lunes, diciembre 03, 2007

SEVILLA ATLÉTICO 0 - REAL SOCIEDAD 0 Empate a nada

Un empate a nada es lo que se trajo esta Real de Sevilla, de uno de los partidos más extraños que habrá jugado nunca la Real, al menos en lo que a la competición liguera se refiere. Extraño por el rival, un filial (nunca la Real había jugado hasta este sábado con un equipo filial en Liga) que, además, demostró tener mucho mejor manejo de balón que el cuadro txuri urdin. Extraño por el ambiente, ya que se jugó en un casi fantasmal Ramón Sánchez Pizjuán, un estadio acostumbrado a ser una olla a presión y que estaba prácticamente desierto. Extraño porque la Real no fue capaz a lo largo de los 90 minutos de tirar a puerta ni una sola vez. Ni siquiera de forzar un simple córner. Fue un partido extraño en una temporada triste.

El partido fue malo y desangelado. Un claro paso atrás con respecto a lo que ofreció la Real hace sólo una semana en Anoeta ante el Málaga. El planteamiento fue extraordinariamente defensivo y cedió toda la iniciativa al Sevilla Atlético. La Real no apostó nunca por tener el balón ni por tener la posesión, hasta el punto de que en algunas fases del partido apenas pasó del 20 por ciento. Decir que esa cifra es insuficiente, es quedarse muy corto. Markel demostró inteligencia, pero le faltó presencia. Delibasic se peleó hasta con su sombra, pero no consiguió bajar un solo balón. Sólo la defensa estuvo a buen nivel (segundo partido consecutivo con la portería a cero) y Riesgo tan sólido como durante toda la temporada. Lo mejor de la Real sigue en la portería.

Pero hay un dato muy negativo y que es, seguramente, lo que más puede desesperanzar a los aficionados. El partido de Sevilla demostró que esta Real tiene excusas para todo. Coleman habló del triste ambiente que había en el estadio, las semejanzas con un partido amistoso de pretemporada, como uno de los motivos de la apatía generalizada del equipo. Si la afición presiona, también es un argumento válido para justificar el mal juego, y eso lo hemos visto muchas veces este año, incluso con la presión de Anoeta que tan perjudicial está siendo en la trayectoria del equipo como local. Si es la Real la que se queda con diez, hay excusa (y eso que fue después de la injustísima expulsión de Díaz de Cerio cuando la Real consiguió dominar el balón y el partido como no lo había hecho hasta entonces); si es el contrario, también vale como excusa.
-
Siempre hay algo. Y eso no es justo para con las decenas de realistas que estuvimos en el Pizjuán, que pese a todo seguimos animando al equipo, seguimos viéndole en estadios muy lejanos de San Sebastián (o de Madrid, como es mi caso), y seguimos aplaudíendoles cuando se retiran del cesped a pesar de que el espectáculo sea tan triste como lo fue el de Sevilla. Triste porque se oían los gritos de los jugadores sobre el cesped. Eso te deja bien claro que estás viendo un partido de categoría inferior. Y eso es triste porque es la Real el equipo que jugaba, un equipo con casi cien años de historia, con dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa en su palmarés, un equipo que hace tres años estaba jugando contra la Juventus en la Champions Legue. Retazos de una historia que hoy está casi olvidada por el pobre momento en el que vivimos.
-
De la primera parte, no hay absolutamente nada rescatable en el juego de la Real, salvo las intervenciones de Riesgo, portero que demuestra casi todas las semanas que es de Primera. En la segunda parte, Xabi Prieto lo intentó sin suerte en un par de ocasiones. Sólo hubo un par de jugadas trenzadas, y en las dos tuvo una especial participación Castillo subiendo su banda. Tenemos dos buenos laterales, Castillo y Carlos Martínez, que saben incorporarse y centrar y no sé si lo estamos aprovechando todo lo bien que podríamos. Gari, que salió en la segunda mitad, también contribuyó a dar movilidad al equipo y su buen trabajo permitió que no se notara la inferiodidad numérica en los últimos diez minutos. La mirada de Coleman desde el banquillo no alteró el devenir del partido.
La Segunda División tiene estas cosas. Estadios semidesiertos y partidos soporíferos. La paradoja es que este punto le ha servido a la Real para recortar la distancia con respecto a los puestos de ascenso, que están ahora a seis puntos. Y volvemos a lo de siempre. ¿Miramos el vaso medio vacío, nos damos cuenta de que el juego es lamentable, que no hay juego ofensivo, que no encadenamos dos partidos seguidos satisfactorios? ¿O miramos el vaso medio lleno, pensamos que aún habiendo ganado sólo uno de los últimos ocho partidos seguimos a seis puntos del ascenso, que llevamos seis partidos sin perder y dos sin encajar un gol?
-
El sábado salí del campo viendo el vaso totalmente vacío porque no hubo nada esperanzador. Pero, con el devenir de los días, pienso más en el siguiente partido, en la oportunidad de volver a sumar tres puntos. Y pienso que queda menos para que se acabe la pesadilla institucional, para que sepamos quién dirige la Real, para que se acaben las discusiones sobre el futuro o sobre el modelo del club. E irremediablemente vuelvo a pensar en una victoria del cuadro txuri urdin y en el siguiente viaje que voy a hacer para ver a mis jugadores en directo. "Esto es lo que hay, y hay que seguir"....

No hay comentarios: