Los realistas celebran el gol de Agirretxe. |
Las innovaciones de Arrasate en el once fueron llamativas. La temporada se va a cerrar con el centro del campo como el auténtico quebradero de cabeza para el técnico txuri urdin y como el mayor elemento de debate para la prensa y para la afición, y ahí fue donde el técnico realista decidió realizar una nueva apuesta inédita. Markel contó esta vez como escuderos en el centro del campo con Zurutuza y Xabi Prieto, con Pardo una vez más dejando de forma parte en el once inicial en un partido grande. Ese cambio ya es debatible porque Zuru y Prieto cierran una temporada especialmente decepcionante, pero estos dos no jugaron en detrimento de Canales, que formó en el equipo junto a Chory y Vela. El equipo jugó como ya se podía anticipar sin una referencia clara en el ataque y dejando a Griezmann en el baqnuillo. La idea, obviamente, era fortalecer el centro del campo, pero en realidad el resultado, lejos de la claridad buscada, fue el barullo en el que se convirtió esa superpoblada zona del campo. Añadiendo que el Athletic ya ha dado la temporada por finalizada, no es de extrañar en absoluto que el fútbol combinativo de ambos equipos muriera siempre en errores en el pase.
En el bajo nivel general, el único jugador que quiso hacer cosas diferentes y que además se aventuró a intentarlas fue Vela. A su ritmo, equivocando en alguna ocasión las conducciones, pero con el carácter ganador que insufla a la Real desde que se redescubrió a sí mismo como un gran jugador ya con la camiseta txuri urdin hace tres años. El mexicano tuvo en sus botas las dos primeras ocasiones realistas, la primera en un disparo que hizo botar contra el suelo y que estuvo a punto de sorprender a Iraizoz, que lo mandó a córner, y la segunda con un intento de vaselina lejana viendo mal colocado al guardameta del Athletic. Como a los locales les costaba más, la Real tenía cierto dominio del partido, y llegaba a la frontal del área rival con mejores sensaciones. El Athletic no provocó ninguna intervención decisiva de Bravo en los primeros 45 minutos (sólo un blocaje sencillo a un disparo de Mikel Rico), e Iraizoz tuvo que intervenir, por ejemplo, en una doble ocasión que nació en una falta botada por Canales desde la banda izquierda. Zabi Prieto cabeceó y el portero del Athletic respondió, el balón le cayó rechazado a Markel que golpeó con todas sus fuerzas y se topó de nuevo con el cuerpo de Iraizoz y el palo antes de marcharse a córner.
Dentro del bajo nivel futbolístico que demostró el Athletic en la primera mitad y la poca ambición que tuvo la Real para lanzarse a la yugular de su rival (no hay que olvidarlo, sin nada en juego e incluso con Toquero como titular porque Aduriz, dando la temporada por finalizada, se ha operado para ganar tiempo), a las ocasiones blanquiazules sólo respondieron los locales con una clamorosa de Toquero, que incomprensiblemente culminó un buen contragolpe lanzando el balón fuera desde la frontal del área pequeño. A partir de ese momento, era el minuto 38, el protagonismo lo adquirió Muniaín, que intentó que el colegiado sancionara dos cargas legales en agresiones, llevándose incluso las manos a la cara para forzar tarjetas a Markel y Zurutuza. Del Cerro Grande pició en ambos jugadas señalando falta cuando no lo era, pero al menos no sancionó con tarjeta ninguna de las dos acciones. El colegiado arrancó el partido mostrando una justísima a San José por una falta a Vela, pero después dejó jugar teniendo más motivos para amonestar a otros jugadores del Athletic, incluyendo al propio Muniaín por una dañina cama que le hizo a Carlos Martínez en un salto.
En la segunda parte, el ritmo se incrementó. Y quién sabe si por el cansancio, el calor o por algún cambio de actitud instruido en los vestuarios, dio la impresión de que el Athletic salió más mentalizado que la Real, lo cual tampoco fue una sorpresa. Y eso que la primera ocasión tras la reanudación fue realista, con un contragolpe que condujo Zurutuza y que finalizó con un disparo de Chory Castro que Iraizoz, el mejor del Athletic, envió a córner. Pero acto seguido, en el minuto 50, se adelantó el conjunto rojiblanco en el marcador en una jugada que retrató la fallida apuesta de Arrasate en el centro del campo. Con Canales más perdido y menos decisivo de lo que viene siendo habitual, con Zurutuza en la misma baja forma que le ha acompañado en los últimos meses, con Prieto desaparecido y con un Markel Bergara tan voluntarioso como en ocasiones ineficaz, el gol evidenció muchas cosas. Fue una jugada en la que no había nada, pero en la que el Athletic consiguió superar con inusitada facilidad la posición de Markel, algo que sucedió con cierta frecuencia en el partido, y después Zurutuza se mostró torpe para controlar el balón, lo que habilitó la carrera de Muniaín, que conectó un buen disparo desde fuera del área para batir a Bravo.
