La Real sigue sin ganar fuera de casa. El de Granada era uno de esos encuentros de ganar sí o sí, como actitud previa y por lo visto sobre el césped, pero el equipo txuri urdin se empeñó de nuevo en demostrar que es una ruina cada vez que se aleja de Anoeta, que no tiene fútbol, que no sabe generar nada y que es incapaz de mantener ventajas contra rivales de una calidad ínfima como el equipo de Joaquín Caparrós. La Real es un conjunto torpe y sin personalidad, que deambula por los partidos como si nada y que no hace más que acumular decepciones. Si no gana en Granada, ¿dónde pretende hacerlo? La primera vuelta ya se ha ido y en la segunda la Real visitará el Bernabéu, el Camp Nou, el Calderón, Mestalla y San Mamés. ¿Dónde quiere ganar? ¿Va a sacar también todo eso que sólo quiere o puede mostrar ante los grandes en esas complicadísimas salidas? ¿O directamente se va a instalar en la mediocridad de una temporada cuyos culpables ya está más que claro que no estaban sólo en el banquillo. 1-1 en Granada, dos goles de penalti, y a seguir penando en la Liga. Visto lo visto, es lo que se merece.
La táctica de Moyes de jugar al despiste con la convocatoria no deparó sorpresas entre los 18 escogidos, más allá de la ausencia final de Aritz Elustondo, que se quedó sin jugar con el Sanse y no tuvo una oportunidad con los mayores ni siquiera para estar en el banquillo. Sí hubo alguna sorpresa en el once, y es que Moyes prefirió a Ansotegi por delante de Mikel González, algo que ya parece cada vez más habitual, y decidió prescindir otra vez de los dos delanteros centros de la plantilla. Mientras Finnbogason y Agirretxe se quedaban en el banquillo, descompensando otra vez una convocatoria por acumulación de hombres ofensivos que no pueden jugar a la vez salvo en situación desesperada, Vela volvía a ocupar la punta de ataque, intercambiando su posición en algún momento con Canales, y perdiendo por completo la habilidad del mexicano para intervenir en el juego. Lo demás, lo previsto, con Elustondo regresando al doble pivote, como sucedió en los minutos finales del partido copero ante el Villarreal, y relegando a Gaztañaga a la misma posición marginal en la plantilla que ya tuvo Javi Ros la pasada temporada. Y por delante, Chory Castro y Xabi Prieto ocuparon las bandas.
A pesar del evidente objetivo de lograr por fin una victoria fuera de casa ante un equipo que arrancó el encuentro desde la posición de colista, la Real salió a verlas venir y el Granada empujó con más inercia que fútbol para rondar el área de Rulli en los primeros minutos. El guardameta argentino no tuvo que intervenir en esas acometidas iniciales, pero nada más comenzar el partido un balón peligroso cruzó su zona sin encontrar rematador, recordando mucho a los incontables centros con los que el Villarreal machacó a la Real en el encuentro copero aprovechando las autopistas sin resolver que son sus laterales. Estaba empezando a dar la clara sensación de que el Granada estaba muy por encima de una Real que se limitaba a achicar balones. Nada de ocasiones pero todo en el campo de la Real, ese fue el partido hasta que en el minuto 13 una rápida combinación realista la finalizó Canales con un disparo que buscaba el ángulo inferior de la portería de Oier, que reaccionó con reflejos para detener el balón pero que estuvo a punto de introducirlo en su propia portería al perderlo de vista. Ahí cambió el dominio del partido y la Real empezó a acumular ocasiones de gol.
Y lo hizo además, sin tener ningún tipo de fútbol en sus botas ni hacer nada del otro mundo. En ese mismo córner forzado por Canales, Elustondo estuvo a punto de marcar, pero le faltó muy poco para rozar un buen centro de Pardo. Vela casi introdujo el balón en la portería de Oier sin enterarse, después de que rebotara en él un centro con mucha fuerza desde la izquierda que la defensa no fue capaz de despejar. Canales y el propio Vela probaron fortuna desde lejos. Y sobre todo Iñigo Martínez estuvo a punto de adelantar a la Real con un poderoso cabezazo en un córner, que ejecutó libre de marca y como marcan los cánones, picando el balón abajo, pero Oier reaccionó con categoría. En la otra portería, el Granada sólo pudo marcar a balón parado. Lass tuvo el gol en un córner, pero cruzó el balón demasiado con la cabeza. Así, el partido se desniveló de la única forma posible, a balón parado. Ha costado 18 jornadas, pero por fin la Real ha dispuesto de un penalti. Canales fue claramente agarrado en el interior del área y Martínez Munuera, un árbitro bastante malo por cierto, señaló la infracción. Vela fue el encargado de transformarlo engañando por completo a Oier.
Con el 0-1, el Granada entró en una fase desquiciada que, con un rival en condiciones y no esta Real en imparable proceso degenerativo, habría significado el final del encuentro con más goles. Pero el equipo txuri urdin no quiere, no sabe o no puede irse a por los partidos, y se permite el lujo de desperdiciar toda su ventaja sin que se entienda muy bien por qué no saca ante rivales inferiores el hambre que ha mostrado ante Real Madrid, Barcelona o Atlético. De esta manera, a nadie puede sorprender que la ocasión más clara de la Real fuera un intento de autogol de Babin tras un centro de Canales, aunque Iñigo también estuvo a punto de hacer el 0-2 enviando al lateral de la red un cabezazo tras un córner. En realidad, y a pesar de mostrar muy poquita cosa, los instantes finales del primer tiempo ya fueron del Granada. Rulli tuvo que intervenir para enviar a córner un disparo de Lass y una falta que se envenenaba, pero ninguna ocasión de auténtico peligro. Teniendo en cuenta los precedentes, habría que haber adivinado que esos minutos eran el preludio de otra segunda parte terrible de la Real. Y ya van unas cuantas.
