
El Comité de Competición ha decidido que no hay motivo alguno para pensar que Lorenzo Sanz compró o intentó comprar para el Málaga partido alguno de la pasada temporada. No estoy de acuerdo con su decisión, obviamente, y confió en que la Real la recurrirá. No porque vaya a obtener algo, no, pero sí por amor propio. Porque si había motivos para presentar esa denuncia, que los había, más aún los hay para seguir adelante con este tema. No porque se pueda lograr el ascenso a Primera División, una ilusión que la
Justicia deportiva ya se ha encargado de matar, sino porque es necesario por el bien del fútbol. Sinceramente, yo me conformaba con una sanción económica, un simple lavado de cara que reconociera los hechos, a pesar de que el reglamento tenga unas previsiones totalmente distintas. Algo que dijera que hay una actuación por debajo de la mesa. Pero ni eso.
Confieso que tenía ciertas ilusiones en la decisión del Comité. Durante los últimos días había signos positivos para el futuro de la Real. Que si estaba sobre la mesa el estudio de una Liga de 21 equipos en Primera, que si así se garantizaba que no habría protestas en Málaga... Incluso que la Real no haya cerrado los fichajes de jugadores libres como Iván Campo o Moha me hacía pensar que en el club se esperaba con cierta esperanza el fallo de Competición, algo que corroboraron en las horas previas a la decisión final tanto el portavoz del Consejo como Juanma Lillo. Colocar a la Real en Primera sin descender al Málaga incluso solucionaba la papeleta que ahora le espera al Comité de Apelación con el Cádiz, al que le podría haber dado la razón sin descabalar la Liga en Segunda. Pero no. Competición no ve motivos para sancionar al Málaga o a Lorenzo Sanz.
Con cinco folios, el Comité despacha el caso y dice que no cabe sanción alguna para nadie. El propio texto de Competición, más que un rechazo a las tesis de la Real, son una agresión en toda regla. Una agresión no sólo a la Real (a la que sibilina y sutilmente acusa casi de comprar al agente para que denunciara al Málaga; pero, y lo digo a sabiendas de que si lo hiciera podría haber sanción para la Real, ni ahí tiene el Comité la suficiente valentía como para actuar, se limitan a tirar la piedra y esconder cobardamente la mano, como han hecho en todo este asunto), sino al espíritu deportivo en sí mismo. Y eso es lo más grave. Otros han intentado insultar a la Real (no insulta quien quiere, sino quien puede), pero resoluciones así apuntan claramente a la destrucción de lo poco que queda de deporte en el fútbol.
Olvidemos por un momento todas las motivaciones que pueda esconder este caso, todos los intereses ocultos y públicos que puedan existir. Olvidemos por un momento que la Real se agarraba a esta opción para subir a Primera, que para el Málaga la consecuencia podría haber sido regresar a Segunda. Olvidemos que se haya dicho que es una venganza personal del agente José González contra Lorenzo Sanz. Olvidemos todo eso. Sin eso, y una vez escuchada la dichosa grabación con la que empezó todo este embrollo allá por la primera semana de junio, lo que es innegable es que Lorenzo Sanz habla de primas a terceros. Por ganar y por perder. Al Tenerife, que jugaba contra la Real, y al Sevilla Atlético. Es innegable.
Pero, en una pirueta sólo posible en el mundo del fútbol y, quizá, sólo en el fútbol español, el Comité lo niega. Estos señores que deben velar por la limpieza de la competición afirman que "la propia conversación está llena de hipótesis, conjeturas, posibilidades abiertas, afirmaciones y negaciones y no puede inferirse de la misma ninguna actuación ilícita" y sentencian que "inferir a partir de la conversación transcrita que el club denunciando ha podido contribuir, aun en grado de tentativa o ideación, a alterar deportivamente un resultado, es un ejercicio de laboratorio insostenible".
Conclusión, el Comité acaba de legalizar
de facto la compra de partidos siempre y cuando no se publicite con todo lujo de detalles. Mientras no haya una grabación en la que el presidente de un equipo concreto diga "os vamos a pagar x euros para que os dejéis perder", el Comité no se dará por enterado ni tampoco investigará la cuestión. No bastará tampoco que lo diga alguien claramente relacionado con un club, tendrá que ser su máximo dirigente. Competición ni siquiera entra a evaluar la relación de Lorenzo Sanz con el Málaga. Para qué, claro, si estaba decidido de antemano que no iba a haber sanción... ¡Queda oficialmente inaugurada la barra libre para comprar partidos, amigos presidentes del fútbol español! ¿O ya lo estaba y lo que hay en este mundo es una vista gorda escandalosa?
Pero es más, el Comité casi implora a los intermediarios, en especial a los agentes que se vean envueltos en casos así que no denuncien y que mantengan, de existir, sus comportamientos ilícitos. Lo hace con los palos que le da a José González ("por más que invoque su condición de agente, no actúa en cuanto a tal", dicen de él; ¿qué importancia tiene eso?, me pregunto yo) y porque censura su "atípica e incomprensible" conducta al denunciar. El papel de José González, según su denuncia, era el de mediador entre el Málaga y el Sevilla Atlético y el Tenerife. Y el Comité lo tiene claro. Si un agente es contactado para comprar partidos, que no se le ocurra cambiar de opinión. De lo contrario, su conducta sería "errática". ¿Le importa más al Comité que González "parece haber dejado de actuar independientemente del referido club (la Real)" que la posibilidad de que su denuncia sea cierta? Inaudito.
Dos detalles más sirven para pensar que algo huele realmente mal en todo este asunto. En primer lugar, que el propio Comité utilice uno de los cuatro escasos puntos de la argumentación jurídica de su fallo para justificar su inaceptable retraso en decidir. Como si la entrega de una denuncia en "otro departamento" pudiera retrasar tanto un caso. No puede haber nadie que se crea eso, de verdad. La explicación más obvia, y en eso seguro que coincidirá conmigo cualquiera, es que lo han retrasado para que el tiempo juegue en contra del recurso. Para que se acabe la Liga, para que se hagan las inscripciones de los equipos en la correspondiente división, para que la Ley Concursal paralice la capacidad de la Real de acudir a la Justicia ordinaria. Si esto pasa en marzo, lo normal es que se hubiera resuelto en una semana. Pero sucedió con la Liga casi finalizada. Y eso ha sido una losa insalvable para la Real.
Y el segundo asunto que indica que algo turbio se mueve por estos lares. El periódico que menos eco se ha hecho de todo el proceso es, precisamente, el que logró la filtración de la resolución del Comité.
Marca fue el primero en dar la noticia cuando hasta ahora había echado toda la tierra que había podido sobre este asunto (un mal que ha afectado también a demasiada prensa guipuzcoana, que ha encontrado en este asunto un motivo más para atacar a Iñaki Badiola incluso por encima de los intereses y las auténticas posibilidades de la Real). Yo no acuso a nadie, porque nada sé (cosa bien distinta sucederá en algunos despachos del fútbol español, claro...) pero ¿soy el único al que le parece sospechoso?
Cuánta cobardía, cuánto oscurantismo, cuando inmoralidad y qué poca Justicia. Suerte para todos el año que viene. Por lo visto, algunos la vamos a necesitar más que otros. Pero resistiremos. El corazón txuri urdin seguirá latiendo con más fuerza que nunca.
Nota: El siguiente vídeo, subido en Youtube, contiene el corte de audio de la conversación entre Lorenzo Sanz y el agente (y las mofas de algunos supuestos profesionales de otro medio que ha preferido reírse en lugar de investigar, la cadena SER). Que cada cual juzgue sin que la pasión le nuble.