Oyarzabal hizo el primero y asistió en el segundo. |
Para lograr esta victoria, Eusebio sólo se salió en un caso del guión previsto, el de plagar el banquillo de potrillos y apostar por los hombres del primer equipo. De la Bella volvió al lateral izquierdo y Yuri, habitual titular de la temporada, vivió el partido desde el banquillo. Y la única elección real que tenía era en el centro del campo, donde apostó por Granero y no por Pardo, que jugó en la segunda mitad y que se enfrentó a algún silbido que no tiene mucho sentido. Con estos mimbres, la Real encaró el partido bastante mejor que hace unas jornadas ante el Getafe. Nada espectacular, porque la Real ya está pensando en las vacaciones, pero al menos compitió con suficiente dignidad. El Rayo, eso sí, mostró una mayor intensidad. Lógico, puesto que era el equipo vallecano el que se estaba jugando la vida. Pero lo cierto es que tampoco se notó tanto. En cualquier caso, y como ya sucedió ante el Getafe, la simple inercia permitió a la Real ponerse por delante en el marcador.
El gol llegó pronto, en el minuto 12, y en realidad fue la primera acción de verdadero peligro de ambos equipos en el encuentro. Y su autor fue Oyarzabal, confirmando que el potrillo es la mejor noticia que ha dejado esta temporada para la Real. Fantástico el disparo del canterano desde la frontal, con el balón muy arriba y buscando el palo a la derecha de Juan Carlos. Calidad y olfato. El guardameta rayista, eso sí, hizo mucho para que ese disparo se convirtiera en el 1-0. La variación en el marcador hizo que el Rayo despertara y fuera del todo consciente de la situación que vivía, ya inmerso en los puestos de descenso, y así empezó a sumar llegadas de peligro. La primera la tuvo al cuarto de hora Pablo Hernández, pero su disparo desde el punto de penalti tras una buena internada de Embarba, aunque dejó congelado a Rulli, no cogió portería. En el 23 Embarba de nuevo se topó con Rulli, que evitó el empate con una parada milagrosa con el cuerpo.
Con el Rayo mucho más volcado, y sabiendo de los inmensos problemas defensivos que tiene el equipo de Paco Jémez, era lógico pensar que la Real podía gozar de ocasiones claras. ¿Pero tan claras como la que tuvo Vela? Si el Rayo acaba descendiendo a Segunda es por jugadas como la del minuto 25, cuando un balón cedido atrás encontró la carrera del mexicano. Vela sorteó con facilidad a Juan Carlos, pero después, a saber por qué, no tiró a puerta, dio tiempo a que llegara Crespo y, con la punta de la bota, le arrebatara el balón a la otrora estrella txuri urdin. Este es el Vela de la temporada 2015-2016, quedó retratado en una sola jugada, confirmándose como un jugador que ya no sabe marcar ni con todo a favor y la portería vacía. Y o se le recupera o lo mejor es deshacerse de él de la forma más honrosa y ventajosa posible, porque duele ver a así a quien tanto ha dado a la Real.
Como si fuera un partido roto, a partir de ahí se repartieron las ocasiones, pero siempre pareció llevar más peligro el Rayo. La Real pudo hacer el 2-0 en un pase desde la banda de Vela a Prieto, que tenía todo el espacio del mundo. El capitán, que no es el jugador más rápido del equipo, no llegó a ganar la posición con claridad para rematar, también porque fue claramente agarrado, y tuvo que dejar el balón atrás para la llegada de Oyarzabal, cuyo disparo desde la frontal lo atrapó bien Juan Carlos. Antes, Rulli volvió a demostrar que es el realista que ha llegado al final de la temporada en mejor estado de forma con una nueva parada a Embarba, que remató de cabeza con mucha claridad. Después de la ocasión de Oyarzabal, Embarba tuvo de nuevo la opción de empatar en una jugada personal en la que entró trompicado en el área, protestó un penalti que no pareció existir y aún así consiguió disparar para que el balón se marchara muy cerca del palo a la derecha de Rulli.
