Después de una exhibición, hoy tocó partido plomizo. Y, al menos, la Real consiguió rascar un punto. No es mal bagaje viendo, sobre todo, el deficiente rendimiento en la primera mitad. Tampoco si tenemos en cuenta las circunstancias: jugar fuera de casa entre dos partidos de Champions, con bajas y en las fechas de la temporada en la que nos encontramos. Pero con todo, no se trata de poner paños calientes: la Real debió ganar. Incluso con su nefasta primera mitad, el hundimiento del Elche en la segunda dejó el resultado a merced de lo que quisiera o pudiera hacer la Real. Cuando los de Jagoba Arrasate eran capaces de juntar dos pases, el equipo local no conseguía ni cruzar la línea divisoria del campo. El larguero se llevó la mejor opción del conjunto txuri urdin, pero faltó ritmo de juego para desarbolar del todo al Elche. Tampoco se puede perder de vista que han volado dos puntos encajando un gol a balón parado. Eso, el nivel de algunos jugadores y el estado de forma de otros, son las peores noticias que deja el encuentro, incluso por encima de esos dos puntos perdidos. El papel de Arrasate en el empate, vital, lo mejor.
El once que presentó Jagoba no anticipaba el mal primer tiempo que hizo la Real. Muy malo. Hasta cinco cambios con respecto al once de Gerland, dos de ellos obligados por las ausencias de Carlos Martínez y Griezmann, y con un centro del campo inédito, formado por Elustondo, Pardo y Granero, que jugó así su primer partido como titular. Ahí es donde estuvo uno de los problemas del equipo, el principal en la forma de jugar, pero no el único, porque en realidad todo se fue desmoronando a partir de la debilidad de su eje central, eliminando todos los puntos fuertes de la Real. Y es que, emulando el mal rendimiento de estos tres jugadores, la defensa pareció blanda, el centro del campo inexistente y el ataque estático y conformista. Incluso Bravo dudó más de lo habitual. Empezar el partido ya con un 1-0 en contra, en el minuto 2, no ayudó a que la Real diera su verdadera medida en el primer acto, pero tampoco puede ser excusa. Si Elustondo, Pardo o Granero, cualquiera de los tres individualmente, hubieran dado un paso adelante, todo habría mejorado. Así de sencillo. Pero ninguno lo dio antes del descanso.
Y por eso la primera mitad fue de claro color local. Por entusiasmo, más que nada. No hay que olvidar que para el Elche era el regreso del Martínez Valero a la Primera División y había ambiente festivo y de gala. Esa primera jugada que desniveló el partido nada más comenzar fue el síntoma de lo que serían los primeros 45 minutos. Un grave error de Pardo en el pase permitió que Coro disparara sin oposición alguna para que Bravo despejara a córner sin demasiada firmeza. Como ya sucedió en la primera jornada, la Real sufrió a balón parado. El Elche parecía saberlo y apostó por un córner cerrado (que repitió sin tanto éxito más tarde) que Seferovic no despejó, que Cadamuro ni olió y que Estrada no pudo despejar ya en el segundo palo antes de que Coro (que no iba a jugar, fue un cambio de última hora) lo convirtiera en el primer gol encajado por la Real en la temporada. Sigue siendo un aspecto a trabajar. Arrasate ha cambiado por completo la defensa de la estrategia y la falta de firmeza, con el nuevo sistema por consolidar, ya ha costado dos puntos.
El gol llevó plomo a las piernas de los realistas, que no fueron capaces de sobreponerse antes de que el árbitro les enviara a los vestuarios. El equipo tuvo muchos puntos débiles. Estrada sufrió lo indecible ante Fidel, Elustondo fue incapaz de colocarse bien para dar salida a la pelota, y Pardo y Granero no pudieron ni de ayudar en la salida de balón ni de cortar el juego del Elche. Chory, Vela y Seferovic eran islas a las que apenas llegaba el balón. Dos tiros de Elustondo, muy flojo, y De la Bella fueron el único bagaje ofensivo de la Real en toda la primera mitad. Ni siquiera el talento de sus futbolistas de forma individual acudió al rescate. El Elche tuvo algunas opciones, pero tampoco es que Bravo necesitara de grandes intervenciones para que no subiera otro gol al marcador. Botía sí pudo hacer el 2-0 en una clamorosa ocasión, al rematar fuera y de cabeza una falta lateral, de nuevo la estrategia como quebradero de cabeza. Los locales sustentaban su superioridad en la presión, que cercenaba todo intento de sacar el balón jugado desde atrás ante la nula velocidad de los realistas.
