Illarra, en el choque ante el Real Madrid. |
Para que ese generoso despliegue fuera posible, Eusebio volvió a sorprender con su once, apostando por un dibujo más reconocible y sin la posición cambiante de Reyes que se vio en El Madrigal. El mexicano, de hecho, se quedó en el banquillo, siendo esta la mayor sorpresa del equipo que formó el técnico realista, que dio galones a Mikel y Elustondo en el centro de la zaga, con los previstos Yuri y Zaldua en los laterales, un centro del campo formado por Markel, Illarramendi, con Zurutuza y Xabi Prieto junto a Bruma, la gran novedad del once, y Oyarzabal. El caso es que con este once, la Real hizo frente a la realidad clasificatoria y la falta de objetivos en esta Liga primero con una cierta resignación y poco a poco entrando en el partido, pero siempre un peldaño por debajo del Real Madrid, al que se notó con la necesidad de ganar para seguir luchan por la Liga.
No hubiera sido nada extraño que, después de unos minutos de tanteo inicial, el equipo madridista se hubiera puesto por delante en el primer cuarto del partido. La primera gran ocasión la tuvo en sus pies James, pero Rulli la despejó con los pies en el minuto 9. Tres después, Ramos remató a placer en un córner, por una pantalla claramente ilegal de Casemiro a Elustondo que se sancionó, pero mandó el balón fuera. De la misma forma, Bale tampoco encontró portería al cuarto de hora, y en el minuto 22 de nuevo fue el galés quien conectó un buen testarazo a pase de James, pero de nuevo sin probar a Rulli. La Real en esos minutos sufrió muchísimo por sus costados, tanto Yuri como Zaldua se veían incapaces de frenar a los madridistas, y su respuesta ofensiva se limitó a alguna cabriola de Bruma, la pelea incansable de Oyarzabal y un disparo lejano e inocente de Zurutuza.
Pero a partir de ahí la Real despertó, bien es cierto que por el corazón que hay que poner en los partidos contra el Real Madrid que por tener claro el juego que debía desplegar, y empezó a llegar con algo de peligro, aún sin poder concretarlo. Zaldua comenzó a animarse en ataque y combinó con Xabi Prieto para forzar un primer córner y desperezar a un Anoeta enchufado pese a todo. Después fue Bruma quien metió un buen centro desde la izquierda que el propio Prieto no pudo rematar con claridad, dejando el balón en las manos de Keylor. Zurutuza, que se convirtió en estos minutos en el mejor realista, estuvo a punto de plantarse solo ante el guardameta madridista tras un pase del capitán. El Madrid contestó con una jugada en la que Zaldua fue superado y primero Markel y después Elustondo tuvieron que sacar el balón con Rulli ya batido, pero la Real reaccionó bien, primero con una jugada de Bruma que acabó rematando desviado Zurutuza y después con la mejor combinación del partido, entre Bruma, Zuru y Prieto, que Zaldua remató con un trallazo desviado.
La Real llegó al descanso con la sensación de haber igualado un duelo que había comenzado claramente decantado para el bando madridista con sus claras ocasiones iniciales, pero con una factura importante, las amarillas que vieron Illarra y Markel, más justa la del primero que la del segundo por el celo de un Undiano Mallenco que pareció castigar demasiado en un partido que no lo merecía. En todo caso, la segunda parte comenzó como la primera, y el Madrid tuvo otra oportunidad en un córner, de nuevo un cabezazo de Bale que se marchó arriba. Pero esta vez la Real reaccionó antes, y en el minuto 51 ya puso a prueba a Keylor, con un córner al segundo palo que botó Bruma, sorprendente lanzador en el día de hoy, uno más a la nómina de quienes lanzan saques de esquina (dos, en realidad, porque al final fue Oyarzabal quien lanzó los córners), y que el guardameta madridista tuvo que despejar con la punta de los dedos. Bruma tuvo otras dos ocasiones desde la esquina casi a renglón seguido, después de una espléndida maniobra de Zurutuza dentro del área y un posterior disparo repelido por la defensa.
Según transcurrían los minutos de la segunda mitad, daba la impresión de que la Real tenía el partido mucho más controlado, desde luego mucho más que en su primera mitad. Pero justo en ese momento, la realidad le dio una bofetada al equipo txuri urdin y el Real Madrid tuvo su ocasión más clara, después de un despeje increíblemente fallido de Yuri, que dejó el balón muerto a pies de Bale dentro del área pequeña. Pero ahí emergió la figura de un inconmensurable Rulli, que hizo un paradón antológico con el pie, evitando lo que a todas luces parecía un gol cantado. La Real, no obstante, rondaba el área de Keylor. ¿El problema? Que a la Real le faltaban todos sus hombres de ataque. Ni Vela, ni Jonathas, ni Agirretxe. ¿Y quién remata a puerta? Complicado. Por eso, y a pesar de que el Madrid tenía importantes ausencias en ataque, hubo más disparos sobre la portería de Rulli. Bale estuvo otra vez cerca del gol tras el primero de los dos errores que cometió Elustondo en el partido.
