miércoles, marzo 14, 2007

La indudable influencia arbitral

No me voy a cansar de insistir en que los arbitrajes que está sufriendo la Real esta temporada rayan en lo absurdo. Porque los realistas hemos visto casi de todo en los 28 partidos (26 de Liga y dos de Copa) que se han jugado hasta ahora. Dicen que al final de una temporada, los errores y los aciertos se equilibran, pero los que hemos visto todos los encuentros de la temporada sabemos que esta vez al menos no es verdad, que estamos aguantando cosas increíbles, y los jugadores lo corroboran semana tras semana en sus declaraciones tras los partidos. El último ha sido Garitano, quien ha asegurado que Pérez Burrull les amenazaba durante el partido. Ojalá sea el último en el que sucede algo así, que pocos puntos se puede permitir ya perder la Real. De acuerdo, no somos el mejor equipo de Europa, pero no por eso debemos olvidar el papel de los árbitros. Indudable y determinante a veces.

Si de puntos que han volado se refiere, hay que recordar que la Real podría tener ahora mismo seis puntos más que los que actualmente tiene, y qué distintas se verían las cosas con seis puntos más. A favor, sólo ha recibido ayudas que tuvieran incidencia en el resultado en un partido, ante el Osasuna, un penalti que no fue tal sobre Xabi Prieto. En contra hay que recordar el partido ante el Athletic de Bilbao en San Mamés (mano de Adúriz que se convierte en penalti en contra), el Villarreal en Anoeta (gol con la mano), el Barcelona en el Camp Nou (gol de Ronaldinho con Gudjohnsen en fuera de fuego delante de Bravo), el Racing en El Sardinero (penalti inexistente en el último minuto), el Real Madrid en Anoeta (penalti a Herrera de Sergio Ramos) y el Zaragoza en La Romareda (penalti inexistente de Bravo a Milito).

Pero es que, además de eso, hemos visto cosas increíbles. A esta última denuncia de Garitano hay que añadir, por ejemplo, el linier que insultó a Kovacevic en el partido disputado en Anoeta contra el Deportivo de la Coruña (aunque Darko no quiso explicar después lo sucedido en rueda de prensa, se puede leer en sus labios cómo le relata al árbitro durante el partido: "no le he dicho nada y me ha insultado"). O tomaduras de pelo como el arbitraje en Anoeta contra el Zaragoza, con aquel penalti de Gerardo no sabemos muy bien por qué y la expulsión a Diego Rivas por una falta que no cometió. Y eso por no acordarnos de los dos arbitrajes de Copa, que parecían tener como único objetivo eliminar a la Real. Los árbitros suelen pedir respeto, pero ellos también deben tenerlo a los demás profesionales y a los espectadores. Y por desgracia no suelen demostrarlo. Ojalá que la cosa cambie a partir de ahora.

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