El gran partido de Rulli no fue suficiente para puntuar. |
No hubo apenas sorpresas en el once de Moyes. Como era evidente, plantó a su equipo en el Camp Nou sin delantero centro, con un 4-4-2 formado con un centro del campo trabajador y a ratos incluso presionante que formaron Markel y Pardo por el centro y Xabi Prieto y Granero como interiores. Tras su no demasiado aclarada ausencia la pasada semana, Canales volvió al once para desplegarse en ataque junto a Vela. Y quizá lo más sorprendente fue que Carlos Martínez fue el lateral diestro. Es verdad que jugar sin sus nueves nunca le ha dado resultado a la Real, y esta no fue una excepción, pero si hay un entrenador que parece estar encontrando fórmulas para que sí lo haga ese es David Moyes. Hay que retroceder hasta 2007 para encontrar un partido en el Camp Nou en el que la Real llegara al descanso sin encajar un gol, y eso, por mucho que el Barcelona jugara a un ritmo mucho más lento que en el partido de ida de las semifinales de la Champions ante el Bayer, fue mérito del equipo txuri urdin.
La fórmula, además, era clara y los jugadores que Moyes desplegó sobre el césped la ejecutaron con acierto, con un trabajo encomiable y con una pareja de centrales imperial. Con el Barça en posiciones defensivas, presión elevada. Con el equipo blaugrana ya en campo txuri urdin, defensa lo más lejos posible de Rulli. Y arriba, combinaciones con la mayor velocidad posible. El primer efecto de ese despliegue fue que el equipo de Luis Enrique se vio obligado a buscar muchos balones largos. El segundo, a pesar de que a la Real le sigue faltando un instinto matador capaz de generar ocasiones claras de gol, que el peligro rondó el área de Bravo mucho más que en anteriores visitas de la Real a este escenario. De hecho, fueron los realistas los primeros en buscar la portería rival, sin demasiado instinto matador, con un cabezazo de Xabi Prieto en un córner botado al primer palo y que no inquietó demasiado a Bravo. A continuación, Vela pudo dejar solo a Granero pero su endeble pase lo interceptó la defensa. Y a Markel le taponaron un disparo que podía haber llevado mucho peligro.
Ahí, poco a poco y sin demasiado ritmo en un primer momento, el Barcelona empezó a despertar y a llevar el partido a su terreno. Pero también emergió la figura del mejor realista del curso, Gerónimo Rulli. Con el paso de los minutos, acabó frenando al Barcelona en la primera mitad con tres paradas de categoría. Primero sacando un cabezazo bombeado de Messi, después sacando un disparo a bocajarro de Neymar después de que Carlos Martínez fallara en el despeje por alto y finalmente en una clara oportunidad de Piqué. Tuvo más opciones el Barcelona, con una dejada de cabeza de Luis Suárez que se paseó por delante de la línea de gol sin que nadie fuera capaz de rematar, con un heroico bloqueo con el cuerpo de Mikel González a disparo de Rafinha y con un disparo de Alves desde la frontal que no cogió portería. Los últimos minutos del primer tiempo, de hecho, fueron de mucho sufrimiento para la Real y llegar al descanso con el marcador igualado fue la mejor de las noticias.
Sin que el Barça acertara a desarbolar el entramado defensivo de Moyes y ante la espléndida actuación de Rulli, la noticia más negativa que dejó la primera parte fue el excesivo celo con el que Iglesias Villanueva castigo las no demasiadas faltas de la Real hasta con tres tarjetas amarillas que sacó casi sin solución de continuidad y con apenas seis faltas cometidas por el cuadro realista. Primero Granero, después de la Bella y más tarde Markel quedaron hipotecados antes del descanso. En la segunda parte, Pardo y Rulli se sumaron a la lista de amonestados por obra y gracia de un Iglesias Villanueva que, sin influencia en el resultado, sí tuvo ese tufillo casero que resulta tan molesto en escenarios grandes. Tan malo es, que hizo uso de la compensión como arma en una jugada en la que no amonestó a Mikel porque en la continuación de la jugada, tras la ley de la ventaja, no quiso hacer lo mismo con Bartra ,en dos jugadas claras de amarilla. El peaje fue alto, porque Rulli, Pardo y Granero tendrán un partido de sanción.
En cualquier caso, la Real llegó al descanso con el 0-0 inicial y, asumiendo que el mejor realista era Rulli, fue merecido. Esa es la mejor noticia. La Real estaba dando la cara y conseguía premio. Pero el Barcelona salió en la segunda mitad dispuesto a solventar el encuentro y lo encarrilló con algo de suerte. Rulli sacó primero un cabezazo de Bartra que buscaba la escuadra, en uno de los cuatro córners consecutivos que forzó el equipo blaugrana. Después fue Iñigo Martínez, brutal partido el suyo, el que bloqueó espectacularmente un disparo de Luis Suárez. Y a la tercera, con sólo cinco minutos jugados de la reanudación, fue la vencida para el conjunto culé. Con suerte, sí. La del campeón, seguramente, salvo que el Atlético de Madrid diga lo contrario la semana que viene ante el Barcelona. Un centro desde la derecha lo peinó Mikel González para evitar que rematara Piqué y el balón cayó manso y perfecto para que Neymar lo empujara a gol. Pura mala suerte la de la Real en esa jugada.
