domingo, mayo 25, 2014

CLUB DE CAMPO 1 - REAL SOCIEDAD 1 (4-5) La Real asalta el Club de Campo en los shoot outs

La alegría final de las neskak.
Es tan grande lo que está haciendo la Real en los últimos años que ya quedan pocas montañas que subir. Una de ellas era ganar en el Club de Campo y romper así una maldición que se ha llevado por delante algún título más de los que ya han conseguido las neskak. Pues bien, el primer partido de la final de la División de Honor ha llevado a la Real a asaltar por fin el campo madrileño, y de qué forma, gracias a un carácter indomable, a una segunda parte extraordinaria y al acierto en la tanda de shoot outs, que vino a añadir un punto más de emoción a un partido vibrante, sin demasiadas ocasiones claras y sin ningún penalti córner para ninguno de los dos equipos. La Real se sobrepuso a una mala primera mitad, en la que el Club de Campo consiguió adelantarse y consiguió un empate tan merecido que dio la sensación de que las locales se escaparon vivas.

El final enormemente feliz del partido no era nada fácil de prever en el descanso del encuentro. En los primeros 35 minutos, y aunque fue un partido algo áspero y sin demasiadas llegadas de peligro en ninguna de las dos porterías, dio la impresión de que a la Real, otra vez más, le podía pesar el escenario y el rival. Aunque en defensa las neskak parecían muy concentradas y no hacían demasiadas concesiones, no acertaban a sacar la bola jugada, dando más opciones al Club de Campo de rondar la portería de María López. Sólo alguna internada de Patri Maraña o de Lucía Ybarra por la banda derecha parecía generar alguna inquietud en el Club de Campo, pero en realidad no hubo disparos con peligro. Las locales, jugando mucho más en campo rival y robando bolas en zonas más comprometidas, acabaron adelantándose a los 17 minutos de partido, por medio de Abelairas. No es que se sufriera demasiado atrás, pero las sensaciones ofensivas no invitaban al optimismo y el gol del empate parecía muy lejano cuando los árbitros mandaron a los equipos al vestuario.

Patri, a punto de marcar el empate.
Pero todo cambió en la segunda mitad. Las realistas, que por algo son las campeonas de la División de Honor, dieron una lección de fe y coraje, y también por momentos de cómo jugar al hockey. Una impresionante arrancada desde atrás de Chiara Tiddi cogió por sorpresa a toda la defensa local. Su pase encontró el disparo de Lucía y la intervención de la portero del Club de Campo, pero la bola llegó hasta Poli Guajardo, que la envió de nuevo al área para que Patri Maraña hiciera a placer el gol del empate. Apenas se habían jugado nueve minutos de la continuación y las sensaciones eran muy diferentes a las de la primera mitad. Aunque en alguna contra el Club de Campo pudo dar algún susto importante, la Real se hizo con el mando del partido y estuvo muy cerca de culminar la remontada. La ocasión más clara fue de María Gómez, prácticamente desde el mismo lugar desde el que Patri consiguió marcar, pero esta vez la defensa estuvo acertada a sacar la bola antes de que se convirtiera en el gol de la victoria.

El primer partido de la final tuvo que decidirse en los shoot outs. Y ahí cualquier cosa podía pasar. Tras errar las dos primeras lanzadoras de cada equipo, Chiara y Poli las de la Real, llegaron los primeros goles. Se adelantó el Club de Campo, pero empató Lucía con mucha seguridad y mandando callar a la parte más maleducada de la afición local, la de siempre en este escenario, lo que soliviantó aún más a los autores de lamentables gritos que parecen más propios del hooliganismo futbolero más despreciable que de un deporte como el hockey. Volvió a adelantarse el Club de Campo, y al fallar Itxaso Sánchez el cuarto lanzamiento de la Real las locales tuvieron un match ball. El impresionante esfuerzo de María hizo que la lanzadora madrileña no encontrara los huecos y, aunque finalmente marcó, lo hizo fuera de tiempo. La responsabilidad de hacer el empate fue para María Gómez y no falló, aunque transformó la igualada con mucho suspense, tras una primera parada de la guardameta y casi sobre la bocina.

Así celebró María el gol que finalmente fue decisivo.
Al arrancar la segunda tanda, el orden varió. La Real tiró primero y Lucía dio una brutal muestra de personalidad al ser la primera lanzadora. Ante los gritos cada vez más intensos de esa ruidosa y no siempre correcta afición local, la realista volvió a marcar con una seguridad aplastante. Llegó el empate a tres en la tanda, Chiara se sacó la espina de su fallo inicial poniendo el 3-4, el Club de Campo volvió a poner las tablas en el marcador y María volvió a marcar, como ya hiciera en la primera tanda después del rechace de la portera, a la que regateó con maestría, y casi sin tiempo. La victoria quedaba en manos de María, que consiguió detener el lanzamiento definitivo y mandar la bola lo suficiente lejos como para que la segunda intentona de la jugadora local no cogiera después portería. La Real ganó por un total de 5-6, 4-5 en la tanda, y sumó su primera victoria en esta final. La semana que viene las neskak tendrán dos opciones de levantar de nuevo la copa que confirmaría lo que ya todos sabemos, pase lo que pase en los dos partidos que quedan, que éstas son nuestras campeonas.

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