Yuri volvió al once, y dio la asistencia del primer gol. |
Y el caso es que la situación de ambos equipos y otras circunstancias era difícil prever una fiesta tan completa. Entre las bajas, fundamentalmente las de Zurutuza y Chory Castro, y las ganas de Moyes de probar cosas, el once ante el Levante presentó algunas novedades interesantes. La principal, Finnbogason en punta. El centro del campo también fue novedoso, con un triángulo formado por Markel, al principio muy incrustado entre los centrales, Granero y Pardo. Los laterales volvieron a ser los habituales en la era Moyes, Yuri y Zaldua. Y Vela repitió en el once, por fin en el puesto que le corresponde como estrella del equipo, con Prieto repitiendo una vez más en el once. El resultado, francamente bueno, porque la Real salió bastante enchufada, sorprendentemente liberada por su alabada actuación en San Mamés y por la tranquilidad clasificatoria ya conseguida. Tampoco es que la Real saliera en tromba, sino con un ritmo lento, pero fue suficiente con su buena actitud y con que el Levante cuenta con un colchón razonables sobre el descenso.
De hecho, en apenas un cuarto de hora, el equipo txuri urdin vio puerta en dos ocasiones, sin que fuera necesario recordar uno de los eléctricos inicios de la temporada de la Champions. La primera ocasión en que el balón acabó en la red no valió, puesto que Vela estaba en fuera de juego al rematar un buen pase de Xabi Prieto. Era el minuto 6. Y en el 13 llegó el tanto que sí subió al marcador, un precioso gol que demuestra que cuando la Real es capaz de combinar con acierto puede desarbolar a cualquiera defensa. Xabi Prieto comandó la jugada, metió un sensacional pase a Yuri y la asistencia del lateral la convirtió Finnbogason en su segundo gol en Liga. Entre ambas jugadas, el Levante sólo dio señales de vida a balón parado, con una falta que recordaba muchísimo a aquella con la que el Levante marcó en la primera jornada de Liga de la temporada 2004-2005. Aquel día, Harte enfrió Anoeta, pero en esta ocasión su intento se estrelló en la defensa. Eso y la habitual seguridad de Rulli bastaron para frenar casi todas las leves tentativas del equipo valenciano.
La felicidad habría sido aún mayor si Granero hubiera marcado de falta directa pasada la media hora en el lanzamiento de que dispuso desde una posición algo escorada, pero el disparo se marchó ligeramente alto. Esa felicidad, no obstante, acabó llegando. Antes de esa jugada, Finnbogason pudo aumentar su renta. El islandés sigue sin ser el jugador que se esperaba cuando se anunció el fichaje del máximo goleador de la liga holandesa, y de hecho su partido no fue especialmente bueno, pero dejó detalles interesantes que no han desaparecido tras su lesión. El desmarque para el pase largo que Vela le envió a los 25 minutos fue muy bueno, incluso su carrera le bastó para llegar al balón antes que Mariño, pero le faltó algo de fe para que ese regate le diera ventaja para marcar el gol. En algún córner sí que se generó algo de inquietud en el área de Rulli, muestra de que en los últimos minutos el equipo visitante sí quiso salir algo más de su campo, pero sin demasiado peligro.
Si el Levante quería mantener esa línea en la segunda mitad, la Real enfrió sus expectativas desde la esquina. Pardo sumó una asistencia más para su cuenta, la segunda seguida tras la que sirvió a De la Bella en San Mamés, y el autor del gol fue Markel Bergara, peinando francamente bien el medido envío de su compañero en el centro del campo. El gol, eso sí, pudo ser anulado, porque Vela estaba en posición de fuera de juego y justo delante del portero. Como con las manos, la ausencia de explicaciones certeras de los árbitros convierte a la jugada en una muy interpretable. Dado que el Levante es un equipo de marcadores muy cerrados, el 2-0 suponía el cierre virtual del partido, que se convirtió en terreno abierto para que los jugadores más técnicos de la Real pudieran disfrutar. Vela buscó varias carreras con las que sentenciar con más claridad, y estuvo muy cerca de concluir una con remate en el minuto 61, pero Juanfran llegó a sacarle el balón de forma limpia.
Ya con el partido muy de cara para la Real, el Levante intentó estirarse, pero incluso con cierta facilidad para moverse en el centro del campo e incluso en la frontal del área, las ocasiones claras de verdad brillaron por su ausencia. La más clara la tuvo José Mari a los 63, con un buen disparo desde la frontal que buscaba la escuadra a la izquierda de Rulli y no le faltó demasiado para encontrarla. La respuesta inmediata la dio Pardo, con un buen disparo desde la frontal que acabó estrellándose en Finnbogason. El riojano fue el primer cambio de Moyes, dándole descanso y a la grada de Anoeta la ocasión de que le brindara una merecida ovación. Su salida coincidió con un cierto descontrol en el centro del campo, y el Levante ahí sí tuvo alguna ocasión clara de marcar. En el minuto 74, Rulli despejó a duras penas un centro desde la banda derecha, que se quedó perfecto para el disparo de Toño, y Zaldua sacó el balón milagrosamente con la pierna, corroborando un espléndido partido.
Quien entró por Pardo fue Hervías, lo que denotaba una clara intención de Moyes de buscar contras, aunque el canterano no tuvo demasiadas oportunidades claras de lucir. El técnico escocés mantuvo sus probaturas y metió a Agirretxe por Xabi Prieto, jugando con sus dos nueves. Pero todavía faltaba lo mejor. Corría el minuto 86 cuando Vela conectó un magistral lanzamiento de falta que entró por la mismísima escuadra, rompiendo esa bestial sequía de más de cinco años sin anotar en esta suerte futbolística, desde que Bravo anotara su gol en Segunda, ante el Nastic, en el año 2010. Era una estadística sonrojante a la que había que poner fin cuanto antes y acabó siendo lógico que fuera Vela quien rompiera la sequía, curiosamente uno de los jugadores de la actual plantilla realista que menos ha probado en estos lanzamientos a pesar de su calidad. Y para coronar un partido perfecto, Moyes hizo debutar a Eneko Capilla, que sustituyó al propio Vela.
El mexicano se marchó con una sonrisa que fue reflejo del estado de ánimo con el que acabó el partido la Real. Son pequeños detalles, pero viendo que el Levante no había perdido en Anoeta desde que ambos equipos regresaron a Primera en 2010 haberle superado con tanta facilidad y tantos goles es algo a celebrar. Es verdad que ya es tarde para arreglar una temporada gris, pero todo se ve de otro color si se llega a este final de la competición con detalles tan emocionantes como este gol de falta de Vela o la lección de orgullo que se vivió en San Mamés. Haber pasado cinco jornadas sin ganar se ha llevado por delante las opciones de luchar por la sexta plaza, y aunque Moyes haya insistido en que la Real es un equipo de mitad de la tabla parece claro que si algunos jugadores más hubieran dado el nivel que se esperaba de ellos el final de la temporada habría sido más intenso, emocionante y competido. Lástima. Pero si vuelve la ilusión para la próxima campaña, será un peaje que se recordará de otra manera.
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