Así hizo Vela el gol del triunfo. |
Hasta cinco cambios introdujo Arrasate en el once inicial con respecto al equipo que perdió en Almería, y tres de ellos llegaron en la retaguardia, aunque esos eran los que ya se conocían antes de que comenzara el encuentro porque sólo había cuatro defensores convocados. Pardo entró en la medular por Zurutuza, para acompañar a Markel y Canales, y Seferovic dio descanso a Agirretxe en la punta de ataque. En realidad, y aunque el partido no fuera nada brillante en su conjunto, todos esos movimientos salvo el del atacante surtieron el efecto deseado. Zaldua y José Ángel fueron de lo mejor de la Real, especialmente en la primera mitad que es cuando mejor jugó el equipo, porque a diferencia de partidos anteriores subieron sus bandas con mucha decisión y libertad, y los dos estuvieron bien en defensa. Ansotegi, como siempre, cumplió haciendo lo que sabe y sin complicarse hasta el nerviosismo final. Y Pardo, aún sin explotar sus mejores condiciones porque probablemente no esté desplegando su juego en la mejor posición posible, acabó resultando decisivo.
Y sin embargo, el partido no empezó nada bien para los intereses de la Real. Lo que sucedió fue que el Valladolid llegó a Anoeta consciente de que su posición en la tabla hace que cada partido pueda suponer tres puntos valiosísimos para luchar por la permanencia. Y jugó para ganarlos, algo que le honra a pesar de todos los problemas que tiene en su juego y, más claramente, en la tabla. Eso sí, hay tal diferencia de calidad entre los atacantes del equipo pucelano y los del donostiarra que los visitantes sólo fueron capaces de disparar una vez en toda la primera mitad, ni siquiera a puerta, cuando Javi Guerra mandó el balón por encima del larguero de Bravo tras recibir un mal despeje de Markel. Salvo por ese detalle de la falta de instinto asesino, el Valladolid dominó con claridad en el primer cuarto de hora y la Real no encontraba la forma siquiera de cruzar la divisoria con el balón controlado. Pero al borde de ese cuarto de hora, la Real evidenció la enorme diferencia entre uno y otro equipo con una eléctrica jugada. Vela cedió el balón para la subida de un excepcional Zaldua, que metió el balón dentro del área para el remate de Seferovic, que, a bocajarro, lo despejó Jaime.
El once inicial de la Real. |
La mejor ocasión de esos buenos minutos realistas la tuvo en sus pies Vela, que estrelló el balón en el cuerpo del guardameta del equipo pucelano en un magnífico contragolpe por su afán de disparar con la izquierda. El rechace lo marró Seferovic con un muy mal disparo. Si el Valladolid sólo pudo oponer en la primera mitad el ya mencionado disparo de Javi Guerra, en la segunda mitad puso algo más en peligro la victoria realista. Pero de nuevo la primera ocasión verdaderamente clara de este acto fue para la Real, un disparo que se fabricó solo Seferovic, en su única acción realmente meritoria de otro partido francamente difícil para el suizo, y que provocó una nueva parada de Jaime, de largo el mejor jugador del Valladolid. A renglón seguido la Real vio cómo el partido estuvo a punto de escapársele. Larsson metió un sensacional pase a Óscar, que no pudo salvar la salida de Bravo cuando casi parecía más fácil que marcara el gol. Cuatro minutos después, una jugada de pizarra acabó con un claro disparo otra vez de Óscar, pero lo mandó arriba.
A partir de ahí, y era el minuto 61, el equipo realista sufrió mucho más porque sintió que ganar no era la única opción. Las dos ocasiones casi consecutivas del Valladolid habían encendido todas las alarmas. Afortundamente, Juan Ignacio Martínez no lanzó a los suyos a un ataque desaforado, sino que sus cambios fueron más refrescos que apuestas más ofensivas. Pero se temió por un gol del Valladolid entre otras cosas porque los cambios de Arrasate estuvieron muy lejos de funcionar, confirmando que el gran problema que tiene el equipo este año está en no haber dado con fórmulas constantes que hagan jugar a su centro del campo. Canales, fundido, dejó su sitio a un Xabi Prieto que está lejísimos de parecerse a su mejor versión y ni siquiera fue capaz de entrar en juego. Agirretxe tampoco encontró hoy caminos al gol cuando suplió a Seferovic, que tuvo una nueva ocasión con un disparo desde una posición algo escorada que de nuevo sacó Jaime con seguridad. Y la entrada de Elustondo por Pardo a seis minutos del final no sirvió tampoco para controlar más el partido.
En realidad, el agobio era más fruto del corto marcador, del bajo estado de forma de la Real como conjunto y de la facilidad con la que pierde la confianza que por la claridad de las oportunidades del Valladolid. De hecho, la mejor de sus llegadas en el tramo final se la tuvo que agradecer ya en el descuento a Del Cerro Grande, otro mal árbitro que, después de una labor bastante mala aunque afortunadamente no decisiva en el marcador, señaló un rocambolesco libre indirecto dentro del área de Bravo. La barrera, bien colocada y con la tensión necesaria, por mucho que el disparo se produjera desde la frontal del área grande y no desde una posición más cercana, evitó males mayores. El partido acabó muriendo en el área del Valladolid gracias a Vela, que forzó que el árbitro señalara la quinta falta sobre él, aunque en realidad recibió alguna más y oposita claramente a ser el jugador que más infracciones recibe de la Liga, cuando se disponía a entrar en el área. Justo antes del libre indirecto, una entrada de Víctor Pérez sobre Griezmann que debió saldarse con tarjeta roja se quedó en amarilla. Cuesta mucho que un rival salga expulsado de Anoeta. Cuesta demasiado.
El marcador definitivo. |
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