Como tantas otras veces, el guardameta chileno de la Real tuvo que sacar un balón de su portería sin tener muchas opciones de impedir el gol y sin necesidad de haber parado prácticamente nada antes de ese instante. Cuando sucede una vez es un accidente, cuando pasa en tantas ocasiones es un síntoma que habría que analizar, y no parece del todo claro que se esté haciendo. Y por eso el partido volvió a colocar a la Real en un escenario muy conocido: la dependencia de sus figuras. Con Griezmann en el banquillo y sin delantero, ese papel recayó obviamente en Vela y el mexicano respondió. Y rápidamente se vio envuelto en dos jugadas polémicas. En la primera cayó cuando encaraba a Iraizoz tras una entrada por detrás de San José que tuvo lugar fuera del área. La segunda se produjo dentro de la zona de castigo. En ninguna de las dos se aprecia con claridad si hay o no infracción, por lo que no cabe achacar demasiado a Del Cerro Grande, que con un arbitraje a ratos extraño acabó acertando en las otras dos jugadas polémicas que hubo, anulando al Athletic un gol en el que Laporte se apoyó sobre Ansotegi y otro a la Real por clara posición de fuera de juego de Vela.
Arrasate fue rectificando poco a poco su apuesta inicial, la que modificaba el plan habitual de la Real, incluso sorteando obstáculos. Primero colocó a un delantero centro, Aguirretxe, y quitó a uno de los muchos centrocampistas que tenía, aunque sorprendió que el elegido fuera Canales y no, por ejemplo, un intrascendente Xabi Prieto. Después colocó sobre el césped a Rubén Pardo (a quien le cuesta entrar en los partidos cuando sale para arreglar tanto desaguisado), y aunque probablemente el elegido en condiciones normales habría sido Zurutuza, tuvo que salir del campo De la Bella, con molestias en el muslo. Ese cambio confirmó las deficiencias que hay en la plantilla de la Real y en las convocatorias de Arrasate, pues la Real acabó el partido con Iñigo Martínez en el lateral izquierdo y Markel como central. Cabe preguntarse si lo mejor para el equipo pasa por sacar de su posición al mejor central y si el papel de Markel en el centro es tan imprescindible para darle la etiqueta de intocable cuando al menor contratiempo en la defensa, y ya van dos semanas seguidas que suceden, se le acaba retrasando para jugar de central. Y finalmente, ya con el empate a uno en el marcador, se marchó Xabi Prieto para que Griezmann fuera el último cambio, lo cual también sorprendió aunque menos dado el estado de forma del francés.
Pero toca retroceder en el tiempo, ya que el gol de la Real llegó un minuto antes de ese último relevo. Ese gol evidenció otro aspecto del juego de la Real que se estaba viendo con claridad: Vela necesitaba ayuda. El mexicano asumió los galones de estrella, pero es imposible que, bajando además como lo estaba haciendo para recibir balones, creara las jugadas y además las finalizara. Agirretxe fue esa ayuda imprescindible. El delantero realista entendió los espacios que había entre la defensa del Athletic y cazó un espléndido pase en profundidad de Vela, regateó con claridad a Iraizos y consiguió el gol del empate. Una Real más reconocible, incluso habiendo cedido a su rival con cierto descaro tanto el terreno de juego como el balón, estuvo más cerca del gol cuando el Athletic quiso meterle una marcha más al partido. Pero aún así siempre dio la impresión de que la Real tiene muchos más elementos futbolísticos para ganar el partido. Lo pudo hacer si Griezmann, prácticamente en el único balón que tocó, hubiera convertido el 1-2, pero su espléndida llegada para adelantarse a la defensa devino en un cabezazo dirigido al cuerpo de Iraizoz.
Con todos los condicionantes que tiene un partido ante un rival ya casi de vacaciones, la Real generó más peligro y más ocasiones de gol que el Athletic y pudo llevarse la victoria del nuevo San Mamés en este primer derbi, pero por las razones que sea ha llegado al final de la temporada sin la capacidad de dar un paso adelante en los partidos. En Bilbao todo parecía propicio para asegurar la sexta plaza y trasladar al Sevilla toda la presión por la quinta, pero nada sucedió así para el equipo de Arrasate, que no acertó en el planteamiento inicial si se consideraba como objetivo principal la victoria (el punto no acerca en nada a la quinta plaza fuera cual fuera el resultado del Sevilla porque el empate a puntos dejaría sexta a la Real) y que complicó aún más al equipo con las sustituciones, incluso aunque la entrada de Agirretxe en el campo fuera lo que acabó dando el empate. Llámase acierto, ambición, fortaleza física o todo a la vez, a la Real le falta algo desde hace meses para dar el salto a cotas mayores. Pudo sacar más de San Mamés y en realidad renunció a hacerlo, con lo que se escapó la opción de ocupar la quinta plaza a falta de una jornada para el final y de ganar cuatro derbis consecutivos por primera vez. Aún así, es un punto más y otro año más sin que el Athletic supere a la Real en sus duelos directos. Poco premio para la capacidad real del equipo.
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