Eusebio, sabedor de que la importancia del partido estaba en el centro del campo, introdujo el primer cambio a los 22 minutos de la segunda mitad. Reyes entró por Markel, para eliminar así el peligro de que el realista viera la segunda amarilla, y dando un perfil un poco más defensivo al equipo. Y aún así, la Real logró llegadas interesantes, como una buena maniobra de Oyarzabal que sirvió para provocar una amarilla a Casemiro que Undiano Mallenco no quiso mostrar por algún motivo difícil de explicar, sobre todo por ser una jugada calcada a la que sí le costó la amonestación a Illarra en la primera mitad. Rulli, no obstante, se mantuvo como el hombre más valioso de la Real con una nueva mano tras un pase de Jesé que se envenenó tras tocar en la pierna de Elustondo. Y justo a continuación, el segundo de los errores de Elustondo, que no empañan el gran esfuerzo que hizo, provocó una salida de Rulli, de nuevo perfecto, para que Jesé no hiciera gol.
Previendo que el Madrid tendría que hacer un último gran esfuerzo en el partido y no perder sus opciones en la Liga, Eusebio metió dinamita arriba: Bautista, recibido con una atronadora ovación por un Anoeta ávido de alegrías, por Bruma. Y esta vez sí, a diferencia de su testimonial debut en El Madrigal ya en el descuento, con algunos minutos para intentar hacer cosas, como por ejemplo un buen desmarque que Yuri no fue capaz de ver para meterle un buen balón. En cualquier caso, el Madrid convirtió la necesidad en virtud y se llevó el partido por calidad y acierto. Rulli volvió a salvar a la Real con una impresionante parada a disparo de Jesé desde la frontal, pero ya no pudo hacer nada para impedir el 0-1 en un formidable cabezazo de Bale, que le ganó la posición bien a Elustondo en un salto. A la Real le quedaban diez minutos para responder al tanto del Real Madrid. Y ahí, una vez más, se notaron la bajas y lo descompensado de las convocatorias de Eusebio. ¿Hombres de ataque? Ninguno. Por eso, lo único que le quedó al técnico realista fue poner a Héctor en el campo, por un Yuri que se marchó exhausto.
La Real, en cualquier caso, le puso un corazón inmenso al final del partido, incluso asumiendo que fútbol tenía poco y que las incontables bajas que tenía pesan decisivamente en la capacidad del equipo. Por eso, el peligro llegó a balón parado. El Madrid sufrió en esa suerte porque, además, reculó con descaro. La primera opción fue un cabezazo desviado, muy desviado, de Mikel González. Después llegó un sensacional testarazo de Zurutuza que obligó a que Keylor hiciera la mejor parada del encuentro. Y finalmente aconteció una jugada final en la que Rulli, después de algunas dudas, subió a rematar y acabó por los suelos sin que se viera claramente el motivo y sin que nadie llegara a rematar. Fue la última jugada porque, curiosamente, Undiano Mallenco indicó únicamente dos minutos de añadido. Nuevamente, él sabrá por qué tenía tanta prisa en acabar el partido cuando se habían hecho los seis cambios, ignorando las directrices del propio Comité de Árbitros de cuantificar cada sustitución en 30 segundos. Y él sabrá también si hubiera decretado lo mismo de mantenerse el 0-0 en el marcador.
El caso es que la Real empeoró un poco más sus datos en Anoeta esta temporada con una nueva derrota, aunque esta vez sí se notó que los condicionantes afectaron demasiado. El equipo txuri urdin dio la cara como pudo y durante 90 minutos, pero acusó las bajas. Y también, obviamente, se vio mermada por el hecho de que en este partido no había en juego más que el honor. Y el honor, al menos, se defendió esta vez con orgullo, con corazón y con el sentimiento txuri urdin que se exige a este equipo. Porque así, en realidad, da igual el resultado del partido. Si el equipo se deja todo lo que tiene, por poco que sea, por mucho que le afecten las circunstancias en su contra que objetivamente había en este encuentro, el juicio a la Real sólo puede ser positivo. Incluso dentro de este lento final de una Liga que va a dejar un muy mal recuerdo y en el que ya no queda más que lo que ha hecho la Real ante el Real Madrid: competir.
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