lunes, diciembre 31, 2012

Diez momentos inolvidables para la Real en 2012

Se acaba 2012. Para la Real ha sido un año de transición, como lo fue 2011. No se consiguieron grandes logros, pero sí una permanencia en Primera algo más holgada que la obtenida un año antes. Hubo pequeños grandes momentos para recordar, pero falta todavía por dar ese ansiado salto de calidad que se viene prometiendo (y frenando) desde hace demasiado tiempo. 2012 ha sido un año con momentos extraordinarios, con otros terribles, con muchos debates en torno a la figura del entrenador y que acaba, eso sí, con la posibilidad de que 2013 sea un año mejor. A la espera de ver su resultado dentro de algunos meses, con el final de la temporada, estos son los diez momentos que marcan el año que está a punto de acabar.
· El deplorable 6-1 en Mallorca (10 de enero)
No pudo empezar peor el año. Una eliminatoria de Copa que parecía encarrilada con el 2-0 de la ida, y después de haber eliminado previamente al Granada para romper una maldición de 23 años sin superar a un equipo de Primera en esta competición, se emborronó de la forma más vergonzosa posible. Porque Ifrán adelantó a la Real en aquel partido de vuelta, poniendo un 3-0 en la eliminatoria que casi todos vimos como definitivo, soñando con una Copa gloriosa por el derbi con el Athletic que esperaba en la siguiente ronda y un camino relativamente fácil hasta la final. Pero cuatro goles en seis minutos le dieron la vuelta al marcador antes del descanso. En la segunda mitad cayeron dos más sin que ni los jugadores ni Montanier fueran capaces de reaccionar. Y así la Real sumó otro deshonroso episodio en esta competición. Nada nuevo en el horizonte, pero sí más vergonzoso.
· La irrupción definitiva de Pardo (13 de febrero)
Tras incorporarse al primer equipo en pretemporada, aún con dorsal del Sanse y después de ser campeón de Europa sub-19 con España, la afición ardía en deseos de ver a Pardo con la camiseta txuri urdin. Montanier le ocultó durante demasiado tiempo, hasta que las lesiones no le dejaron más opción que ponerle en el once. Jugó primero en el Camp Nou, donde la Real perdió por 2-1 aunque no creyó en la posibilidad de sacar algo. Fue unos días más tarde, en Anoeta y contra el Sevilla, cuando Pardo se destapó como lo que es, un jugadorazo. Lo hizo todo bien, maravillosamente bien, enamoró a la afición realista con su técnica, sus cambios de juego, su visión y su fútbol, y coronó una gran actuación con un golazo desde fuera del área. Su celebración, la de un chaval de 19 años cumpliendo un sueño, fue un momento inolvidable. Por sorprendente que pueda parecer desde fuera, Pardo ya no volvió a ser titular en toda la temporada y solo una nueva plaga de lesiones le colocó en el once en la actual.
· Otro atraco en el derbi (4 de marzo)
Empieza a ser tristemente habitual, y no hay más que revisar la hemeroteca para comprobarlo, que en el derbi contra el Athletic de Bilbao, especialmente en San Mamés, pasen cosas raras que alteran el marcador y no precisamente a favor de la Real. Así ha sucedido en cinco de los últimos ocho jugados al otro lado de la autopista. Mateu Lahoz, un árbitro ensalzado por difícil que sea comprender las razones, rizó el rizó en el derbi de este año en Bilbao. Con el Athletic ya por delante en el marcador, y nada más iniciarse la segunda mitad, Vela marcó el empate. Como se pudo comprobar en algunas imágenes emitidas después, Mateu Lahoz lo vio. Pero decidió hacer caso a un asistente que, según él mismo dijo, ya se la había liado en otros partidos en jugadas similares. No dio el gol aunque el balón entró. Unos minutos después, el jugador más expulsado de la historia del Athletic, Amorebieta, golpeó en un salto a Xabi Prieto, pero Mateu no pitó falta, la jugada continuó y Mikel González derribó a Muniain. En esa falta, sí señalada, el Athletic marcó el 2-0 definitivo.
