La Real no sabe ganar, ni con Illarra. |
Era bastante previsible que Moyes no efectuara más cambios que los necesarios en el once con el que ha elegido comenzar la temporada, y así está siendo. La presencia de Illarramendi y Pardo en el doble pivote, y más habiendo tenido dos semanas para preparar la visita al Villamarín, ha podido a los miedos habituales de los últimos tiempos en la Real que llevaban a buscar un fortalecimiento de esa línea con Markel, que incluso se quedó fuera de la convocatoria, junto a Zurutuza, algo que no termina de explicarse. Reyes, Vela y Bruma fueron titulares a pesar de haber entrenado muy poco con el equipo tras sus compromisos internacionales. La baja de Iñigo se suplió, como cabía esperar, con Mikel González. Y sólo el lateral derecho está siendo un tanto problemático para el técnico escocés, que aún no ha podido contar con Carlos Martínez y que no quiso arriesgar con Zaldua, al que dejó fuera de la lista para entrara en el once de nuevo Aritz Elustondo. Pero algo no funciona, y que Agirretxe fuera el mejor desde el banquillo tendría que invitar a la reflexión.
Si la Real llegaba al Benito Villamarín con las dudas de no haber visto todavía a un equipo contundente y de calidad, los primeros minutos del encuentro no fueron especialmente tranquilizadores en ese sentido. El Betis, con mucho entusiasmo, el subidón emocional de ver debutar de nuevo a Joaquín y algo de calidad en la frontal del área, superaba con bastante facilidad las lineas realistas. Ni Pardo ni Illarramendi eran capaces de frenar las acometidas béticas, los laterales sufrían y los jugadores ofensivos no ayudaban demasiado, con lo que el equipo de Pepe Mel rondaba con demasiada facilidad el área de Rulli. El meta argentino no tuvo que intervenir en la primera ocasión clara de los locales, un cabezazo fuera de Bruno pero sí, en dos tiempos a un posterior disparo de Jorge Molina. Bruma, tras una espléndida pared con Vela, tuvo la primera ocasión realista, pero su disparo se marchó al lateral de la red, cuando parecía tener opción de pase al segundo palo para que Xabi Prieto hiciera el 0-1.
Casi hasta la media hora el dominio fue del Betis, con Molina, Castro y Joaquín como puntas de lanza. En esos minutos, De la Bella se vio lastrado por una tarjeta amarilla bastante rigurosa, en una acción en la que él estaba cogiendo a Joaquín tanto como el bético al realista, aunque afortunadamente eso no tuvo incidencia en el partido. Pero ya rondando ese primer tercio del encuentro, la Real comenzó a tocar el balón, de forma esporádica pero palpable. Illarra apareció, no así Pardo con tanta claridad, y el equipo empezó a moverse en algunas jugadas como tendría que hacerlo con más frecuencia. A la espera de Vela, Bruma cogió la batuta del equipo, y moviéndose por toda la franja de ataque se convirtió en el realista más activo. Él fue el autor de un sensacional pase que Jonathas cabeceó horrorsamente mal en una posición que parecía francamente clara. Pero cuando mejor parecía estar jugando la Real, llegó el gol del Betis. Un centro de Joaquín desde la derecha lo cabeceó Rubén Castro al interior de la red. Los dos jugadores más peligrosos del equipo verdiblanco gestaron la jugada que acabaría siendo decisiva.
Ese primer gol que recibió la Real en toda la temporada parecía convertirse en ese momento en la clásica losa para el equipo txuri urdin lejos de su estadio, porque era una situación mil veces vista ya en los últimos tiempos con este conjunto, pero en apenas dos minutos Petros ayudó a la Real de una forma insospechada, viendo dos tarjetas amarillas más que claras, por mucho que protestara el Villamarín ante el arbitraje del siempre calamitoso Álvarez Izquierdo, y dejando a su equipo con diez justo antes del descanso. Así comenzó a verse, de una forma inapelable, la enorme inoperancia ofensiva del conjunto de Moyes. El Betis, jugando toda la segunda parte con un hombre menos, fue capaz de sobrevivir sin demasiados apuros, con un sufrimiento mayor por el escenario que por la presión que imprimió la Real, y se acabó llevando los tres puntos. El mal de la Real es evidente desde hace tiempo aunque Moyes no lo vea con claridad, así lo ha dicho, y es que no es capaz de generar situaciones de gol. Y las pocas que genera, no son claras. Por eso, casi nunca pareció posible que llegara la remontada, ni tan siquiera el tanto del empate.
