Griezmann abrió el marcador. |
Arrasate sorprendió con el once. De garantías, eso sí, porque con nueve jugadores del primer equipo y tres titulares indiscutibles no se puede hablar de otra cosa jugando contra un Segunda B. Pero con elementos de riesgo en las dos parejas que tenían que sustentar el equipo. En la de centrales jugaron los dos suplentes, Ansotegi y Cadamuro. En la de mediocentros, el siempre discutido Elustondo y el casi siempre marginado Ros. Y en la tripleta atacante, Seferovic en punta, con Griezmann y Sangalli en las bandas, dejando a Vela en el banquillo. Pero por muchas garantías que pudiera dar el once, o por muy pocas que habrá opiniones para todos los gustos, el arranque del encuentro vino a confirmar los temores históricos que despierta esta competición. En apenas dos minutos, el Algeciras había disparado en dos ocasiones, habría forzado un córner e incluso marcó un gol tras un despeje de Zubikarai, aunque Ayza Gámez, qué mal árbitro, había anulado ya por un inexistente fuera de juego.
Desde el comienzo, la diferencia entre Algeciras y Real Sociedad estuvo en la intensidad. Como de costumbre en la Copa, la Real jugó andando. Y el Algeciras corrió lo indecible. Fue la diferencia de calidad entre uno y otro lo que impidió que se moviera el marcador. Cadamuro volvió a sobresalir por lo negativo ya desde la primera jugada en la que un atacante local le coge la espalda con una facilidad inusitada. Dentro de esas sensaciones planas de la Real, sólo hubo dos notas diferentes. La primera, la de Sangalli, el único jugador que pareció entender algo mejor el partido y siempre buscó soluciones, por mucho que casi nunca fuera capaz de encontrarlas. La segunda, Seferovic, que sigue emitiendo señales preocupantes, esas que le llevan a estar en un permanente estado de frustración cuando no hay motivo. Una falta, algo cínica pero nada fuera de lo normal, le llevó a encararse con el defensa que cometió la infracción y llevó a Ayza Gámez a poner orden.
Esa falta, de hecho, fue la mejor ocasión de la Real en toda la primera mitad. Griezmann la lanzó y su disparó llegó a rozar el palo por fuera. La maldición de los libres directos continúa más que vigente. Ocasiones de gol, en realidad, no hubo más en la primera mitad. Zubikarai, algo dubitativo, tuvo que salir de puños para despejar un centro, confirmando que tuvo más trabajo que el meta local, Christian, bastante inédito a lo largo de esos primeros 45 minutos. Como prueba de la diferente intensidad con que jugaron unos y otros, la Real cayó en casi una decena de ocasiones en fuera de juego, cuatro de ellas protagonizadas por Seferovic. La última de ellas acabó en gol, sin que hubiera una repetición que aclarase si Seferovic partió de posición correcta, aunque dio la impresión de que pudo ser así y, por tanto, que Ayza Gámez compensara el error inicial. El equipo de Arrasate no fue capaz de aprovechar la defensa adelantada del Algeciras, pero tampoco generar fútbol fácil desde atrás. Elustondo y Ros pasaron inadvertidos.
El empate al descanso era casi la mejor noticia para la Real, porque todo lo que podría haberse conseguido en este partido se quedó muy lejos de los objetivos. La defensa estuvo imprecisa y Cadamuro volvió a significarse por debajo de la media, Elustondo nunca cogió el mando del partido y Seferovic siempre estuvo lejísimos del gol que le devolviera a la senda de los primeros partidos de la temporada. Al menos el comienzo de la segunda mitad fue algo más halagüeño y el área por la que rondaba el balón era la del Algeciras. Pero sin tirar a puerta con peligro. Cuando más cerca estuvo la Real del gol fue cuando Griezmann enganchó un centro desde la derecha, sin ángulo para encontrar la portería y sin fortuna para encontrar otro rematador. Claro que el aparente dominio de la Real acabó prácticamente en la siguiente jugada, cuando un disparo de Berlanga estuvo cerca de sorprender a Zubikarai por alto.
Pero la fortuna sonrió a la Real, aprovechando eso sí el cansancio de un Algeciras que no paró de correr en todo el partido. Xabi Prieto condujo estupendamente una contra realista, dejó solo a Griezmann delante de Christian para que el francés picara el balón y evitara la salida del guardameta. El golpe para el Algeciras fue duro y se le pudo ir la eliminatoria en los siguiente minutos. Ros tuvo la ocasión más clara para hacer el 0-2, quedándose completamente solo en la frontal del área, tras encontrar la espalda de los centrales (descolgarse hacia el área rival fue lo mejor que hizo Ros en la segunda mitad), pero falló tanto en el momento que escogió para disparar, porque se precipitó, y también en la acción del golpeo, porque no cogió portería ni consiguió fuerza alguna. Y cuando el partido parecía claro para la Real, llegó el tanto del empate. Un disparo de Parada que no iba a coger portería lo desvió Alfaro con la cabeza, sin que Zubikarai pudiera hacer nada.
El empate devolvió el partido al estado en el que estaba antes de que Griezmann hiciera el 0-1 y nuevamente el Algeciras pareció estar más cerca del gol que la Real. Arrasate respondió inmediatamente con dos cambios, introduciendo en el campo a Vela y Agirretxe por Griezmann y Sangalli. Y las dos primeras acciones con los relevos fueron sumamente prometedoras, primero con una buena internada de Agirretxe que Vela estuvo muy cerca de rematar de cabeza y después con un caracoleo del mexicano que no llegó a buen puerto. Pero justo a continuación otra incidencia alteró de nuevo el ritmo de la Real. De la Bella, luchando por evitar un saque de puerta, se hizo daño y tuvo que dejar el campo. Ros cubrió su ausencia durante unos minutos y Arrasate colocó a Mikel González en el lateral, manteniendo a Cadamuro en el centro.
Dentro del bajo nivel del partido, los últimos minutos fueron un ligero intercambio de golpes. Agirretxe pudo marcar en un tiro cruzado, pero también Alfaro tuvo la opción de marcar el gol del triunfo. Y así se fueron los últimos minutos de un partido decepcionante de la Real, en el que en realidad estuvo más cerca de perder pero en el que al menos logró un empate que le da la ventaja en la eliminatoria. La Copa tendrá que esperar al menos hasta el partido de vuelta de esta primera eliminatoria para el equipo txuri urdin para dar una alegría a sus aficionados. Lo bueno es que, con este formato en el torneo, no sólo no hay nada perdido sino que por el momento la ventaja es realista. Pero muchos jugadores tenían hoy una buena oportunidad para demostrar que pueden tener un papel mucho más activo en el equipo y no han sabido dar ese paso adelante. Sangalli y Zaldúa sí demostraron que tienen hueco en esta Real porque, jugando bien o jugando mal, actuaron con inteligencia. Algo es algo. Esperaremos a la vuelta.
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