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Siempre buenas entradas en Anoeta. Aquí, ante el Getafe. |
Que algunos medios de comunicación quisieron elevar a la categoría de generales aquellos cánticos de "Illarra, muérete" que llegaron a escucharse en Anoeta en la vista del Real Madrid sólo pueden considerarse como un ataque injustificado e injustificable a una afición, la de la Real, que lleva años mostrando un comportamiento ejemplar, tanto en Donostia como en sus desplazamientos. Obviamente, aquel cántico es y siempre será censurable, sea su objetivo un ex jugador realista, un jugador de otra raza e incluso si se trata de alguien que demuestra un comportamiento deleznable en el campo. Pero aquel día, y eso no se dijo en muchos de los medios que denunciaron los cánticos, hubo silbidos a los autores del cántico por parte de la afición realista. Molesta que sea tan fácil e injusto destacar un desliz puntual y localizado y que, sin embargo, no se señale al menos con un entusiasmo parejo el comportamiento intachable de la mayoría de quienes siguen a la Real.
Y el ejemplo que deja esta temporada en ese sentido es más que evidente: Manchester. Casi 6.000 realistas acompañaron a la Real al campo más idealizado y mitificado de todos cuantos visitó el equipo en su decepcionante andadura europea. El presidente txuri urdin, Jokin Aperribay, explicó tras el encuentro que desde el United no había recibido más que elogios al comportamiento de los realistas que invadieron la localidad inglesa y que poblaron lo alto de uno de los graderíos de Old Trafford. Y, sin embargo, no sólo no se destacó su brutal muestra de cariño a unos colores sino que en la retransmisión televisiva ni se llegó a ver un plano de esa grada teñida de blanco y azul. Los medios de comunicación ignoraron después su entrega, su afición y su saber estar. Algo más se vio cuando una invasión semejante aunque algo inferior tuvo lugar en Lyon, en la previa de la Champions. Ahí, por la ubicación de la afición realista, no quedó más remedio que emocionarse cada vez que se veía un pedazo de Gerland teñido con los colores de la Real.
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Manchester alucinó con la afición realista |
Es evidente que los grandes éxodos de esta temporada se han producido en la Champions. La Real llevaba diez años sin pisar Europa y eso se ha notado en el ánimo de sus seguidores. No hay más que recordar las imágenes de la cola ante las taquillas de Anoeta (gestionada con brillantez por la propia afición). Pero si hay algo que distingue a la afición realista es que se ha dejado ver en todos y cada uno de los partidos que ha disputado su equipo. No había partido demasiado pequeño, como el de Algeciras en la Copa, ni circunstancias que lo impidieran, como la decisión del Athletic de ampararse en su estadio sin finalizar para no dar entradas a la afición de sus rivales. En todos y cada uno de los campos de la geografía española hubo siempre seguidores con la camiseta txuri urdin. Y esa imagen es siempre emocionante, porque se tiende a identificar a al afición realista con Gipuzkoa y sus gentes pero la Real es tan grande que ha convencido a muchos más lejos de aquel territorio. Por número, quizá Vallecas haya vuelto a ser el gran desplazamiento de la temporada, aunque lejos de la invasión de la 2012-2013.
La fidelidad de los realistas sigue siendo encomiable, también en casa. A pesar de que la temporada ha terminado de una forma mucho menos ilusionante que hace un año, de que dos de los cuatro partidos de Copa fueron ante rivales de una inferior categoría y de que en el último partido de la Champions en Anoeta la eliminación europea era ya un hecho, el aspecto del estadio donostiarra casi siempre ha sido más que digno. Sirve como referencia la asistencia media en Liga, que se ha quedado muy cerca de la que se registró en la temporada pasada. Si hace un año esa cifra llegaba a los 23.792 espectadores, en la campaña recién finalizada esa media en los 19 partidos ligueros se ha quedado en 23.241. Una de las explicaciones a ese descenso está en la mezcla entre el declive final del equipo y la decisión de la Liga de Fútbol Profesional de dificultar la presencia de aficionados con tres los partidos que Anoeta tuvo que acoger un lunes, ante el Elche, el Rayo y el Granada. La media en esos tres partidos es casi la mitad de la de toda la temporada y ante los ilicitanos, la peor entrada del curso, sólo hubo 10.492 espectadores.
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El mosaico en el partido de Copa ante el Barcelona. |
El promedio de ocupación, contando las 32.500 localidades de que dispone el estadio donostiarra, coloca a la afición de la Real en la sexta posición de la Liga, superada por las del Athletic (algo matizable, puesto que hasta que finalice la obra sólo tiene localidades para sus socios, lo que limita la posibilidad de que no se ocupen), Real Madrid, Atlético de Madrid, Osasuna y Barcelona. Por número absoluto, Anoeta fue el noveno estadio de la Liga con más afluencia de espectadores. El dato no es malo teniendo en cuenta que por aforo total es el décimo, habiendo superado en la asistencia absoluta al del Espanyol (40.000 localidades de aforo). La mejor entrada de la temporada fueron los 30.998 espectadores que vieron el Real Sociedad - Manchester United de la Champions. En Liga y en Copa, el rival que más interés atrajo fue el Barcelona. En la competición de la regularidad fueron 30.485 las personas que se acercaron a Anoeta, y en la del KO fueron 28.153. Unas cifras nada malas que llevan a respaldar la idea que la ampliación del estadio redundará en un mayor número de socios y aún mejores entradas.
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