Y aunque hay cuestiones que se le pueden achacar a Moyes, como por ejemplo el sempiterno mal de las jugadas a balón parado, porque no parece haber una estrategia bien trabajada ni lanzador alguno que sepa ejecutarla, la sensación que da la Real es la de que sus jugadores están estancados en la autocomplacencia. Jonathas pelea lo indecible, pero eso no es suficiente. Prieto se conforma con algún destello de calidad, y por eso no fue nada extraño verle al fin sustituido en el descanso. Vela, de largo el mejor jugador de este equipo, lleva tiempo sin marcar diferencias, por mucho que las lesiones y la ausencia de pretemporada le hayan lastrado. Pardo todavía no ha dado el salto de calidad, y ha de hacerlo ya por mucho que la llegada de Illarra le dé más margen para conseguirlo. Y el sostén de la Real en una segunda mitad frustrante fueron el entusiasmo de un Aritz Elustondo con el que hay que trabajar mucho más los centros al área, y el alboroto que genera Bruma, al que algo se le intuye pero que todavía no ha pasado del ruido a las nueces.
Sobra decir que la Real dominó la segunda mitad con mucha claridad, estaba claro que ese iba a ser el escenario tras la expulsión. Mel retrasó al Betis hasta su área, e incluso renunció a tirar contras, algo que sólo se atisbó ya en el minuto 86. Pero el equipo txuri urdin apenas estuvo cerca del gol. Resulta difícil de creer que la primera tentativa seria fuera un disparo cruzado de Elustondo ya en el minuto 65. Veinte minutos de superioridad habían pasado como si nada, muestra indudable de lo inane de ese dominio y de la comodidad con la que el Betis sobrevivía. Que el análisis se centre más en los jugadores que en Moyes parece obligado viendo los cambios que hizo el escocés. No sólo retiró a Prieto en el descanso por un Chory que no llegó a entrar en juego, sino que su segunda sustitución fue quitar a De la Bella (en cuanto Mel sacó del campo a Joaquín) para dar entrada a Agirretxe. La Real pasó a jugar con una defensa de tres, con Mikel, Reyes y Elustondo cambiado de banda. Y Agirretxe, que jugaba sus primeros minutos de la temporada, se convirtió en el mejor realista del partido. No es que firmara una actuación brillante, pero generó más peligro que todos sus compañeros.
Tras muchos centros, la mayoría de ellos sin peligro alguno, el único disparo que obligó a Adán a intervenir fue uno de Bruma. Todo lo demás, quitando la actuación de un entregado Agirretxe que se postuló como la solución para que al menos haya balones que inquieten a los rivales, fue un querer y no poder, un triste ejercicio de impotencia que se culminó con un balón final a la olla, lanzado por Rulli y atrapado por Adán con la única oposición de un defensa al que el guardameta abroncó con razón por complicar un lance del juego en el que ningún realista quiso entrar. La entrada de Canales por Pardo sólo sirvió para añadir un jugador más a la lista de los que no fueron capaces de demostrar sobre el césped la superioridad numérica que Patros puso en bandejay la en teoría superioridad técnica que tiene la Real. Para el colmo, el partido murió con apenas tres minutos de descuento, algo inverosímil teniendo en cuenta que el Betis dedicó toda la segunda parte a perder todo el tiempo del mundo, estrategia que le dio sus frutos, y mucho más cerca del área de Rulli que de la de Adán.
La Real de Moyes no arranca. Y no lo hace por muchas razones. La más llamativa es, obviamente, que suma ya 270 minutos de Liga sin haber marcado un solo gol, algo que obviamente imposibilita que logre victorias. Pero no marcar goles es consecuencia de que el juego del equipo no funciona. Sin la presencia de su estrella, Vela, no tiene otras alternativas para llevar balones con peligro a las áreas rivales. La entrada en el juego de Illarra tiene necesariamente que ser el punto de partida de una Real de toque y calidad, algo que se muestra tan a cuentagotas que la duda es si este equipo va a ser capaz de sostenerlo algún día durante 90 minutos. La fortaleza defensiva, a pesar de algunas dudas de Mikel González, seguirá ahí y más con el regreso de Iñigo Martínez, pero el equipo que no sabía perder ya ha perdido y no da muestras de que vaya a saber ganar. Para eso hacen falta goles. Por encima de todo, goles.
2 comentarios:
Primer partido de la temporada que veo de la Real, y muy decepcionado y preocupado. O se cambia mucho o tendremos otra temporada intrascendente--con suerte--.
Antonio, yo de momento más decepcionado que preocupado, porque el calendario era bueno para haber sumado mucho más. Pero es pronto, hay historias de sobra de equipos que no empiezan bien y acaban con éxito, y la Real lo ha hecho ya en otras temporadas no tan lejanas. A ver qué va pasando...
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