jueves, enero 03, 2013

Una enorme oportunidad de crecer

"Crecer" es una de las palabras que más se vienen repitiendo en el entorno de la Real desde que se produjo el ascenso a Primera en 2010. Esa palabra ha servido para describir lo que tenía que hacer el equipo txuri urdin, no ya solo para subsistir, sino para ir recuperando en la máxima categoría del fútbol español el lugar que le corresponde por historia. Pero, y esta es la parte negativa de la comprensión que se tiene con el equipo (merecido en muchas ocasiones, todo hay que decirlo), también ha sido una excusa para explicar sus momentos de debilidad. Como estamos creciendo, por lo visto no se le puede exigir a este equipo que llegue a algunas cotas más altas de lo que se le admite simplemente como válido. Pues bien, este 6 de enero va a ser un paso más en ese camino. Y lo va a ser para bien o para mal. El partido de ese día es una enorme oportunidad de crecer de verdad o de seguir agarrándonos a ese crecimiento como un proceso que puede alargarse hasta el infinito para explicar que no termine de llegar el salto que este equipo ya está preparado para dar.

No creo que haya que insistir en la importancia histórica que han tenido los duelos contra el Real Madrid. Desde que abandonó la Segunda División, la Real ha acumulado dos ridículos consecutivos en el Bernabéu. No por las goleadas que encajó, que siempre entran dentro de lo posible en un estadio como este, sino por la absoluta falta de resistencia, de dignidad, de capacidad de competir, que evidenció el conjunto txuri urdin ante el Real Madrid. Una vez más hay que insistir en que no es cuestión de ganar o perder, porque es evidente que la inmensa mayoría de los equipos que visitan el coliseo madridista salen derrotados, muchos incluso goleados. Se trata de defender con orgullo una camiseta. De demostrar que se disputa ese partido con la intención de ganarlo. De gritar a los cuatro vientos que el Real Madrid tendrá que sudar sangre para conseguir los tres puntos. Eso es lo que no hizo la Real de Lasarte hace dos años, 4-1 con gol de Arbeloa en propia puerta, y lo que aún menos mostró la de Montanier hace uno, 5-1 con un tanto de Xabi Prieto rebotando en Ramos. No puso lo que había que poner y se escudó en el crecimiento que estaba por llegar.

Pero ahora el momento actual de uno y otro equipo invita a pensar en que, efectivamente, se presenta una oportunidad de oro para hacer algo diferente. Algo bonito. Algo grande. Xabi Alonso salió de Anoeta, donde jugó con la Euskal Selekzioa frente a Bolivia, asegurando que el Madrid necesita los puntos más que la Real. Los blancos han perdido ya cuatro partidos en Liga y se han dejado dos empates en el Bernabéu. Mourinho no podrá contar con sus dos centrales titulares, Ramos y Pepe, sancionados por acumulación de amonestaciones, y podría repetir la polémica suplencia de Casillas en Málaga. Y ha sumado cuatro puntos menos que la Real en las últimas cinco jornadas. El equipo txuri urdin, en cambio, lleva siete semanas sin perder. Su juego ha crecido. Ha ganado recientemente, y de qué forma, lo tenemos todos en la memoria, en los estadios de dos equipos de Champions, La Rosaleda y Mestalla. Y se presenta en el Bernabéu, con bajas, sí, pero con una generación de jugadores que, excepción hecha de Xabi Prieto en su debut (aquella maravillosa paradinha de la foto en aquel gran 1-4), nunca ha brillado en un coliseo de la entidad del madridista.

Cuando acabe el partido, el domingo a las siete de la tarde no quiero empezar a escuchar que no era un partido de nuestra Liga. Que somos un equipo joven. Que estamos creciendo y que esto nos ayudará a aprender. Que el Madrid es un gran equipo y el Bernabéu uno de los campos más complicados del mundo. Todo eso ya lo sé. Pero no quiero escuchar las excusas de siempre. No lo voy a aguantar otra vez, por tercer año consecutivo. Lo que quiero es que, independientemente del resultado, la afición del Bernabéu sufra por el desenlace del partido. Que vea a un equipo serio. Que entienda las razones por las que la directiva del Madrid ofreció dinero por tres jugadores que apenas tenían partidos en Primera División. Quiero que recuerden a la Real de otros tiempos. Quiero ver a la Real de ahora jugando como sabe y puede hacerlo. Quiero ver ambición en el planteamiento de su entrenador. Y quiero ver a sus jugadores dignificando el escudo que llevan sobre el corazón, el mismo que llevamos todos. No quiero ver a un equipo que se conforme con menos de eso. Porque si lo veo, empezaré a tachar el partido del Bernabéu con la misma facilidad con la que tachamos la Copa. Y es un partido demasiado bonito como para prescindir de él de esta triste manera.

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