En la segunda mitad el panorama fue cambiando poco a poco. No es que la Real acabara jugando bien, ni mucho menos, pero la progresiva mejora colocó el partido claramente de su lado. Aunque la primera ocasión fue del Elche, un cabezazo fuera de Manu del Moral, el panorama era algo distinto. Los locales no presionaban con tanta fuerza y la Real tocaba con más comodidad. Jagoba Arrasate reaccionó rápido y bien, y no es descabellado decir que de sus movimientos nace la recuperación de un punto en este complicado partido. Apenas habían pasado diez minutos de la segunda mitad cuando introdujo el primer cambio, Xabi Prieto por Pardo, que a pesar de algunos detalles en el primer partido aún no ha terminado de ser el espectacular jugador que será de nuevo a lo largo de la temporada. Granero retrasó su posición al ahora doble pivote y pareció mejorar bastante. Incluso Elustondo pareció más metido en el partido, en el corte y en el terreno que abarcaba, aspectos que en la primera parte fueron muy deficientes en su actuación.
Para cuando se produjo el primer cambio, Pérez Montero, muy tarjetero en la primera mitad, ya había perdonado a Botía la segunda amarilla, por una falta al borde del área sobre Vela en la que amonestó equivocadamente a Lombán. Seferovic lanzo fuera esa falta y Vela disparando a las manos del portero tuvo otra de las primeras ocasiones de una Real que, aún con un ritmo lento y cansino, empezaba a embotellar al Elche en su portería. Como no había centros desde las bandas, Jagoba entendió con acierto que sobraban los extremos. Si se iba a empatar el partido, sería tocando. Y retiró a Chory, mucho menos acertado que hace una semana, para meter a Zurutuza. La asociación de los centrocampistas comenzó a funcionar, y el empate llegó en el minuto 74. No es causalidad que fuera en una combinación entre Zurutuza y Prieto, ambos esenciales en el cambio de escenario del partido, que el capitán convirtió en una asistencia para que Vela empujara el balón al fondo de la red libre de marca. El mexicano, de nuevo demostrando rango con su segundo gol de la temporada.
Arrasate estuvo algo más ambicioso que sus jugadores en el tramo final del partido. Y lo curioso es que lo demostró quitando a Seferovic para dar entrada a un Sangalli que confirmó las buenas sensaciones de la pretemporada y que en absoluto está de relleno en este equipo. Es, por cierto, el segundo canterano que debuta con la Real en esta temporada. Ya con el Elche absolutamente roto y encerrado, buscando sólo balones largos, y con Coro de nuevo rozando la expulsión por un golpe en el salto a Zurutuza, la Real dispuso de dos grandes ocasiones para llevarse los tres puntos. La primera, en las botas de Granero, que culminó una espléndida jugada con Zurutuza con un disparo lejano que se marchó rozando el palo. Y la segunda, precisamente abortada por el larguero, un magnífico disparo de Vela que había sorprendido a Herrera. A la Real le faltó tiempo o, mejor dicho, le sobró su plomiza primera mitad para sacar algo mejor del Martínez Valero.
El punto es escaso por el rival y por la enorme superioridad que se vio en la segunda mitad, incluso más imaginada por lo conocido de la Real que por lo que realmente puso. Aunque las rotaciones son necesarias y no parece haber errores en la elección, es evidente que al equipo de Arrasate le pesó jugar sin Mikel González, Prieto, Griezmann y Agirretxe y no tener de este grupo como opción en el banquillo más que al capitán. Pero el técnico txuri urdin dejó la buena noticia del día, rescatando un punto con sus movimientos, algo que la temporada pasada Montanier despreciaba continuamente. Elustondo ha perdido una buena oportunidad de confirmar que su buen inicio le ponía en el camino de una buena temporada y Pardo evidenció que aún le falta mucho para ser el jugador decisivo que se espera. Con luces y sombras, el punto sabe a poco pero no es malo. Estamos en agosto y nos vemos entre dos partidos de Champions vitales que consumen mucha ilusión. Botella medio llena o medio vacía, pero mejor debatirlo con cuatro puntos y con un pie en la liguilla de la máxima competición continental. No es mal inicio de temporada, no.
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