· La ola de Anoeta (1 de abril)
Minuto 52 de la jornada 31 (aunque partido número 30 de la temporada por la huelga de la jornada inaugural). Vela hace el 4-0 ante el Rayo Vallecano y Anoeta lo celebra haciendo la ola. La afición realista necesita muy poco para arropar al equipo. Aquel día estaba viendo una contundente goleada lograda con mucho sentido común en su alineación y en su juego, algo que no había visto demasiado en toda la temporada. Esa ola sorprendió porque llegó en plena marejada. Se armó un considerable revuelo durante la semana anterior porque muchos jugadores realistas salieron de juerga por Madrid tras caer en el Santiago Bernabéu por 5-1. Montanier como entrenador y Aranburu como capitán tuvieron que dar una rueda de prensa para dar explicaciones. Y en el campo la respuesta fue este 4-0, en el que Griezmann, autor del tercero, celebró su gol con Montanier y, después, la piña de todo el equipo. La Real, como casi siempre, respondió con fútbol en un momento desesperado, cuando la temporada en realidad estaba ya prácticamente acabada, sin sustos por abajo y sin aspiraciones por arriba.
· "Montanier, dimisión" (10 de abril)
No hubo que esperar mucho, apenas nueve días, para comprobar que la grada está con su equipo en todas las circunstancias, pero discute a su actual entrenador con bastante intensidad. Jugaba la Real contra el Betis, sin hacer un buen partido. Pudo adelantarse de penalti, pero sin Xabi Prieto en el campo fue Agirretxe quien lo lanzó. El portero bético no se tragó su paradinha. Ya en la segunda parte, compensó su error haciendo el 1-0 en una bonita jugada colectiva. Pero poco después el Betis empató, sin que pudiera hacer nada para impedirlo Zubikarai, que jugó por una injusta sanción a Bravo. Anoeta respondió a ese empate con los conocidos gritos de "Montanier, dimisión". No era la primera vez que se escuchaban, ni tampoco fue la última a lo largo del año, pero sí fue la ocasión en que se sintieron con más fuerza y parecieron más mayoritarios. El técnico de la Real estaba en entredicho, sigue estándolo en realidad. Aquello provocó que, al finalizar la temporada, el club tuviera que emitir un comunicado para confirmar su continuidad, aunque tenía contrato en vigor.
· Agur, Aranburu (12 de mayo)
Con el final de la Liga, llegó una noticia que en cierto modo era esperada pero no por ello resultó menos emotiva. Aranburu, capitán de la Real, colgaba las botas después de 14 temporadas en la Real y 427 partidos. Su despedida fue sencilla, humilde, como corresponde a un jugador así de un club como el nuestro. Pero fue hermosa y casi perfecta. Casi porque Aranburu estuvo muy cerca de conseguir un gol, el que hubiera sido el número 33 de su carrera, ante un Valencia que llegó a Anoeta con la temporada ya terminada. Aranburu no marcó pero hizo un último partido grande. Estuvo entre lo mejor de la Real, demostrando que, a pesar de la gravísima lesión de rodilla que sufrió, se fue porque quiso, no porque el fútbol le retirase. Se marchó del terreno de juego en medio de una ovación inolvidable y dejó su puesto en el campo a Pardo, lo que fue difícil no entender como el más hermoso relevo generacional de un club de cantera como siempre será la Real. Fue manteado y dio la vuelta de honor al campo que solo los más grandes tienen derecho a hacer. Y la gente no dejó de aplaudir para agradecerle tantos años en la Real.
· Vela y la ambición de la dirección deportiva (19 de julio)
Que la temporada 2011-2012 acabara plácidamente para la Real es algo unido al rendimiento que ofreció Vela. El jugador cedido por el Arsenal tardó en arrancar, pero, tras romper su mal fario de cara a la portería contraria, marcó doce goles en 26 partidos y fue el máximo goleador de la Liga en la segunda vuelta solo por detrás de los monstruosos Messi y Cristiano Ronaldo. Al estar cedido, en junio se marchó. Pero la dirección deportiva y el Consejo de la Real fueron ambiciosos. Loren y Aperribay lucharon por el regreso de Vela. Y lo consiguieron, además, por un precio ridículo en función del rendimiento que había mostrado y los precios actuales del mercado. La Real este verano tiró por elevación y consiguió lo que buscaba. Los fichajes generaron entusiasmo en la afición. Pero dados los antecedentes, lo que casi nadie esperaba es que Vela se convirtiera en un jugador propiedad de este equipo que tan poco tiempo atrás estaba penando en Segunda División y en pleno proceso concursal. Y es que en el verano de 2012 la dirección deportiva hizo un trabajo espléndido.