Con tan poco en juego para la Real en este partido, la noticia estuvo en que Vela salió del partido en el descanso, en una situación que dará mucho que hablar. Tras su fallo clamoroso, culminación de una temporada terrible, Anoerta le despidió con pitos. Y Eusebio le sustituyó por el hombre más aplaudido de hace una semana, Bautista. ¿El futuro por el pasado? En los próximos meses lo sabremos. Paco también era consciente de que había que cambiar algo, porque su Rayo no mandaba ni en el campo ni el marcador y Javi Guerra sustituyó a Embarba. Pero si el equipo madrileño había dejado dudas en la primera mitad, el arranque de la segunda fue demoledor para sus pretensiones. Zurutuza tuvo una primera ocasión de cabeza, a los tres minutos de la reanudación, tras un fantástico pase de Prieto. Y a los cinco minutos, una espléndida contra conducida por Zurutuza la convirtió en una jugada de gol clarísima Oyarzabal con un sensacional pase atrás que Bautista convirtió con un disparo preciso en un golazo, su bautismo anotador en Primera.
La desesperación del Rayo se llevó por delante todo el peligro que sí consiguió llevar en la primera mitad, y de hecho fue la Real el equipo que más cerca estuvo del gol. Una nueva asistencia de Prieto, que demostró que la calidad no se pierde con la edad, no la remató Zurutuza tampoco se entiende muy bien por qué y permitió que Juan Carlos sorteara el peligro. Oyarzabal dio un paso adelante impresionante en la segunda mitad y se convirtió en una pesadilla para el Rayo. A pesar del entusiasmo de los chavales y a que Prieto encontró más acierto que en buena parte de la temporada, la Real perdonó el tercero. Y el partido se abrió por dos razones. La primera, el golazo que marcó Javi Guerra desde la frontal del área. La segunda, otro arbitraje desvergonzado de Jaime Latre, que él sabrá por qué perdonó la segunda amarilla a Crespo cuando derribó a De la Bella y después sacó una exageradísima roja directa a Granero por un pie arriba que rozó el estómago de Trashorras. No es nuevo esto de Jaime Latre en Anoeta, no.
Para entonces, Eusebio ya había hecho su segundo cambio, Pardo por Zurutuza, y reaccionó para hacer el tercero de forma inmediata, para dar entrada a Bruma por Oyarzabal. El cambio tenía un objetivo claro, el que Bruma evidenció pocos instantes después al conducir una buena contra, pero culminar la acción dando un pase imposible a Bautista. Pero, claro, este es Bruma, un jugador que decide mal casi siempre. Incluso tuvo una opción de uno contra uno después, dentro del área, y tampoco consiguió salir del reagte. Y hasta una tercera ocasión, en la que disparó con rosca a las manos de Juan Carlos. El Rayo, empujado por la necesidad y metiendo a todos sus delanteros en el campo, se fue a por el empate de forma ya casi descabellada. Manucho tuvo una buena opción de cabeza, pero Rulli la sacó a córner. Miku pudo provocar algo más, pero se llevó el balón con la mano y abortó la ocasión. Y ya en el descuento, Juan Carlos subió a rematar dos córners consecutivos pero el guardameta argentino de la Real mostró su autoridad por arriba.
La Real ganó su último partido de la temporada en Anoeta y al menos dejó un buen sabor de boca por lo que tendría que destacar siempre, por sus chicos de cantera y por sus extranjeros de calidad. Claro, que en ese segundo apartado también queda la malísima impresión que una vez más deja Vela. E incluso, por qué no decirlo, el comprobar que esta victoria realista ha puesto en aprietos al Rayo, cuando Vallecas es el mejor de los escenarios para vivir un partido de la Real. El equipo txuri urdin, incluso sin hacer el partido del siglo, ha mostrado una profesionalidad elogiable, la que tendría que mostrar siempre, y al menos ha sido capaz de dejar un triunfo a los suyos con un protagonismo que siempre alegra, el de dos chicos jóvenes que están llamados a dar muchas tardes de gloria a la Real. Eso es lo que cuenta. Y que al menos la Real llega a la última jornada en disposición de ser octava. Pírrico premio para un equipo que con sólo un poco más habría estado en la pelea por Europa. Qué pena da pensar eso.
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