Entiendo las razones de quienes piensan que la pretemporada es un desastre, que se han jugado partidos contra rivales sin nivel. Comprendo a quienes les preocupa que no hayan llegado más refuerzos que Seferovic (y José Ángel) para afrontar una temporada con tres competiciones. Valoro las críticas al director deportivo por esa falta de movimientos, que no cubren lo que el propio club había anunciado (dos o tres fichajes si nadie salía del club). Simpatizo los motivos por los que muchos no confían en que dos jugadores que no han dado el nivel que se les presuponía en categorías inferiores y terriblemente propensos a las lesiones, como Elustondo y Markel, sean los que tengan que sujetar el andamiaje del equipo y sustituir la ausencia de Illarramendi. Valoro los motivos por los que algunos creen que la fuga del de Mutriku al Real Madrid supone una merma incalculable en el potencial del equipo. Veo las dudas que una parte de la afición tiene por confiar el equipo, cuando más grandes son los retos a los que tiene que hacer frente, a un técnico sin experiencia. Y veo la preocupación por las lesiones que ha habido a lo largo de esta pretemporada.
Sin embargo, no entiendo las razones del desánimo que parece haberse extendido de forma imparable y casi generalizada entre la afición txuri urdin. Insisto en que comprendo los motivos individuales, incluso el conjunto que forman en algunos casos, pero no puedo asumir como inevitable el derrotismo que se ha instalado y que parece que sólo un buen arranque de Liga y la clasificación para la Champions podrán romper. No digo que estemos en la mejor de las situaciones (aunque viendo lo que ha sucedido en la Liga y la enorme pérdida de potencial de todos los equipos, no creo que hayamos empeorado tanto), no voy a negar evidencias. Pero sí creo que hay muchos matices que no se están valorando, matices que son los que podrían mitigar la decepción o incluso alimentar la esperanza. Quizá pensar así me coloque, para algunos, en ese grupo de remeros del que tanto se habla. Sin embargo, lo que soy es un entusiasta de los muchos valores que tiene la Real como club y del potencial que, se diga lo que se diga, sí tiene este equipo.
Mi ilusión en la Real no depende de los fichajes. Nunca ha sido así. Este verano, la Real mantiene 21 de los 22 jugadores que lograron la cuarta plaza. Obviamente, el que ha perdido vale mucho y podemos debatir hasta el infinito, como se ha hecho, sobre lo bien o lo mal que se han llevado las riendas de este asunto. Pero 21 de 22. Todos tenemos en mente fichajes desastroso. Y no es lo mismo ver a Mariga arrastrarse en la Liga que arrastrase en la Champions. No quiero Marigas. Ni Juanitos. Ni Germanes Herrera. Si no puede venir nadie de nivel, por las razones que sea (desde la incompetencia atribuida a la dirección deportiva a la imposibilidad económica de sostener esos jugadores), yo prefiero que no venga nadie. No coyunturalmente en la primera semana de agosto porque no se haya cerrado ningún fichaje más que el de Seferovic, sino por convencimiento. Somos un equipo de cantera, eso es lo que nos funciona incluso sin poder sacar jugadores de 30 millones de euros. Y echo de menos aquellos tiempos en los que subir a un jugador de la cantera era tan importante como para hacer una presentación de esos jugadores cual fichajes. Así se hizo en la temporada 1999-2000 con un tal Aranburu, flanqueado por Iker Alvarez y Barkero.
