezmann, que estuvo antes algo lento en un balón que le había servido Bueno (grandes movimientos durante todo el partido; con un poquitín más de precisión habría podido firmar tres o cuatro jugadas de gol) y que hasta estuvo cerca de marcar un gol olímpico.

Sin embargo, la mejor ocasión de los primeros 45 minutos fue un cabezazo desde dentro del área que sacó la defensa del Nastic bajo palos. Tras el gol de Bravo y la excitación que poseyó todo Anoeta y el alma de todos los realistas, el Nastic tampoco reaccionó. La segunda parte fue casi un calco de la primera, aunque sí es cierto que la Real cedió algo el dominio del balón. El Nastic, en todo caso, no supo qué hacer con él, con lo que el resultado, por corto que fuera, no corrió peligro en ningún momento. Es más, debieron ampliarlo Bueno con un lanzamiento desde 40 metros que salvo el portero o Aranburu con ese gol cantado que lanzó arriba. Griezmann, pletórico trabajo el suyo como siempre, tuvo su ocasión, igual que Agirretxe, que disparó mal. Muchas ocasiones de gol. El único pero a Lasarte es que quizá los cambios debieron llegar antes. Songo'o apenas jugó el descuento y de haber tenido más minutos es probable que hubiera dispuesto de alguna ocasión al contraataque.

Los resultados de ayer añadieron presión al deseo realista de romper una racha de tres jornadas sin ganar. Y la Real ha respondido con madurez y con autoridad. Son tres puntos de oro, tres puntos que lanzan un nuevo aviso a los equipos que quieren subir a Primera División. Las distancias se mantienen. El Hércules sigue líder y aumenta la ventaja en el average general, pero tiene los mismos puntos que el conjunto txuri urdin, 47. La cuarta posición sigue a ocho puntos, con los 39 que tiene el Numancia y a la espera de lo que haga el Levante hoy, que podría alcanzar los mismos. Betis y Nastic se quedan a doce puntos, a cuatro partidos (y en el caso de los catalanes ya con el average particular perdido). El Rayo, que seguramente dijo adiós ayer a sus opciones de ascender, a 16. Yo no tenía dudas hace tres semanas. No las tuve hace dos. No las he tenido durante esta semana. Hoy sigo sin tenerlas. La Real responde sobre el césped, la Real sigue ofreciendo momentos para recordar y unas constantes de juego que invitan al optimismo. Queda menos para el ascenso. Queda mucho para junio, pero también está a la vuelta de la esquina. Y en esa contradicción se esconde la felicidad del momento. Vivámosla.

3 comentarios:

futbollium dijo...

Impecable labor de Bravo en los últimos partidos . Si ante el Murcia salvó un punto , esta mañana ha ganado 2 con su gol al Nástic . Por cierto vaya enfado de su colega Rubén Perez con su barrera .

Un saludo

cityground dijo...

Vaya gol de Bravo, tira a romper y le salió perfecto.

Merecimos ganar por mas goles y como dices en la 1ª mitad abusamos de los tiros lejanos.

Ahora a ganar al Girona y luego en Huesca podre ver a mis dos equipos, igual ese día quiero que pierda la Real o que empate.

javilanzarote dijo...

La verdad que Juan describe bien lo del grito por la tele. Lo estaba viendo con otro realista ( no habemos muchos en Lanzarote) y pegamos un grito y un salto...se quedó todo el bar mirando como diciendo ¿ y estos tíos de donde salieron? porque estaba lleno pero el partido lo estábamos viendo nosotros 2 y poco más. Pero bueno, de la Real a muerte aunque estemos a 3000 km.