Zurutuza, en el encuentro de la pasada campaña ante el Getafe. |
La noticia antes del partido la ha ofrecido el propio Eusebio, que ha decidido prescindir de Yuri e Illarramendi por motivos técnicos, especialmente sorprendente en el caso del mediocentro, a los que dará descanso debido a que no pensaba colocarles en el once inicial. Estas ausencias se unen a las ya conocidas por lesión de Carlos Martínez, Canales y Agirretxe, además del todavía inédito Raúl Navas, y a la de Rulli por sanción. De esta manera, Zaldua y Héctor, los dos sacrificados de la pasada jornada, vuelven a la convocatoria, en la que siguen los dos potrillos habituales, Elustondo y Oyarzabal, y también Bardají. Este se mantendrá como guardameta suplente, ya que la recuperación de Oier, que también vuelve a la lista, retrasará su debut en el primer equipo cuando parecía estar ante su gran oportunidad.
Para hacer frente al colista, el once de Eusebio sufrirá algunos cambios. El primero, en la portería, donde Oier Olazabal jugará por primera vez desde que la Real cambió de técnico. Por delante de él, De la Bella y Elustondo serán los laterales, y sería extraño que Diego Reyes e Iñigo Martínez no estuvieran en el centro de la zaga. En el centro del campo el abanico de posibilidades deja cinco hombres para tres puestos. Markel, Pardo, Zurutuza, Granero y Xabi Prieto se juegan esas tres plazas. Y para el ataque, parece bastante probable que Jonathas vuelva a jugar después de un par de jornadas sin hacerlo, y la duda es saber si Eusebio dará descanso a alguno de sus titulares habituales para que juegue Bruma. Oyarzabal y Vela podrían descansar, pensando en el partido de Villarreal y en los tres encuentros de esta semana. Para el banquillo quedarían con seguridad Bardají, Mikel González y Héctor.
La derrota en Eibar certificó que la Real finalizará la temporada en tierra de nadie. Comenzó la jornada en la décima posición, con 41 puntos, doce por encima de la zona de descenso y a ocho de la séptima posición, la última que puede dar el pasaporte europeo. Su rival, el Getafe, acude a Anoeta en situación desesperada, en última posición, con 28 puntos, y a dos de la salvación. La Real ha sumado en casa 27 puntos, gracias a sus siete victorias y cuatro empates, pero sus números recientes no so buenos, y sólo ganó al Barcelona en los últimos cuatro partidos que jugó en Anoeta. El Getafe, por su parte, es el peor visitante de la competición, sólo ganó 1-2 al Sporting en la jornada 18 y empató a cero contra el Celta y a dos contra el Valencia. Sus otros trece partidos lejos del Coliseum madrileño se cuentan por derrotas. El conjunto azulón está en una caída libre brutal, encadena ya trece jornadas sin ganar, en las que sólo ha sido capaz de sumar dos puntos de 39 posibles.
Hay ocho precedentes, todos ellos en Primera División, y los resultados son algo engañosos. Hasta la pasada temporada, la 2014-2015, en la que los madrileños lograron el triunfo por 1-2, el Getafe no sabía lo que era vencer en Anoeta. No obstante, si se miran los datos desde otro punto de vista, el equipo madrileño ha puntuado en seis de esas ocho ocasiones en el estadio donostiarra, donde ha sumado además cinco empates y donde sólo ha caído derrota en dos encuentros. La mayor goleada, y la primera victoria que logró la Real ante el Getafe, fue el 0-3 de la temporada 2005-2006, con goles de Nihat, Aranburu y Xabi Prieto. Tras aquel encuentro, el Getafe fue capaz de encadenar cuatro visitas seguidas empatando. Tras el ascenso de la Real en 2010, de hecho, la igualdad es total: un triunfo para cada equipo y tres empates.
En el mencionado encuentro de la 2014-2015, el triunfo voló a tierras madrileñas, y lo hizo contra todo pronóstico y de una manera muy dolorosa. El partido fue malo de solemnidad, con continios errores en el pase, una mala disposición táctica y prácticamente nulas ocasiones de gol en ambas porterías, y en ningún momento dio la impresión de que los jugadores se partieran la cara por su entonces ya muy discutido entrenador, Jagoba Arrasate. En la segunda mitad, la Real mejoró algo, y la entrada de Hervías le dio algo de chispa a su juego. Tanto fue así que el canterano fue el autor del primer gol del partido, en el minuto 82, al rematar un pase de la muerte de Vela. Pero la Real, que había hecho lo más difícil, se dejó sorprender de forma inexplicable. Yoda hizo dos goles, en el 89 y en el 92, y dejó a los realistas hundidos, incapaces de explicarse cómo pudieron defender tan mal esas dos jugadas para conservar ese 1-0 que tanto había costado hacer.
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