· Aplastante victoria en el derbi (29 de septiembre)
Ganar el derbi es siempre una de las mejores noticias del año. Pero ganarlo como lo ganó la Real es un plato mucho más placentero. La superioridad con respecto al Athletic fue brutal, absoluta y contundente. Zubikarai suplió al lesionado Bravo y el equipo bilbaíno no fue capaz ni de disparar entre los tres palos para probarle. La clave estuvo en la intensidad que tantas veces se ha reclamado a este equipo. La Real salió a morder desde el minuto 1. Y tardó en hincar sus dientes en los bilbaínos, a pesar de que tuvo sobradas ocasiones de marcar. Tras el descanso, la Real metió una marcha más al ya revolucionado ritmo de la primera mitad y entonces cayeron los goles. Griezmann, que por fin tuvo un derbi en el que fue decisivo, culminó una preciosa jugada en combinación con Agirretxe para hacer el primero. Poco después Amorebieta despejó un buen disparo de Xabi Prieto con el codo. Penalti y segunda amarilla. Vela le pidió el balón al capitán y el mexicano hizo el 2-0 final. Pudo marcar más goles la Real, los mereció, pero el derbi acabó con 2-0 y una sensación de aplastante superioridad sobre el rival.
· La Real descubre su verdadero potencial (19 de noviembre)
Algunas de las decisiones más controvertidas de Montanier en sus dos años en la Real pasan por la elección de los jugadores que tienen que mandar en el centro del campo del equipo. Su preferencia por Elustondo y Markel see encontró con la lesión de ambos. No le quedó más remedio que colocar a Illarramendi de cuatro (en su primer año, prefirió incluso a Mariga) y a Pardo a su lado. Y con esa fórmula la Real encontró el fútbol que muchos pensaban que tenía y que no había mostrado más que a cuentagotas. El Rayo Vallecano lo sufrió en sus carnes y nunca supo cómo parar semejante vendaval. El partidazo de Pardo fue descomunal y comenzó dando una asistencia a Ifrán, que marcó, pero Mateu Lahoz vio mano y lo anuló. Ifrán le dio a Vela el 1-0 y Pardo asistió para que el mexicano lograra el segundo. Ya en la segunda parte, Mikel González coronó un contragolpe que él mismo inició y Pardo, otra vez Pardo, le dejó en bandeja el 4-0 a Chory Castro. Qué fútbol tiene esta Real.
· El gol de De la Bella en el 2-5 en Mestalla (1 de diciembre)
Otra muestra de la capacidad de la Real llegó en Mestalla. Después de diez meses sin conocer la victoria fuera de casa, la Real ganó, y ganó bien, en Málaga. Su siguiente salida, Valencia. Que Soldado marcara en el primer minuto hizo temer lo peor. Pero el equipo txuri urdin reaccionó con una inmensa categoría y con el carácter que muchas veces se dice que no tiene. Mereció empatar, se ganó remontar, pero no tuvo suerte en la práctica totalidad de la primera mitad, hasta que el Valencia se quedó con diez por la autoexpulsión de Jonas. Empatar antes del descanso tuvo efectos impresionantes en el conjunto de Montanier. Y más teniendo en cuenta cómo empató. De la Bella encaró a Alves y le dejó roto con un regate sin tocar el balón para marcar a placer. Qué golazo. Qué obra de arte. Luego cayeron cuatro goles más, de Mikel González, Ifrán, Agirretxe y Vela de penalti. Pero todo empezó con la maravilla de De la Bella, comparable a la de quienes copan los titulares de los medios con goles mucho menos bonitos.

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