La Real sencillamente desapareció del partido, despreció una vez más el balón y no buscó el 0-2 de ninguna forma mínimamente reseñable. A cambio, El Arabi comenzó a desaprovechar ocasiones, ganándose los únicos pitos que la grada dedicó a su equipo, sobre todo cuando lanzó muy por encima del larguero de Rulli un balón procedente de un casi indecente despeje de De la Bella. El argentino, sin tener que hacer nada del otro mundo, al menos sí estaba mostrando bastante seguridad, cosa que nadie en el equipo txuri urdin estaba haciendo. Las caras de Iñigo Martínez y Ansotegi viendo el enorme pasotismo de sus compañeros eran un clamor. Sólo Pardo parecía saber qué hacer con la pelota, y eso que hizo un partido bastante flojo, pero desde luego no se le puede señalar con un Xabi Prieto que está a un nivel vergonzoso, un Chory Castro desaparecido como casi siempre, un Canales claramente de más a manos, un Vela desaprovechado una vez como delantero centro, un Elustondo completamente intrascendente y que lleva años sin mostrar nada interesante y dos laterales en un estado de forma paupérrimo.
Que llegara el empate era cuestión de tiempo, y debió llegar con un trallazo de Nyom que se estrelló en el palo y que la estirada de Rulli no habría podido evitar. No obstante, hay que insistir en que nada tiene que ver esa sensación de zozobra con un vendaval futbolístico del rival, sino con una Real que se derrota sola. Y viendo que su actuación era lo único mínimamente salvable, por desgracia fue Pardo el que cometió el infantil error del penalti que supuso el empate, un mal intento de despeje que se convirtió en una patada sobre Nyom. Fran Rico convirtió el empate disparando al centro, enviando el balón por entre los pies de Rulli. Martínez Munuera acertó en las dos jugadas decisivas del partido, pero evidenció ser un árbitro bastante incompetente. Como a pesar de ser el artífice del primer penalti a favor mostró un arbitraje claramente casero, la Real puede quejarse de su criterio en las faltas, de que Lass no viera la amarilla por un piscinazo descomunal, por una cesión de libro de Nyom a Oier que se negó a pitar por motivos que sólo comprenderá él y que habría sido un libro indirecto dentro del área todavía con 0-1 en el marcador, y que las incontables faltas a Vela esta vez no reportaron ni una sola tarjeta amarilla para los jugadores del Granada.
Moyes no reaccionó ante el paupérrimo partido de su equipo ni cuando se barruntaba el 0-1 ni cuando éste llegó, y dejó una actitud preocupante que no se puede justificar en los errores del pasado o en que todavía no hayan llegado fichajes. La convocatoria ya era un error y un mal mensaje para el Sanse y para algunos jugadores del primer equipo, pero encima fue un error que no quiso aplicar. De sus dos delanteros puso sobre el césped como primer cambio al que sigue sin demostrar absolutamente nada. Finnbogason no tocó ni un solo balón bien y desaprovechó por meterse en fuera de juego un envío en largo de Xabi Prieto que le habría dejado mano a mano con Oier. Pero es que viendo al equipo fundido y sin ideas, el técnico escocés no movió más ficha que esa hasta el minuto 90, cuando hizo dos cambios más testimoniales e inútiles que otra cosa, dando entrada a Yuri por Canales y ya con el partido agonizando a un Agirretxe que no llegó a tocar la pelota por Vela. Es francamente preocupante que no hubiera respuesta desde el banquillo viendo el estado físico del equipo y teniendo además el partido de vuelta de Copa contra el Villarreral en el horizonte.
Sin nada más que reseñar y con un empate justo y casi excesivo para lo que mostró la Real, el equipo aumenta así su leyenda negra como visitante en la temporada 2014-2015, hasta el punto de que sigue siendo el único que no conoce la victoria a domicilio cuando ha finalizado ya sus partidos lejos de Anoeta de la primera vuelta. Y es que, en realidad, este equipo no sabe dar más de sí si no le ponen por delante a un equipo grande, lo que demuestra que el txuri urdin es un conjunto cada vez más pequeño. Un equipo que desperdicia ventajas como ha hecho este en partidos como los vividos ante Levante, Córdoba o ahora Granada no merece ganar fuera de casa y lleva camino de no hacerlo en toda la Liga. Lo curioso es que, con el lamentable nivel de la competición, lo mostrado hasta ahora sirve para mantenerse con holgura en la mitad de la tabla. Por supuesto, resulta impensable que esta Real, con esta actitud, esta ausencia total de fútbol y esta ausencia de respuestas técnicas o tácticas, pueda aspirar a nada más que lo que ahora mismo tiene. Esta es la triste conclusión de la nueva descorazonadora actuación de la Real fuera de casa.
1 comentario:
Javi, por desgracia esa es la sensación que da. No es que confiemos en que son mejores jugadores de lo que muestran, es que ya lo hemos visto con casi todos. En lo de Pardo también estoy de acuerdo, por eso decía en la crónica que por desgracia fue él quien comete la torpeza del penalti, porque es justo lo que no necesita ahora que podría empezar a volver al nivel que se le recuerda.
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