El once realista que goleó en el campo del Levante. |
El caso es que la capacidad está ahí y se ha visto en momentos puntiales, pero nadie ha sido capaz de explicar por qué la Real no es un equipo regular o los motivos de ese conformismo cuando el equipo se ha acercado a los objetivos, y ninguno de sus dos entrenadores, primero David Moyes y después Eusebio Sacristán, más el primero que el segundo eso sí, han logrado frenar las emociones negativas que ha dejado la temporada. ¿Cómo explicar la posición clasificatoria de un equipo que ha sido capaz de ganar en San Mamés, El Madrigal y Mestalla, de lograr la mayor goleada a domicilio de la historia del club (el 0-5 al Espanyol), de ganar de nuevo al Barcelona perpetuando la sensación de que Anoeta es un campo maldito para el campeón o de encadenar cuatro victorias seguidas (2-1 al Betis, 0-5 al Espanyol, 3-0 al Granada y 0-1 al Athletic)? Fácil: en su irregularidad, en su falta de motivación en los días que no copan portadas. Así, imposible superar la novena posición, tope y puesto final de la Real esta temporada, o luchar por una plaza europea, algo en lo que no creyó el equipo ni siquiera cuando estuvo a una distancia de dos puntos.
La temporada, como ya es costumbre en la Real de los últimos años, incluso en las que acabaron tan bien como la 2012-2013, empezó muy torcida. Con un calendario muy asequible, que permitía un inicio cómodo que colocara al equipo desde el inicio en las posiciones por las que debía pelear sumando puntos que las gestas podrían convertir en un puntaje europeo, los hombres de Moyes protagonizaron un arranque de Liga descorazonador. La Real tardó cinco jornadas en ganar y cuatro en marcar su primer gol. Como ya le sucedió a Jagoba Arrasate hace un año, el peupérrimo tramo inicial de la Liga le costó el puesto. Ni siquiera las dos grandes victorias a domicilio que logró el equipo, 0-3 ante el Granada y 0-4 ante el Levante, sirvieron para que el equipo mostrara una confianza en lo que podía hacer. Moyes, de hecho, fue cesado tras once jornadas, después de caer 2-0 en un paupérrimo partido en Las Palmas, con sólo nueve puntos en su casillero, tras cuatro derrotas consecutivas y sin que Anoeta hubiera visto todavía un triunfo de los suyos, y eso sin contar el lamentable e impersonal juego que exhibía el equipo semana tras semana.
González González y su patética actuación en el Bernabéu. |
Si hay un partido que cambió la tendencia fue el del Santiago Bernabéu. La Real jugó muy bien ante el Real Madrid, pero pagó una factura increíblemente alta. Agirretxe y Canales se lesionaron de gravedad y González González perpetró una vergonzosa actuación en la que se inventó dos penaltis a favor del Real Madrid y dejó de señalar al menos otro clarísimo a Jonathas. El equipo txuri urdin tuvo que asumir que su bonita propuesta era muy insuficiente para sumar con frecuencia, y más ante los grandes. y tras una nueva racha de apenas una victoria en siete partidos coronada con la vergonzosa goleada que le endosó el Sporting en El Molinón, nada menos que 5-1, Eusebio cambió el guión. La Real dejó de dominar la posesión y se convirtió en un equipo táctico, rocoso y orgulloso. Pero ni siquiera se fue del todo consecuente con esa idea, y a actuaciones de mérito como la victoria 2-0 ante el Valencia en Anoeta se opusieron renuncias inadmisibles como la patética derrota 3-0 en el Vicente Calderón, en un partido que tiró Eusebio en uno de los arranques de entrenador que tuvo en la Liga.
Celebrando el gol de Jonathas en San Mamés. |
Tras vencer en el derbi, la Real sumó otras cinco jornadas sin seguir, certificando la imagen de equipo irregular que tanto ha desilusionado a la afición, y prácticamente enterró sus opciones europeas. Prácticamente, porque en realidad al encadenar dos de los momentos más brillantes de la temporada, el 1-2 en el Sánchez Pizjuán, un campo que llevaba meses sin ver una derrota del Sevilla en ninguna competición, y el bravísimo 1-0 ante el Barcelona en Anoeta con gol de la gran esperanza de la temporada, Oyarzabal, la séptima plaza volvió a ponerse a tiro. Equipos que estaban por detrás de la Real en la clasificación como el Valencia sí creyeron estar en la pelea por mucho que pareciera imposible. El conjunto txuri urdin no. Y sin creer en un objetivo es imposible luchar por él, y de ahí el tristísimo final de Liga sin posibilidad de lograr nada positivo, aderezado con un asombroso triunfo del entonces casi desahuciado Getafe por 1-2 o la misión imposible de aguantar ante un Real Madrid que ganó con cierta facilidad en Anoeta por 0-1. Aunque la temporada acabara con dos victorias consecutivas, polémica ante el Rayo por las noticias que hablaban de apuestas de los jugadores locales y muy justa ante el Valencia, pocos rayos de sol la iluminaron.
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