Logrado el preciado tesoro del gol, el Barcelona pareció conformarse con el 1-0 y fió las posibilidades de lograr el 2-0 a jugadas veloces de su tridente ofensivo, que estuvo siempre muy bien defendido, incluso con cierto sufrimiento para los laterales. Y poco a poco la Real se dio cuenta de que puntuar no estaba tan lejos, a sólo un gol. Xabi Prieto tomó el mando del equipo, con una presencia que apenas ha dejado ver a lo largo de la temporada y que tanto necesita el conjunto txuri urdin, y se encargó de organizar junto a Pardo las salidas desde atrás. En una de ellas metió un buen balón buscando a Vela, pero Bravo estuvo atento y salió para atajar el esférico. Rulli puso el único lunar en su actuación en la jugada absurda del partido. Trató de proteger un balón que no parecía tener fuerza suficiente para marcharse por la línea de fondo, y Neymar se lo arrebató, forzando el córner. El guardameta obstaculizó el saque rápido y vio la amarilla. Iglesias Villanueva, por cierto, con tanto afán de amonestar a los realistas, impidió así que el Barça armara una ventajosa jugada sin portero.
Fue el último momento de duda de la Real, que, por sorprendente que pueda parecer viendo sus últimas actuaciones en el Camp Nou, se fue a buscar sus opciones. Moyes quiso que el plan, en todo caso, se mantuviera. Sus cambios fueron de piezas, pero no de esquema. Sacó del campo primero a Canales y puso sobre el césped a Chory Castro, y después retiró a Vela para dar entrada a Finnbogason. Los cambios del escocés, no obstante, no surtieron efecto porque la Real no pudo conectar con sus dos nuevos atacantes en ningún momento, y no necesariamente por su culpa, porque de sobra es sabido que al conjunto realista le cuesta un mundo generar auténtico peligro. Pero el Camp Nou sí veía factible que la Real le diera un susto. Luis Enrique también, y por eso colocó a Busquets sobre el campo en lugar de Bartra y dejando a Mascherano como central. El cambio fue conservador y eso, de nuevo, es mérito también de la Real. Pero en su debe, lo de siempre: ocasiones de gol claras, en realidad, ninguna.
Pardo trató de conectar un disparo desde la frontal, pero fue bloqueado y el balón salió disparado con una parábola hacia arriba pero muy fácil para Bravo. Eso y un inocente disparo de Finnbogason fueron las únicas llegadas de cierta claridad. Sorprendió que Moyes no tuviera muy claro qué más hacer, que Yuri recibiera instrucciones para no llegar a salir y que su tercer cambio fuera la entrada de Elustondo, cuando apenas quedaba ya un minuto del descuento, y cuyo único efecto fue permitir que el Camp Nou pudiera silbar a Granero por su pasado madridista. En un partido tan físico, el tercer cambio tendría que haber llegado antes, pero el de Barcelona ha sido un claro ejemplo de que la plantilla con la que ha tenido que trabajar Moyes es demasiado corta. El caso es que el Barcelona sí generaba ocasiones, incluso cuando no tenía el dominio del partido. Messi pudo marcar, pero se encontró con el portero con el que debe compartir camiseta en la selección argentina, y Pedro sí consiguió marcar el definitivo 2-0, de chilena, aprovechando un rebote en una jugada a la contra en la que el Barcelona tenía superioridad.
Con esta derrota, y haya o no huelga, la temporada ha terminado para la Real porque la séptima plaza es ya inalcanzable y sólo queda la opción de maquillar algo más la situación clasificatoria en los dos partidos partidos finales, ante un Granada que lucha por la salvación y un Rayo que está la misma zona tibia que el equipo txuri urdin. Pero la lectura de esta visita al Camp Nou, lejos de ser melancólica, ha de ser optimista. La Real, por primera vez en muchos años, ha dado la cara en este escenario. Y lo ha hecho con un eje clarísimo de categoría, el que forman el poderío de Rulli, la fortaleza de Iñigo Martínez, el talento de Pardo y la estrella de Vela. La Real ha aprendido, está aprendiendo, y eso invita a pensar que, con una pizca de confianza y un acierto en la confección de la próxima plantilla, las alegrías no están muy lejanas. Y por qué no pensar en una victoria en el Camp Nou en la próxima temporada. Pese a la derrota, la Real de esta jornada se ha ganado esa confianza para el futuro.
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