Kovacevic, en el único precedente en Miranda, en la 2004-2005. |
Ante un partido de esta trascendencia histórica, era lógico pensar que Imanol iba a desplazar a Miranda de Ebro a todos los jugadores disponibles, y así lo ha hecho. Son 21 los efectivos que todavía pueden meterse entre los 18 escogidos, puesto que ya se han sumado a la dinámica del grupo tanto Llorente como Zurutuza, aunque ambos parece claro que estarán entre los tres descartes que hará el técnico txuri urdin al llegar a Anduva. Probablemente, el tercero que se quede fuera será uno de los laterales que hasta ahora tienen etiqueta de reservas, Gorosabel o Aihen, y que toda la pólvora esté disponible en el campo y en el banquillo por si el partido requiere una machada de última hora. El único que no entrar en el grupo es Illarramendi, ahora mismo el único inquilino de la enfermería realista. El resto, todos los que están en plenas facultades, estarán dispuestos para poner su granito de arena en el objetivo de llegar a la final.
Lógicamente, Imanol apostará por un once muy cercano al de su ideal, y eso significa que solo parece haber una duda, más aún por el hecho de haber tenido tiempo más que de sobra para recuperar después del partido de Liga ante el Valladolid, 48 horas más que el Mirandés. Así, Remiro estará bajo palos, con una defensa formada por Zaldua y Monreal en los laterales y en el centro Aritz y Le Normand, el único que ha jugado todos los minutos de la Copa hasta ahora. Zubeldia estará en el centro del campo, flanqueado por Merino y Odegaard. Parecen seguros Oyarzabal e Isak, y el más descansado Portu y el enrachado Januzaj se juegan la última plaza del once. De ser así, la responsabilidad en el banquillo para el hipotético caso de que sea necesario poner sobre el césped poder goleador recaería en Barrenetxea y el todavía algo perdido Willian José, a quien Imanol todavía tiene que recuperar para la causa, como ha hecho con el propio Januzaj en los últimos partidos.
La trayectoria de la Real en la Copa es inmaculada y ha ganado los seis partidos que ha jugado. Tres de ellos, fuera de casa: 0-8 al Becerril, 0-4 al Ceuta y 3-4 en el Santiago Bernabéu, con una media goleadora brutal a domicilio. El Mirandés, por su parte, ha ganado cinco de sus seis partidos, solo ha perdido contra la Real en la ida de estas semifinales, y ha superado en Anduva a tres equipos de Primera División. El equipo txuri urdin llega a este encuentro después de tres victorias consecutivas en Liga y mirando a Europa, tres puntos por detrás del tercero y con un partido menos, el burgalés en mitad de la tabla de Segunda, seis por encima del descenso y a cuatro del play off de ascenso, sumando nueve jornadas sin ganar y sin haber vencido en Anduva en Liga en lo que llevamos de año. El 1-0 le vale al Mirándes para pasar, pero si la Real marca un gol ya obliga a los locales a ganar por dos goles si quieren acceder a la final. El 2-1 lleva a los penaltis.
Aunque el 2-1 parezca un resultado común, a lo largo de su historia en la Copa la Real solo ha defendido esa renta después de jugar el primer partido en casa en tres ocasiones, y siempre sin estar vigente el sistema que da valor doble a los goles marcados en campo contrario en caso de empate, lo que implica que no se juega de la misma manera. Y el saldo es negativo para el conjunto txuri urdin. Solo se superó la eliminatoria con ese resultado en la ida en los cuartos de final de la temporada 1940-1941, cuando al 2-1 en Atocha le siguió un 0-0 ante el Atlético en Madrid. En la campaña 1979-1980, el duelo que deja un parecido más claro por varias razones, la Real cayó en semifinales y ante un Segunda División, el Castilla, tras perder 2-0 en el encuentro de vuelta jugado en el Bernabéu. El último precedente es en la Copa 1991-1992, con el Logroñés remontando el 2-1 de la ida con un 3-1 logrado en Las Gaunas.
Esta es la decimoséptima semifinal de Copa que juega la Real. El equipo txuri urdin superó esta ronda en cuatro ocasiones, en las temporadas 1927-1928, 1950-1951, 1986-1987 y 1987-1988. Un dato para la esperanza, en todas ellas salió triunfante jugando el partido de vuelta lejos de San Sebastián, y en tres de ellas después de lograr el triunfo en casa. De los dieciséis precedentes, solo en tres de ellos se quedó la Real sin marcar en el partido jugado lejos de su campo, y la última vez que eso sucedió fue en la temporada 1968-1969, cuando el Elche logró un 3-0 que compensó el 4-1 de Atotxa y desembocó en un partido de desempate que cayó del lado ilicitano. Las dos últimas veces que la Real jugó el partido de vuelta de una semifinales lejos de su casa alcanzó la final, en 1987 después de vencer 0-1 en San Mamés al Athletic y en 1988 con el histórico 0-4 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Esta será la segunda ocasión en la que la Real visita el campo del Mirandés, y de nuevo lo hará en la Copa del Rey. El resultado de aquel partido, aunque dio con los huesos de los realistas en la calle, le valdría en esta ocasión para alcanzar su quinta final de Copa. El partido de aquella ronda a partido único en la temporada 2004-2005 acabó con empate a cero. El partido se jugó sobre un campo impracticable y se decidió en la tanda de penaltis. El portero del Mirandés, Triviño, se convirtió en el héroe local al detener tres lanzamientos desde los once metros, la última de esas paradas a De Paula. Dicho de otra manera, y después de dos encuentros jugados tras el partido de ida de esa misma ronda, el Mirandés nunca ha ganado a la Real en el tiempo reglamentario de un encuentro. Más datos para la esperanza antes de un encuentro que tiene que ser histórico para la Real.
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