Mucho se habla de la comparación de ésta con la temporada 2003-2004, la última europea de la Real. Pues bien, en aquella campaña, el equipo de Denoueix arrancó la campaña con 22 jugadores en el primer equipo, los mismos que ahora. Aquel verano, hubo cuatro bajas (Khokhlov, Tayfun, Pikabea y Llorente) y sólo tres fichajes (Alkiza, Lee Chun Soo y, a última hora, Potillon). Entre Liga y Copa, 29 jugadores tuvieron minutos, entre ellos nueve del Sanse (Azparren, Azpilikueta, Garrido, Juan Domínguez, Larrea, Mikel Alonso, Oskitz, Xabi Prieto y Zubiaurre), de los cuales cuatro sólo jugaron en Copa y sólo Xabi Prieto tuvo un papel relativamente importante, y fue en el tramo final. En Champions, fueron 20 los alineados, nueve jugaron al menos seis partidos y seis de ellos los disputaron completos. En aquella temporada la Real sufrió la lesión de su portero, Westerveld (20 partidos en Liga) y la de Jauregi en el último tramo, Denoueix mantuvo un enfrentamiento con De Pedro que limitó sus minutos en Liga a 802 (más de 200 menos que Pardo la pasada temporada), y donde hasta cinco de los 25 jugadores alineados en Liga disputaron menos minutos que José Ángel en su primer año en la Real, incluyendo ahí a dos jugadores de esos 22 que arrancaron en el primer equipo.
No creo que ese sea en absoluto el actual escenario de la Real. No se atisban conflictos como el de De Pedro. Sin predecir, algo imposible, si se van a producir nuevas lesiones, Ifrán ya cubre las ausencias prolongadas, y no es precisamente un jugador titular de este equipo, y la de Mikel no va a ser una lesión tan larga. Lo visto en la pretemporada hace pensar que el papel del Sanse, de los Sangalli, Hervías, Gaztañaga, Zaldúa, Etxabeguren o incluso Fuchs o Iker Hernández, puede ser superior al que jugaron hace diez años los canteranos, y si ese papel se les da desde el principio aportarán más que los Azparren, Azpilikueta, Larrea y Oskitz, que sólo jugaron un partido en aquella temporada de Champions. Seferovic, a día de hoy, parece mejor de lo que acabó siendo Lee Chun Soo. ¿Inexperiencia? Vela y Bravo con un Mundial jugado, Iñigo con un Europeo Sub-21 ganado, Xabi Prieto curtido en mil batallas... No hacen falta once jugadores de treinta años para tener experiencia. Y no olvidemos que la principal razón por la que la Real fue cuarta fueron los 70 goles que marcó en las 38 jornadas de Liga (y somos de los pocos equipos que no han traspasado a su delantero). Sin ánimo de restarle importancia en el juego de la Real, que la tenía y era capital, el jugador que ya no está no marcó ninguno y dio sólo una asistencia, la que aprovechó Chory Castro en la primera jornada de Liga en la derrota por 5-1 en el Camp Nou.
Llamadme loco si queréis, pero confío en esta Real. Me preocupa fundamentalmente, y lo admito sin tapujos, que Elustondo y Markel cubran la posición de cuatro. Pero, al mismo tiempo, confío en lo que ya tenía de bueno el equipo. En que Agirretxe, Vela, Griezmann, Chory y Xabi Prieto pueden mantener la potencia ofensiva del año pasado, con la nueva aportación de Seferovic (que, puestos a comparar con lo que había hace un año, tendría que competir con los dos goles que marcó Ifrán y las tres asistencias que dio en 911 minutos), creo en la explosión de Rubén Pardo y en la mejora de Zurutuza (20 partidos como titular entre los dos la pasada temporada), en que los marginados Ros y José Ángel pueden contribuir a que el equipo esté más descansado en esas semanas de tres partidos que afrontaremos sobre todo entre agosto y diciembre, a la espera del éxito que se pueda producir en Europa y en la Copa. Y, sí, creo que Jagoba Arrasate está en una posición inmejorable para corregir los defectos que siempre vi a Montanier, algunos de los cuales no llegó a corregir ni siquiera el día que se certificó la cuarta posición. Así que, sí, confío en la Real.
2 comentarios:
Yo también quiero ser optimista. Sólo ha salido de la plantilla un jugador y al fin nos deshicimos de Monty.
Contar más con el Sanse es primordial, pero la verdad...dejar el peso del equipo en manos de Elustondo y de Markel no me tranquiliza nada.
Antonio, pues esas son nuestras armas. Ya no nos queda nada para volver a competir...
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